- Hola feo, ¿te pillo en mal momento?
- Para nada, de hecho estoy pasando cerca de tu departamento,¿te parece si me paso y te cuento enana?
-Okay rubio, ya te estas tardando.- Suelta una carcajada y cuelgo la llamada.
Mientras lo espero pienso en como es, tiene un cuerpo atlético, una carita de niño bueno que derretiría las bragas de cualquiera y aun así nunca lo he visto con una chica, en cambio Ian es el mayor mujeriego de la ciudad, puede tirarse a mas de tres tías en una noche y le seguirá pareciendo poco, aunque con su cuerpo estructural y su pose de niño malo...a mi también se me caerían las bragas...Alejo esos pensamientos de mi cuando escucho el timbre, me muevo con rapidez por el departamento hasta que llego a la puerta, la abro y sin mas Blame entra.
-Pasa, estas en tu casa- Ironizo al ver a Blame colocando su ordenador sobre la mesa que hay enfrente de el sofá, se sienta y lo enciende.
-Dale un beso a tu queridísimo Blame mal educada- Salgo corriendo hacia el y me lanzo en el sofá quedando encima de el, lo achucho y los estrujo hasta que comienza a hacerme cosquillas.
-Por..fa..vor...paraaaa- Y me sigo riendo como foca retrasada hasta que me deja respirar por fin. Nos acomodamos en el sofa y centramos nuestra vista en la pantalla de su portátil, en ella aparece un hombre gordo bastante feo.
- El ha estado cerca últimamente de los hombres de ''Bianco'', parece ser que el le importa cocaína desde Cuba hasta España por una gran suma de dinero, puede ser que el ya haya hablado personalmente con ''Bianco'' para tratar algún asunto. Este hombre se llama Derek, mueve el mayor mercado de cocaína en Cuba, mañana se reunirá con tres hombres de ''Bianco'' para recoger su dinero y entregar la mercancía, teniendo en cuenta que siempre lo acompañan dos hombres a sus entrega y con los tres mas que se va a reunir necesitas matar a cinco para llegar hasta el y poder sacarle algo de información
- No hay problema con eso Blame, mis niñas siempre me acompañan+ le digo sacando mis preciadas dagas y sonriendo a mas no poder.
-Sanguinaria...- Dice para después dirigirse a la cocina.
Me levanto de un salto del sofá y sigo sus pasos, después de prepararnos un sándwich volvemos a enfocar la vista en la pequeña pantalla.
-Estará sobre las 12 de la noche en el muelle, se puntual, ese hombre siempre lo es; asegúrate de meterles un balazo en la cabeza a los hombres de ''Bianco'', saben de ti Anaís, estas empezando a ser temida en su sede y les han proporcionado chalecos antibalas a sus mejores hombres.
- Que rollo! Me gusta mas cuando mi daga hace una buena obra de arte sobre sus asquerosos torsos- Blame pone una mueca de asco y yo suelto una carcajada.
Recuerdo el día en que tuve que matar a un hombre frente a el, estuvo vomitando en un cubo de basura hasta saciarse y después había tenido que comprarle un helado para compensarle (Blame y sus malditos helados de nueces).
Después de ver una película bastante aburrida para mi gusto Blame decide que es hora de volver a su casa, lo acompaño hasta la puerta y le doy un sonoro beso en la mejilla haciéndonos reír a los dos, me da las buenas noches y se marcha. Recojo todo lo que encuentro a mi paso, me doy una ducha rápida y me encamino a mi cama pensando 'Mañana tendré un poco de acción'
Me levanto con mucha energía, me preparo mi desayuno que consiste en dos tostadas, un jugo de naranja y una manzana. Mientras acabo mi jugo pienso en como voy a sacarle la información a Derek, si le importa tanta mercancía como Blame me ha contado no será fácil sacárselo, necesita a Bianco para sus malditos negocios asique me llevare mi pequeño estuche de tortura. Recojo todo y hago alguna tarea mas del hogar, cepillo mis dientes y prepraro mi ropa de deporte,me pongo los tenis y los cascos y a correr.
Después de casi dos horas corriendo llego al gym de Ian, hace días que no lo veo, entro a paso ligero y me aproximo al mostrador. La misma rubia con su cara de perro habitual me mira de arriba abajo.
-donde esta Ian?-Le digo con poca simpatía. No tengo ganas de aguantar a rubias oxigenadas, si por mi fuera ya le habría metido un balazo entre ceja y ceja.
-En la sala dos pero esta con una chica, mona- Lo dice con un tono de superioridad que me hace enfurecer.
