.Bienvenido a la realidad.

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El timbre siguió sonando por mas de diez minutos.


Para Sasuke, fue lo mas extraño que jamás imaginò que sentiría. Algo en su pecho le obligaba a no cerrar los ojos ni siquiera al sentir ese dolor tan mas incomprensible... ¿por qué? Porque era maravillosamente placentero. Quizá era la morbosidad del momento, el deseo impúdico de hacerlo o simplemente, era esa magia que todos sienten al entregarse a la persona correcta. 

Lloraba por el dolor, pero no podía verse pidiéndole detenerse, no cuando estaba disfrutando todo eso. Los gemidos de Naruto, roncos y seductores, le hacían fuerte a los propios, el sudor, el olor... Sasuke nunca apostó a que el sexo fuese asi de... locamente hipnótico. No lo dejaba pensar con claridad.

Naruto entró con facilidad, gracias a la humedad propia del cuerpo del neko. No pudo comprobar si le había hecho daño, las manos delgadas de Sasuke lo atraparon del cuello para aferrarlo cerca de su rostro y escuchar su agitada respiración mientras que el instinto hacía lo demás. Pensó, sin embargo, en lo mucho que había crecido aquella criatura que llegó a sus manos una mañana antes de ir a la escuela. No tenía idea de si sentir aquel nudo en la garganta era normal al tener sexo. Ya se había acostado con otras chicas pero... esto era diferente en todos los aspectos.


Era un subir de emociones y luego nada... hay un momento, inmedible por cierto, en el que la pareja parece morir y ascender a los más altos confines del Paraíso celestial. Naruto no supo nada de si, era tan raro percibir en su pecho que solo existiera Sasuke, no había tiempo, no había día y noche, no había cama ni cuerpos... solo miles de deseos rodeándolo con el nombre de Sasuke.

Le puede hablar con los ojos. El otro escucha sin verlo siquiera.



-¿Se les ofrece algo?

-Venimos por Naruto.

-¿Y tu quién eres?

-Soy su mejor amiga, me llamo Sakura. Él es...

-¡Ya sé quien es él! La única desconocida aquí eres tu... -se recargó en la puerta. –Y para su información, aquí no está asi que déjenos en paz.

-¡Está con ese gato!



Los ojos azules se abrieron y como una brisa que te acaricia en el cuello, entendió que había hecho algo horrible.

El cuerpo de Sasuke temblaba pero lo miró a los ojos. Negro y azul por siempre. El labio inferior fue mordido al entender los pensamientos del rubio. La mano acanelada del mayor quiso acariciar su mejilla húmeda pero solo pudo rozarla antes de que la cobardía lo detuviera.

-Yo... no quise...

Sasuke se dejó caer en la almohada y se cubrió el rostro. Estaba tan emocionado con la idea de ser uno con él que se le olvidó protegerse ante estas reacciones. Solo se limitó a ocultar su rostro enrojecido por el llanto.

-Sasuke... - la voz de Naruto sonaba preocupada, temblaba con cada sílaba. –Yo... sé que no lo vas a entender pero..

-¡Me odias!

-¡No te odio! –sus manos temblaban pero no quería tocarlo, eso sería cinismo. –No te odio, Sasuke...

-... ¿por qué te vas entonces?

Viviendo con mi nekoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora