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Dicen que cada copo de nieve es único, que nunca habrá dos iguales

Cada persona tiene su propio par de ojos, irremplazables e irrepetibles.

Somos copos de nieve que han caído y están esperando a que les llegue la hora de derretirse. Algunos se derriten nada más tocar el suelo; otros permanecen todo el inverno.

Pero seguro es que todos, al fin y al cabo, se convertirán en agua y nadie recordará que cayeron en la primera nevada del año o en la última.

Como copos de nieve, nos vemos consumidos por el olvido; nos derretimos cuando se olvida cómo eran nuestros ojos.



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