-Siento que no seas tu la puta que seguramente se este tirando Ian en los vestuarios de esa sala, suerte la próxima vez, mona- Recalco el mismo adjetivo que esa perra me ha dicho antes y me encamino a la sala dos, si Ian tiene acción tendrá que dejarlo para otro día, necesito uno de sus botes 'mágicos' para mi tortura de esta noche y no voy a esperar a que acabe su polvo.
Entro haciendo el mayor ruido con la puerta y veo a Ian sin camiseta y revolviendo su pelo mojado, gira hacia mi confundido y al momento se tensa, me dirijo a el y suelto una sonora carcajada
-Eres tan ninfómano que hasta a tú trabajo te traes putitas- Los dos reímos y me abraza.
-La chica ha sido muy persuasiva y no me ha quedado de otra- En ese momento entra la chica y nos mira confundida.
Debo reconocer que es bonita, tiene su pelo rubio hasta las caderas, lleva un vestido ajustado que se suelta un poco en sus caderas de color azul y unos zapatos de tacón bastante altos del mismo color, veo que Ian va abrir la boca pero antes de que lo haga digo:
-Me puedes explicar quien es esta guarra?- Ian me mira confundido y luego parece darse cuenta de lo que acabo de hacer porque sonríe disimuladamente y dice
-Oh cariño te lo puedo explicar créeme- La chica nos mira con cara de no tener ni puta idea de lo que estamos hablando, pongo mi peor cara y suelto un chillido
-Oh por favor, no hay nada que explicar, voy a matar a esta guarra- Ella me mira con cara de horror y yo hago un gran esfuerzo por no soltar una carcajada. Se va alejando poco a poco de mi y de repente sale corriendo por la puerta haciendo un estruendoso ruido con sus tacones, no aguantamos mas y nos empezamos a reír a carcajadas
-Eres la mejor, necesito que hagas esto mas a menudo- Sonríe y me da un beso en la mejilla abrazándome por la espalda.
- De eso nada chico listo, lo he hecho porque necesito un favorcito no por ti y tu pene despendolado- Suelta una carcajada y luego me mira entrecerrando los ojos
- Que favorcito Ann?-frunzo el ceño ante su estúpido mote.
Desde que nos conocimos me llama Ann y no entiendo la razón, me gusta mi nombre tal y como es, no su diminutivo pero por mas que se lo digo no le entra en la cabeza asique he optado por ignorar su ridículo mote.
-Necesito uno de tus botes 'mágicos'
- No, no y no ya te he dicho que no te voy dejar uno de esos mas, haces cosas demasiado sádicas con ellos Anaís, porque esa necesidad de hacerlos sufrir hasta el ultimo minuto?
-Tienen que sufrir lo que he sufrido yo cuando mataron a mi hermano Ian, es que no lo entiendes? Necesito esos botes para poder torturar hasta el ultimo minuto al imbécil que le esta importando droga a Bianco, necesito vengar a Kyle Ian, solo así podre estar en paz- Las lagrimas se derramaban por mis mejillas y creía que otra vez me iban a volver los ataques de pánico, pero Ian supo tranquilizarme, levanto mi barbilla con su mano haciendo que lo mirara a los ojos y después de lo que me parecieron minutos se acerco suavemente a mi y beso mi frente haciendo que me sonrojara ligeramente.
-Vamos, te invito a comer- Dijo con una sonrisa, asentí y nos dirigimos a la entrada principal.
Después de comer en un restaurante bastante clásico le di dos besos y me despedí de el, había quedado en recoger mis botes en la tarde porque el tenia que conseguírmelos.
Me dirijo a mi casa andando ya que había ido corriendo, de a verme dado cuenta antes no habría declinado la oferta de Ian de dejarme en casa pero bueno no me vendrá mal andar un poco para despejar mi mente. Paso por delante de un parque y veo a los niños jugando, los recuerdos que tengo de Kyle columpiándome hasta cansarme vienen a mi mente pero no por mucho tiempo, escucho que dicen mi nombre y cuando estoy a punto de girarme:
-Anaís!!
Me quedo estática en mi lugar, esa voz...
Quien es esa voz?...
Espero que les guste este cap. Muaak
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Yo Vengaré Tu Muerte.
Mystère / ThrillerVenganza, eso era lo que ella buscaba, despues de que mataran a su hermano ya nada parecia tener sentido. No le quedaba nada en la vida salvo una cosa, MATAR. Todos los derechos reservados legalmente.