Día 1(todavía un poco después de las castañas)

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Una vez en el P nos colamos, porque hay una cola para entrar, menuda barbaridad chaval jajajaja. Me gustaría matizar que no había mucha cola y que no estaba demasiado definida.
Una vez dentro me encontré con una señora que iba contando, con un contador de esos, no se como se llaman, la gente que iba pasando.
Al alzar la vista me di cuenta de que estaba, quizás, ante la tienda más grande que había visto nunca. Aquello no parecía tener fin. Cinco plantas de ropa y ropa(también he de decir que la mayoría de mujer).
Subíamos por las escaleras cuando me encontré con la doble de Rihanna, se lo conté a MD pero no pareció entender el complicado mensaje.
Tras lo que parecieron horas de búsqueda por fin encontramos, en la tercera planta la zona de los pantalones.
Para encontrarla tuvimos que subir a la tercera planta, tal y como ponía en el cartel, y encontrar, entre toda aquella ropa la sección que nos interesaba. Este P es circular, por lo que teníamos dos opciones, mirar a la derecha, donde se encontraban los susodichos, o mirar a la izquierda, donde nos aguardaban unos largos minutos de minuciosa búsqueda, la cual por otro lado fue, lógicamente, inútil.
Una vez completado el círculo y situados en la zona de los pantalones nos dimos cuenta de que, si hubiésemos volteado la cabeza hacia la cabeza hubiéramos ahorrado mucho tiempo.
Mirando vaqueros skinny, para marcar bien la pantorrilla, nos dimos cuenta de que tan sólo quedaban pantalones anchos, asique nos disponíamos a irnos cuando MD dijo:
-Oye, que quiero mirar algo de maquillaje.
A regañadientes Aitana senpai y yo la acompañamos.
Tras una sección de sujetadores, en la cual Aitana senpai insinuó descaradamente que me comprase uno, llegamos a la sección de maquillaje. No puedo añadir demasiado de esta parte, ya que me puse a mirar Twitter (@migl_ngl24, este es el de verdad ;)). Tan solo que Aitana senpai murmuró que cómo estaba pidiendo a Aitana senpai consejos de maquillaje cuando Aitana senpai solo se hacía el rimel.
Antes de irnos me di cuenta de que vendían cargadores portátiles. Yo había insistido mucho a MD de que me regalasen uno por Navidad asique decidimos comprarlo a pochas, cinco euros yo y cuatro ella.
Pagamos(la cajera me echó una mirada pícara) y nos fuimos.

Aitana SenpaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora