La última sonrisa.

Capitulo «1»

Con los ojos cristalizados mi vista quedo pegada en el techo el cual tenía un espejo justo en el medio, lo coloque ahí hace muchos años, con la intención de mirarme antes de dormir, estaba muy sucio y maltratado así que era muy difícil reflejarme en el.

Mi habitación estaba más fría que nunca, no podíamos ocupar las chimeneas ya que esta prohibido entrar al bosque a sacar leña y nadie posee carbón, aparte no nos permiten usarlas, esto causaba que mis huesos estuviesen congelados.

Estaba en esos momentos que comienzas a dudar la razón de tu existencia, por qué tuviste que nacer, pero estos pensamientos solo empeoran la situación, no tienen sentido, solo el echo de que esta mañana las calles aparecieron llenas de papeles impregnados en ellas por la nieve que caía del cielo, con la palabra "Infelicidad" escrita en estos, hacía que yo, que todos, estuviéramos así, incluso peor.
Las ganas de lanzarme de un décimo piso no eran más fuertes que mis esperanzas, tengo la fe de que algún día en esos malditos papeles la palabra "Felicidad" estará escrita con un color verde neón, las letras se notarán en todo el país, en todo el mundo, y que al  tener en nuestras manos los papeles, mágicamente una sonrisa se reflejará en los vidrios de los edificios cercanos totalmente empañados.
Pero mi sonrisa se borro rápidamente al recordar que podría morir por tan solo imaginar un futuro no muy lejano al hoy.

Me levante de la cama y cuando mis pies tocaron el piso este rechino, mi madre dice que es mejor no arreglar la casa para mantener un sentimiento no muy alegre al estar en ella. Me acerqué a mi escritorio que estaba a la diagonal de la ventana, me quite un guante y estire mi mano por la ventana, en ella callo un poco de nieve, el frío recorrió todo mi cuerpo de pies a cabeza, la entre lentamente y coloque el guante en mi mano después de limpiar la nieve  que en un momento estuvo ahí.

Con la cuchara comencé a remover la comida del plato, mi madre no cocina cosas muy extravagantes para que no sintamos algún tipo de placer al saborearla.
Mi hermano introdujo una cucharada de arroz muy seco en su boca, y su horrible tos salió a la luz, mi madre comenzó a dar pequeños golpes en su espalda y este siguió comiendo, a mi padre se le asomo una lagrima de su ojo derecho, y rápidamente la limpio, pero esto no evitaba que en su frente se le colocaran pequeñas manchas rojas.

-Esto no es vida.- Dijo con sus ojos cristalizados.

-Hasta el momento debemos resistir la situación, por nuestros hijos.-Dijo mi madre mientras tomaba su mano.

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Restregué mis ojos y me acerqué a la ventana haciendo rechinar las tablas del piso, me coloque la capucha del abrigo rojo vino que llevaba encima y usaba para dormir, por el frío que nos atormentaba todas y cada una de las noches, me asomé para presidir los pequeños papeles blancos recostados en un colchón de nieve sobre las calles principales, jamás me había percatado que algunos papeles estaban sobre los techos de las casas cercanas y lejanas a la nuestra, y otros se asomaban en la punta de los pinos y árboles del bosque alejado de la civilización que habitamos, estos cubiertos de una nieve blanca como la luz.

Baje y me encontré con mis padres conversando con la madre de Gianni muy confundidos, pero sus caras cambiaron rápidamente al recordar la palabras en los papeles de esta mañana, salude a la señorita Linsdey con un beso en la mejilla y tome la bufanda de mi madre para salir a la calle, la enrolle en mi cuello por encima de la capucha y me retire de la sala, justo cuando el reloj marcaba las 10:34.

Mis zapatos quedaron marcados en la nieve del blanco piso, me agaché y tome un papel, un poco de nieve quedo posada en mi guante derecho, pero lo removí rápidamente. La palabra "Incomodidad" estaba exageradamente marcada en el papel, que se notaba al reverso de este.