Capitulo 9 - Wendy

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Había permanecido toda la noche en vela, no podía dormirme, y cuando conseguía cerrar los ojos una sensación de vértigo me impedía conciliar el sueño al recordar aquel beso. No iba a mentir, tenía miedo. Miedo de lo que pudiera pasar, de no poder escapar de allí nunca. Sabía que Pan tan solo estaba jugando conmigo, me lo repetía una y otra vez a mí misma. Él sabía perfectamente cómo debilitarme, pero me prometí que no le dejaría.

Después de permanecer horas y horas en silencio y con el sueño muy lejos de mí, pude ver como el sol salía entre los árboles para colarse después por la ventana de la casa del árbol. Me levanté y me puse frente a la luz, dejando que su calidez me abrazase y me hiciese sentir paz.

De pronto, pude ver a la Sombra en lo alto del cielo, descendiendo... con alguien más. Un mal presentimiento apareció en mi mente, otro niño perdido.

Fui lo más rápido que pude hacia la trampilla para salir al exterior y dirigirme hacia la orilla de la playa, donde aquella endemoniada sombra dejaba a todos aquellos niños a los que conseguía engañar, como en su día hizo conmigo.

Al llegar pude verlo, había alguien mirando hacia los árboles, con cara de asombro y una enorme sonrisa, pero el corazón me dio un vuelco cuando pude comprobar que no era un chico, era una chica.

Ella comenzó a avanzar hacia los árboles y yo no supe que hacer. En otra ocasión hubiese tenido las cosas más claras y hubiese intentado impedírselo, pero la sorpresa me congeló cada extremidad del cuerpo, cada hueso, cada músculo... todo. No pude evitar que aquella imagen me recordase a mí, siete años atrás, inocente, introduciéndome en las profundidades de Nunca Jamás.

La muchacha, de cabellos rubios y ondulados, vestía un camisón largo y de color claro. Caminaba curiosa entre troncos y arbustos, todo parecía fascinarle. Yo me limité a mirarla, hasta que la perdí de vista.

Cuando mi cuerpo salió de su parálisis sentí como las manos me temblaban. No sabía qué hacer, hacia donde ir, por donde buscar a aquella joven engañada por los encantos diurnos de Nunca Jamás, así que decidí buscar ayuda, la ayuda de Campanilla. Giré sobre mis talones y comencé a caminar, aun que cada vez iba aumentando la velocidad hasta que casi se podría decir que me puse a correr.

Una vez allí, me introduje en la casa del árbol habitada por el hada de cabellos rubios y pude ver que esta estaba dormida. No podía esperar a que se despertase, por lo que decidí despertarla yo.

-¡Campanilla!- grité.

Ella dio tal salto por el susto que cayó de bruces contra el suelo.

-¡¿Qué?! ¡¿Qué pasa?!- preguntó desorientada, mirando hacia todas partes hasta dar conmigo.

-Hay una niña en la isla Campanilla, una niña- dije, remarcando aquella palabra.

-¿Una niña?- pregunto ella.- Pero si Pan solo trae niños- concluyó extrañada.

-Lo sé- contesté.- Por eso me preocupa.

Ella me miró pensativa y asintió, entendía a que me refería. Ninguna de las dos sabíamos por que la había traído, pero conocíamos a Pan lo suficiente como para saber que solo se salía de sus cánones si tramaba algo.

-Tenemos que ir a buscarla, esta isla no es segura para alguien que no la conoce- dije.

-Sí, tienes razón... Si nos separamos tal vez la encontremos antes.

Yo asentí, dispuesta a salir al exterior en cuestión de segundos, y ella pareció haberme leído la mente, ya que se dirigió hacia la trampilla al mismo tiempo que yo.

Cuando ya estuvimos fuera ella fue hacia la izquierda y yo hacia la derecha. Comenzamos a caminar a paso rápido hasta que nos perdimos de vista la una a la otra, y fue entonces cuando empecé a mirar hacia todas partes buscando a la muchacha. Ya había atardecido cuando pasé cerca de la cala de las sirenas, donde escuché risas. No sabía por qué, pero tenía un mal presentimiento. Se me creó un nudo en el estómago de solo pensarlo, y abriéndome camino entre los arbustos me introduje en el lugar de descanso de aquellas horribles mujeres con extremidad de pez.

Confirmé mis temores al ver como una de las sirenas le extendía la mano a la niña, que estaba peligrosamente situada al borde del agua.

-Ven con nosotras- le decía mientras extendía mas la mano hacia ella.

Esta vez no permití que el miedo me paralizase, por lo que fui hacia ella lo más rápido que pude, y por suerte logré tirar de su brazo hacia mi antes de que lo hiciese la sirena.

La joven dio un sobresalto y yo la puse detrás de mí.

-Déjala en paz- dije, sin esperar una respuesta.

Cogí a la niña del brazo y la alejé lo máximo posible de allí. Cuando ya no escuchábamos el agua ni las risas detuve nuestra caminata y me giré para mirarla de frente.

-¿Estás bien? ¿Te han herido?- pregunté.

-No... tranquila, estoy bien- dijo ella, un poco extrañada por mi reacción.

Vi como me miraba, seguramente le parecía una loca, y yo lo entendía perfectamente.

-¿Cómo te llamas?- le pregunté.

-Wendy, me llamo Wendy.

-¿Por qué has venido?

Ella esbozó una gran sonrisa y su rostro comenzó a expresar una alegría que no había visto nunca en nadie.

-Por la magia, las criaturas, todo aquí es fantástico, es como un sueño.

Yo la miré desconcertada, la verdad es que me esperaba una respuesta más común en esta isla, como "porque me sentía sola", o "porque no soporto más a mi familia", pero desde luego, la respuesta que había recibido era la última que hubiese pensado.

-¿Y tus padres? ¿Tu familia?

-¿Qué pasa con ellos?

-¿No te hacen sentir sola?- volví a preguntar.

-Oh no, nunca. Tengo a mis padres y a mis hermanos, y hace muy poco tiempo acogimos a un chico en nuestra casa, soy muy feliz, nos queremos mucho.

-No lo entiendo...- dije para mí.

-¿Qué no entiendes?- me preguntó ella, cada vez más extrañada.

No la contesté, estaba sumergida en mis pensamientos. No entendía porque estaba aquí, era feliz y tenía una gran familia que la quería. Nada encajaba, y si antes estaba extrañada al haberla visto, ahora estaba totalmente confusa. 

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The Lost Girl 2 (Fan Fiction de Robbie Kay) [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora