ZONA NORTE

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Después me puse hacer mi tarea y a estudiar porque debía subir mis calificaciones, en eso escuché que me gritaba mi mamá fui con ella, me mandó a lavar unos pantalones de mi hermano Federico. El que sigue de mí.

—Pero los vas a lavar a mano porque la lavadora se descompuso.

—Está bien, usted siga durmiendo. Mamá, quiero pedirle permiso para ir a casa de una amiga que hace mucho no veo, era compañera en mi salón... —No me dejó terminar de hablar cuando respondió tajantemente

NO vas a salir, ve a lavar los pantalones.

Pero torpemente insistí.

—Por favor mamá yo quiero... —Levantó el nivel de su voz delgada diciendo...

—¿Acaso no entendiste? o ¿Eres TONTA? NO VAS A SALIR.

Me fui a lavar los pantalones pero ya iba llorando, mientras tallaba el último pantalón en el lavadero de piedra me di cuenta que ya lo había roto...Solo pensaba que no vería a Lolita.

¿Porque mamá se porta asi conmigo a veces?

No me di cuenta que seguía tallando el pantalón en el mismo lugar, del mismo lado, en eso llegó mi hermano Federico.

¿Qué haces Angélica?

—Lavo tus pantalones porque se descompuso la lavadora. Pero no oculté la rotura del pantalón.

— ¡Mira! ya lo rompiste y no estaba muy usado.

Entonces le gritó a mamá para decirle, pero él se reía, no estaba molesto.

Llegó mi madre enojada.

—Mire mamá de tanto tallar mi pantalón Angélica lo rompió, ja ja ja.

Tocaron a la puerta y Federico fue abrir.

Mamá me miró muy molesta, levantó su mano para abofetearme una y otra vez en la cara al tiempo que me decía:

— ¡Eres una inútil, no sirves para nada!

Salí corriendo del cuarto de lavar y tenía que pasar por la cocina y la sala para llegar a mi habitación, no sabía quién había llegado pero no me importaba.

Me topé con mi hermano Federico y su amigo Rubén, mi mamá me alcanzó jalándole del cabello para continuar golpeándome frente a ellos, pero mi hermano Federico me defendió e intervino de inmediato.

—No le pegue mamá, fue un accidente, déjela, yo solo bromeaba.

—Tú no te metas, debe aprender a hacer bien las cosas.

Y me llevó de nuevo al cuarto de lavar para que siguiera lavando, solo que mi cuerpo no resistía más, sentía que me ahogaba en mi llanto, un llanto reprimido con mucho dolor que me oprimía mi corazón, lloré y lloré hasta desahogarme, quería no tener más lágrimas y parar ya el sufrimiento que sentía.

Mi hermano Federico fue y me Abrazó.

Discúlpame, no pensé que haría esto. —Asentí con la cabeza y lo abracé también.

—Angélica. —Escuché a mamá hablarme— Ven, te llaman por teléfono. Traté de tranquilizarme y salí a responder la llamada, contesté tranquilamente...

— ¿Bueno?

— ¡Hola! soy Lupita, ¿Vas a venir a mi casa?

—No, no podré ir, salúdame a Lolita y dile... No, no le digas nada, solo salúdala.

INOCENCIA ROBADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora