1.3 - Sorpresas

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Por la noche todos los adolescentes dormían, mientras que los dos mayores se discutían seriamente sobre realizar y el llevar o no a su hijo a esta "misión".

La mujer no estaba muy contenta ni de acuerdo con lo que su esposo proponía. Y aunque insistía en que era muy peligroso, él respondía en que Aries estaba más que preparado.

Su señora no estaba segura de aquello. No porque no confiara en las habilidades de su pequeño, ni en que su esposo lo cuidaría con su vida (que era algo que también temía, perderlo a él). Ella simplemente no quería verlos heridos Tenía miedo, mucho miedo.

Y si bien estaba acostumbrada a que él fuera a lugares extravagantes o luchar contra otras manadas, esta vez sería con su hijo, y veintitrés niños más.

—Estará bien, cariño —repitió por sexta vez—. Yo estaré a su lado, dándole indicaciones, y estará con los demás.

—Los niños no son su escudo —lo regañó. Su marido la miró, diciendo "Sabes a lo que me refiero". La señora bajó la cabeza—. Es que..., no lo sé, no quiero que se vaya y no verlo bien al volver. O peor, no verlo...

El señor Sheeld la abrazó de sorpresa, mientras que su esposa seguía con los brazos cruzados, observando el suelo e imaginándose lo peor. No obstante, su marido no paraba de decirle que todo iba a estar bien, y que volverían sanos y salvos, como ella lo deseaba.

—¿Señores Sheeld? —escucharon una voz masculina llamarlos. Seguramente habría escuchado aquella charla—. Lo siento, iba de camino al baño y fue imposible no escucharlos—cooperativo y fino al hablar, ese era Libra.

—Lamentamos que hayas escuchado esto, Libra —él sólo negó cerrando los ojos, dando a entender que no era un problema.

—Y yo lamento ser entrometido, pero quiero aprovechar para decirle algo, señora Sheeld —se se acercó a la mayor, y con delicadeza la tomó de las manos, mirándola a los ojos. Esto la dejó un poco sorprendida—. Sé que quizá no le guste la idea de que su hijo salga de su zona de confort, pero él necesita de su apoyo para que pueda hacer y dar lo mejor de sí y volver a casa sano y salvo.

Ella asintió, dejando proseguir al chico.

—Y nosotros también necesitamos de su apoyo —hizo un reverencia, mostrando respeto hacia la mujer—. ¡Confíe en nosotros, por favor!

Aquellas palabras la dejaron atónita. Sabía, en el fondo de su corazón, que no había manera de hacerlos cambiar de opinión. Y sí, el joven tenía razón en sus palabras.

Su terror no era únicamente por su hijo menor, sino que por todos en sí. En la manada todos eran familia, sin importar qué. E ir a un lugar tan frío, artificial e ignorante como la ciudad, era más que una simple actividad, era una misión extremadamente peligrosa.

Pero la magia de cualquier Libra era el poder convencer a otros con sus palabras. Y así fue.

Al día siguiente todos despertaron a la misma hora, a las ocho de la mañana. El primero en entrar al baño fue Taura, con la excusa de que tenía una cagadera encima de la cena. Los demás protestaron con asco ante eso, y tuvieron que esperar a que ella salga luego de treinta minutos, mientras desayunaban. Precioso momento para oler sus regalitos.

Esta vez los que prepararon el desayuno fueron los capricornianos, dado a que el Señor Sheeld no sabía mucho de cocina y su esposa no tenía ánimos de levantarse por lo de la noche pasada. A su hijo le pareció extraño, por lo que decidió preguntar:

—Papá —le susurró—, ¿dónde está mamá?

—...No tenía ánimos de venir.

—Um... De acuerdo, supongo —dijo y se volvió a sentar a un lado de Lía. La chica, un poco preocupada, le preguntó si algo pasaba, pero el chico sólo negó con la cabeza, para luego comenzar a desayunar.

—Oigan, ¿está rico o qué? —Capria estaba atenta a lo que los demás pensaban sobre su experimento. Ella y Capricornio quisieron probar algo nuevo, confiados en sí mismos. Le preguntaron al líder de la manada las cosas básicas sobre la cocina que sabía, y pusieron manos a la obra.

—Claro que sí, amiga —Cans alzó el dedo pulgar en señal de aprobación, mientras hablaba con la boca llena. Ese gesto hizo sonreír a todos los presentes. Al parecer la joven irradiaba alegría al lugar.

Cuando Taura entró al comedor se escuchó el grito de alguien.

—¡Al fin! —gritó Acuaria, haciendo caer del susto a la pobre Cans que estaba a su lado. Cabe resaltar que en ningún momento dejó de masticar su desayuno—. Córrete idiota —empujó a su amigo Piscis, dejándolo en el suelo al igual que la anterior, mientras ella caminaba, haciendo reír a todos. Incluso a el mayor de la sala.

Terminaron de desayunar, lavaron todo, y esperaron a que la última que entró al baño saliera, Sagi. Esta, al hacerlo, sólo los miró y siguió con su camino hasta la puerta.

Caminaron hasta la entrada del hogar pero al segundo el líder de la manada se posó frente a ellos, mencionando que el mayor siempre debe estar al frente.

Mientras tanto, Virgo miraba con atención a Aria. Al cabo de dos segundos volvió a poner su mirada en el camino. Él no lo había notado, pero todos los chicos notaron esa mirada, por lo que algunos lo miraron de manera pícara, siendo Escorpio y Leo los que menos discretos eran.

—¿Y bien? ¿Me contarás lo que pasó con mamá anoche? —preguntó Aries a su padre.

—No mames cabrón —Piscias habló por primera vez en el día, al menos en voz alta—. Fíjate que soy sensible e irritable a veces, pero es la décima vez que le preguntas eso —Aries la miró soprendido por su manera de hablar.

—Hijo —suspiró—, ya déjalo atrás, no pasó nada.

Este hizo caso y decidió dejarlo. Fue más por miedo a que Piscias le volviera hablar así que por voluntad propia.

Caminaron con destino a un lugar especial según el mayor.

—Esto asqueroso —replicó Libría, mirando el suelo que parecía húmedo—. Pero no soy tan mamona, me acostumbraré.

—Es mejor que aguantar los gases de Escorpio por la noche —comentó Leo y la mayoría estalló a risas, la mayoría. Menos el burlado. Al parecer alguien sería un saco de boxeo más tarde.

—Bien, hemos llegado -dijo el padre de Aries luego de unos minutos más de caminata—. Chicos, les presento el Campo de Reforzamiento. Aquí aprenderán a utilizar su fuerza, manejo de armas y defensa. Aprenderán cómo deberán actuar en la ciudad. Bienvenidos a su temporada de entrenamiento.

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⏰ Última actualización: Feb 22, 2019 ⏰

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Veinticuatro Corazones (RESUBIENDO) © Zodiaco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora