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Me encontraba en mi cama, con las sabanas hasta el cuello tapando mi torso desnudo. No tenía ganas de levantarme, la noche anterior me fui a dormir tarde y ahora, gracias a eso, no quería moverme de mi cama.

Tenía que ir a desayunar, pero no quería al mismo tiempo, irme de mi placer en la vida, otra vez, mi cama.

Me levanté, me cepille los dientes me lavé la cara y volví a meterme en la tibia cama, gemí al sentir que el calor de mi cuerpo aún se mantenía, y grité.

-¡KYUNGSOO!- me tapé todo el rostro esperando a mi sirviente. Pasaron... 26 segundos exactos, y él ya estaba aquí.

-S-si...- se inclinó hacia abajo, poniendo sus manos en sus rodillas para regular su respiración.- ¿Q-que necesita?

-No tengo ganas de bajar... ¿podrías traerme el desayuno?

-Sí, enseguida señor...

-Kai.

-Kai, perdón.- Kyungsoo se fue corriendo hacia la cocina en busca de mi desayuno, y tampoco tardó tanto en volver con él.

-Aquí está su desayuno, Kai.- me miró y yo le dedique una sonrisa torcida.

-Gracias, no sé qué haría sin ti.- un rubor cubrió sus mejillas, reí para mis adentros. Era tan inocente.

Agarre el vaso con jugo de naranja y lo tomé rápidamente. La mirada de Kyungsoo seguía clavada en el suelo.

-Kyung...- el inmediatamente levanto la mirada.

-Ah, si... perdón, ya me iba.- dio media vuelta dispuesto a irse.

-No, no, ven aquí...- le señale el lugar donde estaba antes. El obedeció y se ubicó como estaba anteriormente.

Me levante de la cama y me acerqué hacia él, lo recorrí de pies a cabeza, observado cada detalle de su lindo rostro.

-Y... ¿Cuántos años tienes? Perdón, es que se me ha olvidado.

-Oh no se preocupe, t-tengo veintitrés años...- seguía con sus mejillas encendidas.

-Eres muy lindo...- le sonreí.- creo que a mis treinta años ya perdí mi hermosura.- Oh claro que no se fue.

Kyungsoo me miró con los ojos bien abiertos mientras negaba con la cabeza.

-N-no, no diga eso, usted es bastante hermoso, más que yo. Se lo aseguro, Kai.- volvió a bajar la mirada después de darse cuenta de lo que había dicho.

-Me siento alagado, Kyungsoo...- le puse una mano en su antebrazo.- Me gusta saber que me ves como una persona... apuesta.

El asintió y volvió a mirarme, le sonreí y él también lo hizo.

-¿Sabes? Me olvidé que estaba sin camiseta, perdón.- pase una mano por mi torso mientras me alejaba de él, me puse una remera y me dirigí hacia mi armario.- Te vendría bien un cambio de ropa. Ese traje de pingüino lo traes siempre, se ve que estas incómodo con esa ropa.

-N-no hace falta...

-Sí, sí que la hace... quiero que te sientas cómodo.- saque un pantalón de algodón y una remera negra, se las acerque y el las agarró.- Pruébatelos.

-Pe-pero...

-Hazlo...- el asintió y dio media vuelta para ir a cambiarse a otro sitio, pero lo detuve.- Cámbiate aquí... ¿tenemos lo mismo no? A no ser que escondas algo distinto.- me reí y él también lo hizo, pero de una manera más tímida.

Se desprendió el ajustado chaleco negro y cuando se lo quito, un suspiro salió de sus labios.

-Excitante...- pensé.

Empezó a desprenderse la camisa blanca, sus dedos temblaban, y se le complicaba sacársela, asique me acerque a él, y retiré sus manos.

-Te ayudo...- comencé a desabrochar su camisa, estaba tan cerca de él que hasta podía sentir su respiración entrecortada.- Listo...- puse mis manos en sus hombros y comencé a deslizar de manera lenta la tela, hasta hacerla caer al piso.

Su torso era tan blanco como la leche, podría apostar lo que sea, a que esa piel debe sentirse igual de suave o más de lo que aparentaba.

-Ahora el pantalón.- el me miró con los ojos bastante abiertos, pero ignoré su mirada y continúe posando mis manos en la hebilla de este.

Volví a mirarlo, y él tenía la vista fija en el vaso que anteriormente tenia jugo de naranja. Estaba con sus mejillas tan rojas...

-Pu-puedo hacerlo yo...- puso sus manos sobre las mías intentando quitarlas.

-Deja que te ayude, Kyungsoo.- lo mire y el volvió a observar el vaso.

Desprendí el cinturón, luego el botón, bajé el cierre y agarre la tela que se posaba suavemente sobre su cintura. Empecé a bajar la tela, el me miraba mientras yo continuaba.

-¿Sigo?- desvió la mirada y asintió.

Me arrodillo y quedo a la altura de su cintura, bajo la prenda completamente y vuelvo a levantar la vista. Me pongo de pie y agarro delicadamente su barbilla haciendo que me mire.

-Bésame...- le pido.

-¿Co-cómo?- me mira perplejo.

-Que me beses, Kyungsoo.

-P-pero yo no...

-A la mierda...- lo besé, él se resistió, puso sus manos sobre mi pecho intentando alejarme de él, pero no lo lograba. Mordí su labio inferior, y el soltó un gritito.

Lo tomé de la cintura y lo apegue a mi cuerpo. Él se quedó quieto, mirándome...

-Bésame...- pareció dudar un poco, pero luego comenzó a acercarse a mí.

-Te besaré, Kai.- Y lo hizo, me besó.

Sus labios lentamente abrazaban los míos, mis manos recorrieron su desnuda espalda, acertando en lo que había pensado anteriormente. Su piel era realmente suave.

Abrí mas mis labios y el hizo lo mismo, metí mi lengua, explorando su cavidad bucal. El gimió en el beso, y con inseguridad puso sus manos sobre mi cuello.

-K-Kai...- gimió mi nombre.

Y eso fue suficiente para volverme loco.



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Comenten! y si pueden darme una estrellita seria feliz!!!! :3 eso me hace saber que les gusta! lel 


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«Destruction» → Kaisoo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora