CAPÍTULO 22

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Al final, desisto y decido hacerle unos macarrones. El timbre no tarda mucho en sonar.

- Hola Jake -le saludo-.

- Hola Sara -me dice a la vez que se inclina para darme un beso-.

Se sienta en una silla mientras yo acabo de hacer la cena, pero nadie dice nada. Comemos en silencio, y así va a ser, no pienso ser yo la primera que lo rompa.

- Estaban deliciosos -dice Jake cuando ha terminado-.

- ¿Eso es todo?

- Son los mejores macarrones que he comido -continua-.

- No me refiero a eso Jake -le interrumpo-.

- Lo de ayer fue maravilloso Sara, fue la mejor noche de mi vida. Tu probablemente no te acuerdes porque ibas muy borracha y se que lo que hice estuvo mal, pero ya no hay marcha atrás, quería sentirte... -de repente se calla-.

- ¿Qué ocurre? -pregunto preocupada-.

- Mierda, las sábanas, estaban llenas de sangre y se me olvidó cambiarlas -contesta como si nada-.

Se me empieza a caer la cara de vergüenza, casi se me había pasado que la primera vez se sangra, pero bueno, es normal que se me pase, no me acuerdo de nada.

- No importa, mañana me pasaré a cambiarlas -dice de repente- Sara...

- Dime

- Se que suena a locura porque apenas nos conocemos pero eres espectacular, no dejaría que nadie te hiciese daño jamás, daría mi vida por ti te quiero Sara... Tu formas de mirarme, tu sonrisa, tus gilipolleces, eres perfecta.

- ¿Ahora que hacemos? -pregunto-.

- Si necesitas tomarte tu tiempo adelante, lo entiendo perfectamente, y si me quieres mandar a la mierda por lo que te hice también lo entendería...

- Jake, yo... quiero decir tu... tu me gustas, pero nunca he estado con nadie, bueno sí, y mira como ha acabado...

- Te puedo asegurar que conmigo no será así Sara... -dice agarrándome la mano- Ahora, tu decides...

- Cuéntame algo de ti -digo intentando cambiar de tema-.

- ¿Qué te cuente algo de mi? Esta bien. Vivo a las afueras de la ciudad con mi madre, pero paso muy poco tiempo en casa. Ella es una drogadicta y una borracha. Desde que mi padre la dejó por ponerle los cuernos ha cambiado muchísimo. A mi me encantan las motos, de hecho tengo una, y voy a todas partes con ella, cuando necesito despejarme o aclarar ideas me voy a dar una vuelta, me gusta sentir la velocidad.

Lo de la moto yo ya lo sabía, pero a Jake parece haberle preocupado mi cara de sorpresa.

- ¿Qué ocurre Sara? -pregunta preocupado- ¿Te apetece dar una vuelta? -bromea-.

- Mis padres murieron en un accidente de moto -digo sin más-.

- Vaya, lo siento mucho, no tenia ni idea...

- Yo me prometí a mi misma que jamás me montaría en una, ni me encariñaría con alguien que lo hiciese por si.... -Jake impide que acabe la frase-.

- Por si nada Sara, llevo desde los catorce años con ella, no me va a pasar nada, te lo aseguro... Tienes que superar tu miedo, y yo voy a ayudarte a que lo consigas, ¿de acuerdo?

- No esto segura... - quiero acabar la frase, pero el timbre suena impidiéndomelo- Ahora vengo -digo-.

Cuando abro la puerta casi se me para el corazón. Ahí estaba Fran, con los ojos rojos, un moratón en el labio, sangre en la nariz, y una botella de vodka en a mano.

Noto que me falta el aire cuando doy un paso hacia atrás y el se acerca a mi, sonriente.

- Lárgate de aquí, Fran -le ordeno-.



Jamás te dejaré ir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora