En mis inicios, al ver que los suscriptores pasaban de trecientos a cuatrocientos y que cada día era más y más las visitas que recibía, me tomé mi oficio con más responsabilidad. Pero no es esa responsabilidad jarta que te impone la familia o la universidad. No. Es la responsabilidad que te nace del corazón, la que te motiva a aprender, a ser mejor, a superarte. Así que empecé a ver tutoriales de Movie Maker y a practicar hasta que me hice experto.
Cuando me di cuenta, hacía vídeos mejor producidos. Ya no ponía una grabadora al lado de cámara y dejaba el vídeo corrido. No. Ahora realizaba más tomas, ponía una canción original en edición, recortaba, pensaba... También diseñaba mis vídeos. Soy muy inquieto y cuando logro algo, detrás viene una meta más grande, porque estoy convencido de que todo puede ser mejor, y nunca estoy totalmente conforme con nada.
