Capítulo 2.

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Narra Carolina.

- ¡Aaaahhh! - Gritamos los dos al unísono.
- Joder, que susto -Murmuro tapándome la cara mientras me tiro de espaldas a la cama de Willy.
-Yo me rindo - Suspira - ¿Te quieres quedar a cenar? - Propone mientras sonríe, achinando sus ojos.
- No - Niego -. Cena con mi padre, ya sabes - Añado mientras arrugo la bolsa de Doritos, ya vacía, y me chupo los dedos, quitando las migas que hay en ellos.
- Pues... ¡Hasta mañana! - Dice mientras me abraza, le devuelvo el abrazo. Tenemos mucha confianza - ¡Suerte! - Grita mientras bajo las escaleras.

Una pequeña risa se me escapa. Salto los dos últimos escalones insconcientemente, una vez piso el suelo, rezo para que nadie me has visto. Entonces recuerdo que los padres de Willy están trabajando, solo están él y su hermana. Una pequeña carcajada me saca de mis pensamientos. Muevo mi cabeza de un lado al otro, buscando a la sospechosa, tiene voz de chica. Mi vista se encuentra con Carol en la puerta del salón, se está tapando con las manos su boca para que no se note mucho su risa. Finalmente se rinde y se empieza a reír a carcajadas. Willy, sin entender nada baja las escaleras algo confuso, le veo y me empiezo a reír también, e incluso más alto que Carol. Willy se une a nuestras risas, sabe que algo ha pasado, aunque tenga el más mínimo sentido del mundo.

- Bueno chicos, me voy - Me despido mientras me pongo el abrigo. Abro la puerta y una leve aireada me da en la cara. Antes de cerrar la puerta escucho como los dos hermanos se despiden de mi al unísono.

Por el camino voy pensando en todo lo que voy a tener que aguantar esta noche. Mi padre no es la persona mas agradable del mundo que digamos, de él habré sacado mi lado borde y frío, aunque yo me tomo las cosas más con humor, siendo sincera. Mis padres se separaron cuando apenas tenía once años, fue algo duro para mí, aunque siempre lo he intentado ocultar. La relación con mi madre no es perfecta, pero tampoco es una de la que pueda avergonzarme, no me quejo. Al contrario de mi padre, nosotros nos llevamos fatal, somos como el aceite y el agua, como dice la expresión. Sin embargo, la relación con mi padrastro es muy buena, incluso hasta mejor que con la de mi madre, que a veces parece un ogro, tampoco hay mucha diferencia, pero claramente me llevo mejor con mi padrastro. Irónico, ¿o no? Una notificación interrumpe mis pensamientos, desbloqueo el móvil; es un mensaje.

Willy :P

Mañana quedamos donde siempre no?

Yo

Seeeeeh

...

Llego a mi casa y rápidamente subo a mi habitación. Nada más entrar me tiro a mi cama y me quedo ahí durante unos segundos. Me levanto perezosamente y me quito el abrigo y la mochila. Ahora me siento en la cama, cojo mi diario y lo hojeo un poco.

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Mostramos sonrisas hipócritas,
caminamos del lado equivocado,
nos dirigimos al fin del comienzo,
retrocedemos en busca de lo perdido,
y finalmente morimos a causa de los sueños no alcanzados.

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Oigo las pisadas de mi madre acercándose a mi puerta, rápidamente guardo el diario debajo de la almohada y me pongo los cascos. Muevo mi cabeza disimulado como si estuviera escuchando música. Sin llamar ni nada mi madre abre la puerta y entra a mi habitación, una de sus manías que mas odio.

¡Imagínate si me encuentra haciendo cualquier cosa de la que me pueda avergonzar! ¡Como mis bailes patéticos improvisados!

- Carol, ya ha llegado tu padre - Grita mi madre, a pesar de que estoy a dos metros de distancia de ella.

- Mamá, no estoy sorda - Espeto mirándola, me quito los cascos (aunque en estos nos sonará música), y los dejo sobre la cama. Me levanto de manera brusca y suelto un bufido. Mi madre sale de mi habitación y baja las escaleras, hasta llegar al salón (creo). Hago lo mismo, solo que en vez de bajar las escaleras me dirijo al baño, enciendo el grifo del lavabo y mojo mis manos con el agua. Finalmente restriego mis manos alrededor de mi cara, me miro en el espejo, suelto un suspiro y salgo del baño. Bajo las escaleras rápidamente y me asomo al salón, mis padres están ahí -. Hola Sergio - Saludo a mi padre, fríamente, y me siento en el sofá. Desde que se divorciaron no le volví a llamar "papá" o "papi", le empecé a llamar por su nombre, Sergio. A día de hoy sigo sin saber el motivo exacto por el que se llegaron a divorciar, nunca me lo han contado, y siendo sincera tampoco me voy a morir si no me entero. Con el tiempo he aprendido a conllevar el saber que tus padres no te cuentan sus problemas, con lo cual por una insignificante explicación no me voy a morir. Es cierto que no sé el motivo éxito del divorcio, pero si tengo recuerdos de gritos, gritos constantes, que yo recuerde nunca han llegado a los golpes, era muy pequeña y como que mi cabeza no da para recordar tantss cosas.
- ¿No me vas a dar un abrazo ni nada por el estilo? - Pregunta mi padre con una sonrisa burlona, su sello personal, algo que no se despega de su cara ni en sueños, en su caso, en pesadillas.
- ¿Es necesario? - Pregunto irónicamente, mientras cojo el mando y cambio las noticias por Los Simpson.

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Fin del caaaap! Las que estáis siguiendo la novela decirme que os está pareciendo pliis.
Foto de Carol en multimediaaaa, en el siguiente capítulo os dejaré otra foto para que elijáis quien queréis que sea Carol, ambas son parecidas, cambia un poco el color de piel y rasgos faciales, además, de que con ambas os tenéis que imaginar el pelo azul que os deje en el capítulo anterior.

DIARIO DE UNA INCOMPRENDIDA (Rubén Doblas) #SalseoWattysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora