Augurios de la oscuridad

Capítulo 1 : La sombra

Medio día , el viento late con fuerza recorriendo sigilosamente las estrechas calles de una pequeña aldea , la cual alumbrada por los rayos del sol descansa plácidamente y se prepara para la fría noche. El viento hace que resuenen los candados de las puertas , hace que resuene el sonido de las hojas siendo arrastradas lentamente desde los árboles hasta el húmedo suelo , hace que resuene un enorme vacío pero a la vez lleno de sentimiento entristecido.

Por una de las calles , se puede vislumbrar una joven figura caminando a paso acelerado por la acera y agarrando bien su abrigo de cuero el cual se agita y remueve por culpa del viento. Esta figura pertenece a un joven llamado Dante.

Vemos a un joven de pelo largo hasta los hombros y de color negro intenso , cejas finas , ojos marrones muy claros casi amarillos , una nariz poco protuberante y una boca cerrada y fría. Altura media , aproximadamente 1'75 metros. Va abrigado con una vieja y maltrecha gabardina de color marrón , unos pantalones de fina tela y unas botas para poder pisar firmemente los fríos obstáculos de las calles de la aldea. Podemos determinar que es un joven de 16 o 17 años.

Dante recorre las calles velozmente , con bastante prisa para llegar a su casa , la cual le proporcionará refugio del viento y del frío.

La casa de Dante se halla al final de un extenso callejón , que lleva a las afueras del pueblo , junto a dos campos marchitos se alza la casa de Dante. Una pequeña edificación , soportada por viejas paredes , y ventanas con algún que otro cristal roto , en la parte delantera de la casa se halla una gran puerta de madera.

Dante llega corriendo , puesto que el viento ha invitado a la lluvia al salón de juegos , y Dante va preparado para el frío , no para la lluvia.Cuando llega , aporrea la gran puerta de madera varias veces hasta que lentamente y seguida de un chirrío se abre. Dentro le espera sentada su madre en una maltrecha silla junto a la radio que apaga al instante.

La madre de Dante es una mujer todavía joven , de pelo castaño claro , cejas muy muy finas , ojos de color azul grisáceo y facciones faciales muy diminutas y perfectas. Viste con traje de noche una simple vestidura de tela y una manta de piel que recubre su espalda. Se la ve enfurecida parece que vaya a sacar una pala y aporrear a Dante en ese mismo instante , y en ese mismo instante es lo que Dante esta pensando.

-¿Donde demonios estabas? ¡Llegas muy tarde!... Con el mal tiempo que hace y tu dando tumbos por ahí.-Pregunta , grita y afirma la madre-

-Madre ya sabes donde estaba, y se que hace mal tiempo no es necesario que me lo recuerdes cada vez que salgo en días como estos- Dice Dante mientras deja su gabardina en una silla que hay en una húmeda esquina.

-No me gusta que vayas a ver a ese viejo , solo dice locuras y para un chico de tu edad no es beneficiario oírlas- Sentencia la madre.

-No te metas otra vez con el viejo , es un buen hombre y me encanta oír sus historias- Comenta Dante mientras toma asiento en el suelo frente a la hoguera.

-En el fondo no crees lo que dice ¿Verdad? , todas esas historias sobre fantasmas , muertos vivientes y magos , es todo fantasía , ¡Estamos en el siglo XX por Dios!- Vuelve a gritar la madre.

-Me gusta entretenerme con algo madre ademas , a Allen también le gusta oír sus historias- Dice el joven mientras suspira.

-Los jóvenes de hoy en día os creéis todo lo que os cuentan...- Dice la madre zanjando la conversación y encendiendo de nuevo la radio que empieza a emitir música como suele hacerlo cuando la madre de Dante está estresada o molesta.

El viejo al que se refiere la madre de Dante , se llama Roderick , o lo solían llamar , pues ahora es solo un viejo ermitaño que cuenta historias. Este viejo vive en las ruinas de una antigua iglesia situada en la colina mas cercana a la aldea , y a todo aquel que entra le plantea una adivinanza , y si la acierta , le cuenta una de sus muchas historias. Dante va casi a diario así que el viejo dejó de plantearle las adivinanzas hace mucho tiempo , pero Dante siempre recordará la primera adivinanza que el viejo le hizo pasar...