El clítoris es el guardián de los secretos del placer femenino. Para develar todos sus misterios, hay que acercarse a él con cuidado... A continuación vamos a surcar su húmedo reino para que puedas sentarte en su trono.
La primera clave: ¿Dónde está?
Pues es esa pequeña protuberancia se sitúa en la comisura de los labios vaginales, bajo el pubis. Mide entre 3 y 6 milímetros. Aunque excitado puede duplicar su tamaño y tiene entre dos y tres veces más terminaciones nerviosas que el pene.
Hablando de tamaños, ese pequeño bultito que percibimos no es más que la punta del iceberg: el 90% de su tamaño se sitúa escondido en el interior del cuerpo. Para empezar, tiene un tronco que mide entre 25 y 35 milímetros y entre 3 y 5 mm de anchura. De ahí parten sus raíces que se extienden bajo el hueso del pubis, pasan por cada lado de la vulva y terminan prácticamente al otro lado de los labios.
En total, su tamaño es mayor que el del pene, por eso las mujeres necesitan más tiempo para excitarse (el que tardan en llenarse de sangre los cuerpos cavernosos que lo forman). Cuando esto ocurre, aparecen signos evidentes: hinchazón, endurecimiento, calor y enrojecimiento.
Los principios
El clítoris es ultrasensible. No intentes tocarlo sin haberte humedecido previamente los dedos con saliva, pasándolos por la vagina o con un lubricante.
El dedo más adecuado acariciar un clítoris es el corazón porque es el más delicado: el índice es demasiado brutal. También puedes juntar el corazón con el índice.
Coloca el anular en el hueco entre el clítoris y los labios mayores, el índice al otro lado y el corazón también se podrá ocupar del pequeño apéndice.
También puedes utilizar el pulgar para acariciarlo mientras los demás dedos se ocupan de tareas sutiles un poco más abajo.
Todo se juega por milímetros. Concéntrate, observa el rostro de tu compañera. Acabarás encontrando el sitio preciso, el punto más exquisito y la presión necesaria.
Comienza por presionar ligeramente y luego ve aumentando poco a poco.
Lo mismo pasa con la velocidad. Comienza suavemente y ve subiendo de ritmo paulatinamente, sin prisas.
Una vez que hayas encontrado el ritmo de crucero, no cambies ni el tempo ni la regularidad. El menor cambio podría cortar el ritmo a tu compañera y habría que empezar de nuevo.
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Las preguntas de los niños sobre sexualidad
Aventure¿Cómo venimos al mundo?, ¿De dónde salimos?, ¿Cómo llegan los bebés a la barriga?, ¿Por qué las niñas no tienen colita? o cuando sea mayor me casaré contigo, son algunos de los interrogantes que se hacen los niños cuando empiezan a incorporar el tem...