Primer Amor [Two Shot]

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Cualquier parecido con Sekai Ichi Hatsukoi es pura coincidencia(????) Ocno v':

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Otro día en la academia, sentado en el escritorio fingiendo prestar atención al profesor. Esto ya era una costumbre en los días de escuela. Una costumbre muy aburrida. Los días de preparatoria eran igual a los de secundaria. No había nada de interesante que hacer en este lugar.

― Ethan, ¿Estas prestando atención? ― la voz de Sato me sacó de mis pensamientos.

― Sí, sí, seguro ― respondí sin prestarle mucha atención.

Sato era el único que, de vez en cuando, me dirigía la palabra en el salón de clases. Realmente no tenía muchos amigos... No tenía ninguno de hecho. Todos eran simples compañeros del salón.

― Uhm... Tu cuaderno esta en blanco ― hizo un puchero y señaló con su lápiz mi libreta.

― Sato, deja de molestarlo ― el pelirrojo que se sentaba frente a él lo regañó.

― Pero... ― Foxy lo interrumpió dándole un golpe en su cabeza. ― Uh, no tenías que hacer eso.

Le mostré una sonrisa a Sato, intentando tranquilizarlo y comencé a copiar lo que el profesor ponía en la pizarra. Algunas veces me daban ganas de tener amigos con quien llevarme así, pero en mi estado... Era algo difícil.

Cuando el timbre nos libró de la última clase, todos mis compañeros corrieron hacia la puerta, peleando para poder salir finalmente de este martirio. En cambio yo, como cada tarde, me dirigía a la biblioteca, era el único lugar en el que podía sentirme libre.

― Ethan... ― la voz de mi hermana mayor llamó mi atención en las escaleras, ella venía bajando de su aula, junto a una chica rubia y Suga, una de sus amigas más cercanas.

― ¿Qué pasa? ― la miré a los ojos, ambos habíamos nacido con una extraña enfermedad, la cual nos hacía tener el iris de un color muy particular. Morado.

― ¿No tienes que ir al hospital? ― bajó las escaleras hasta quedar a mi altura, aun no despegaba mis ojos de los suyos.

― No, hoy no, Emily. Tengo que ir a la biblioteca ― respondí para poder seguir mi camino en el corredor.

― No llegues tarde a casa ― la escuché decir mientras se iba.

No podría decir si tenía una buena relación con ella. Pero tampoco era que fuéramos los mejores hermanos del mundo. No teníamos peleas, eso era todo. Era perfecto de esa forma.

Siempre le he traído problemas, gracias a que soy demasiado débil y cada semana debo de ir a los chequeos en el hospital, Emily es la que normalmente me acompaña. Papá tiene que trabajar para mantenernos y no tenemos una madre... Pero ya estábamos acostumbrados a eso.

Unos cuantos pasos y finalmente estaba en la entrada del que podría llamar mi santuario. Era el lugar más tranquilo de toda la escuela y, para mi fortuna, esta era la biblioteca escolar más grande de todo el país. Sí, tenía bastante suerte.

Cuando abrí la puerta me sorprendí de ver a un chico rubio que estaba parado frente a mí, era alto, su piel era más pálida que la mía y tenía pecas en las mejillas. Su mirada era seria, no tenía expresión alguna.

Era lindo.

― Permiso ― dijo él, al ver que no me movía.

Al escuchar su voz, me asusté, me había perdido por completo mientras lo observaba.

― L-Lo siento ― mis piernas reaccionaron y me hice un lado para poder dejarlo pasar.

¿Por qué de repente me sentía tan nervioso?