#1 Вы мое солнце
La lluvia golpeaba el suelo, techo, toda superficie con fiereza, casi como si cada gota cayese con ira de alguna forma, mientras el ensordecedor sonido que producían se extendía por todo el local.
Desde la mañana el clima no había cambiado en lo más mínimo, matices grises adornaban el cielo, dando una apariencia lúgubre y opaca, por las ventanas solo se observaba parte de la ciudad ser arrasada por la lluvia, mientras en el aire se percibía pesado y frío.
Una perfecta tarde de sábado, es decir, perfecta para beber café, ¿no?
Pues así parecía, o al menos para aquella cafetería, a la cual le había ido muy bien ese día en particular, el doble de clientes de lo normal... aunque la mayoría solo eran personas que estaban de paso y se refugiaban de clima poco piadoso, pero no había nada de que quejarse, era un espacio bastante agradable y cálido para pasar el rato, contrastando bastante con el exterior.
A todos se les veía pasar un momento agradable, algunos bebiendo café o probando los postres que allí se servían, algunos mirando fijo a través de las ventanas y otros aprovechándose del internet gratuito del sitio, pero una persona sobresalía entre todos, rompiendo el ambiente, apoyándose en el mostrador con la vista fija hacia la puerta, ojos ámbar apagados por la decepción... esperaba a alguien.
Suspira pesadamente cerrando los ojos, dejándose llevar por el sonido de la lluvia un momento, su piel clara contrastaba perfectamente con los mechones oscuros que caían agraciadamente por sus hombros y lado a lado de su cara, enmarcando así sus facciones finas, mientras un vestido negro de sirvienta adornaba su cuerpo delgado, dándole la apariencia de una muñeca.
Pero había algo.
Y es que, esta no era precisamente una muchacha... sino, un muchacho, y no es que se vistiera así por gusto... pues aquel cursi vestido era parte del uniforme del local, el cual otras cuatro empleadas (las cuales si eran mujeres) usaban.
Vuelve la vista hacia la puerta, aún en su estado de trance.
—Oye... ¿me estás escuchando?, ¡Ey!
El asiático da un pequeño respingo hacia atrás cuando siente que alguien le toca el hombro.
—¡Aiya!—se voltea dramáticamente— ¡Casi me matas de un susto aru!
—...llevo hablándote por casi diez minutos—recriminó.
El chino lo mira un par de segundos... no era más que su compañero, Antonio, un muchacho español de piel tostada y expresivos ojos verdes, con el siempre era muy fácil sostener una conversación, cabe mencionar que gracias a él se debía gran parte de la clientela femenina.
Desvía la mirada un poco apenado al no haberse percatado de la presencia del Español, ¡pero es que como iba a hacerlo!, su mente estaba ocupada en otras cosas en ese momento...
—Lo... ¡lo siento!, he estado algo distraído aru... ¿Qué habías dicho?
—¡Anda!, no importa, solo te hablaba de cómo me iba con mi nuevo compañero de piso—responde mientras coloca su dedo índice en su mejilla, tal vez le gustaba hablar demasiado sobre su lindo y adorable italiano, pero... ¡no era para menos!, podría hablar sobre él todo el día si fuese necesario—, además... creo que se el motivo de tu distracción.
El chino frunce el ceño confundido, o es que... a caso... ¿a caso era tan obvio?
—No sé de qué hablas aru—murmura enrojeciendo e inflando las mejillas.
—¡Estás esperando a tu cliente favorito!
—T-te dije que no sé de qué hablas...
—Ahahaha, no hables como si nunca lo hubiésemos notado, aquel tipo que viene cada semana y se sienta en el mismo lugar.
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Tan sólo tú. (Two-Shot Rochu)
FanfictionAquella rutina se repetía una y otra vez, ¡cuanta impotencia le daba tener al amor de su vida frente a sus ojos y no poder hacer nada al respecto!, si no fuese por aquel maldito vestido... Resignado a solo mirarle de lejos surge una oportunidad, una...