Cuando salimos del campamento sin Twilight siguiéndonos los pies o algún sátiro extraño me puse a pensar de por qué simplemente no llamaban a algún otro semidiós o algo así. Nos ahorraríamos el trabajo de ir donde el carro de Sopaipas y Atenea sería feliz.
—Oye, Brandon—dije, mirando a los lados de la carretera—¿y si nos pegamos como animales hasta que nos atropellen?
—Dale, Yerdoce.
Brandon de Hermes y Pipe (ese es su nombre, de verdad) de Apolo me acompañaban porque seguro eran unos huérfanos o tenían flojera de ir a sus casas para llorar porque Rick Riordan no deja de sacar mas de dos mil libros al año y no llegaban a Chile.
En fin, eran personas con las que podía congeniar y eso era lo único que contaba. No quería causar un homicidio porque un imbécil me haya dicho qué significaba ser cordial.
Me lance contra el hijo de Hermes, dándole un codazo y el devolviendo otro, hasta que Pipe observó algo en el cielo.
—¡Cabros, miren!
Era un carro de oro que emitía calor, alguien se bajó de él, quitándose sus gafas de sol. Que guay era, pero quitandole la u a la palabra.
—¿Alguien dijo orgias clandestinas?
No sabíamos bien como llegamos a este punto, pero de ahí se presento Apolo, dios del sol y padre de Pipe. Algo realmente raro pero no tanto si pensábamos con la cabeza fría, después de todo iba en el cuarto puesto de Top 7 dioses griegos mas violadores de la historia, grotesco y perturbador.
Pipe no dijo nada, Brandon lo miró confundido y a mi sinceramente no me importaba mucho. Solo era un dios, o como yo lo traducía en mi diccionario mental “Adolescente de milenarios años que tiene mucho poder”.
—No creo querer participar en una orgía clandestina, ósea ¿no haz visto la comida? La comida es mas de lo que cualquiera puede desear. La comida es muy buena para nosotros.
Y claro que lo era, ¿cómo no? La comida te acompañaba en todas partes.
Aún recuerdo mi primera vez conociéndola de forma consciente: Fue un pastel que hizo mi abuela. La comida me miró y fue una conexión instantánea. Estaba, como otros dirían, in lob.
Pero claro el dios solamente me miró algo confundido, sacándose sus gafas de sol mientras fruncia su expresión.
—Nada puede ser mas guay que yo, ¿semidiosa...o? Lo que seas, todos me necesitan y sin mi son nada. Ahora, niños, entren a mi auto. Tengo dulces.Pipe nos miró algo asustado pensando que su padre tenía costumbres extrañas con los niños pequeños, Brandon no lo pensó y yo... yo solamente pensaba que todo era realmente una estupidez como siempre lo hago.
Los tres entramos al auto del dios, era espacioso, dentro habian asientos cubiertos de tela con caras del dios pero por lo demas todo parecia inofensivo.—Papá—dijo Pipe—, siempre he querido preguntar esto ¿tu me haz dado esta bendición?
Dicho esto un mechón naranja del pelo de Pipe brilló. Brandon y yo nos quedamos mirándonos confundidos hasta explotar en risa. Y después que nuestras cenizas cayeron nos recompusimos.
—¡Es una de las muchas bendiciones que le suelo dar a mis hijos! Una vez me vino a ver un hijo mio, creo que se llamaba Brandon, sus pezones brillaban—dijo el dios sonriendo en grande mientras alargaba una mano a la cabeza de nuestro bronceado-carbón amigo y le dio algunas palmadas—. En fin, semidioses, mi hermana Artemisa tenía un mensaje para ustedes algo que blah, blah, blah, soy virgen y pura, blah, blah, me gusta matar animales pero sigo siendo la virgen de Guadalupe y Eolo me cotiza el programa de la Rosa de Gudalupe y... algo de que el carro de sopaipillas de Atenea esta perdido y los rastreó. Dijo algo de Quinta Vergara.
—Wena, ¿nos podría dejar allá?—pregunte trarando de alargar una sonrisa pero en realidad seguro se vio como un Buzz Lightyear de plastico.
—Claro, pero deja de mirarme de esa forma.
Dicho esto volteé a ver a Brandon y Pipe en busca de asustarlos.
Al final se desmayaron.
—¿¡Eh!? ¿¡Qué!?
—Espera, por qué tu no te desmayaste ¿eres cazadora o algo?—el dios se veía confundido pero yo solamente negue, amargando mi expresión.
—Otzea, wey, k m krez.
—Eran polvos para que los niños tuvieran sueños mojados y, repito, por qué sigues despiert...oa—el dios dijo lo último con duda.
—Por qué querrías que unos niños que con cuea tinen pelo en el pecho tengan sueños así.
—¡Soy griego!
—Oh, eso explica bastante.
Dicho esto la conversación se quedó en pleno silencio hasta que el dios interrumpió de nuevo.
—Podriamos besarnos para romper la tensión.
—Eh, no. Digo, prefiero besar un satiro.Y de ahí, de alguna forma, terminamos viendo “My Little Pony~Olympus Edition~” y lloramos. Bastante.
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Yersassy y el carro de sopaipas de Atenea.
De Todo"Best seller del año 2016, te hará llorar" -New Olympus Times. "Mejor que los haikus de Apolo, Bobencio Bobert plasma lo mejor de la vida en su novela. Te sentiras identificado y tocado por los personajes" - Eolo News. "Me producio un ataque cardía...