EN DONDE A TAO NO LE GUSTA GUCCI (taoris)

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—¿Qué va a ordenar? —Preguntó monótono, observando el resto de las mesas sin prestar atención al cliente que tenía delante.


—No lo encuentro. —Dijo él, mirando confusamente el menú. El moreno fijó su vista en el rubio.



Gucci fue lo único que su mente dijo. El cliente sentado en el fondo de todas las mesas de la vieja cafetería de su abuela, vestía un impecable traje blanco de Gucci a media mañana del día martes. Qué ridículo.



—¿Qué está buscando, señor? —Le preguntó intentando ser amable, su pie izquierdo empezando moverse con impaciencia.


—No encuentro... —Pareció meditar un momento, antes de cerrar el menú y enarcar sus teñidas cejas cafés—. No te encuentro a ti.


—¿Disculpa? —Chilló incrédulo. Atinando a bufar en burla, observó al rubio apoyar su barbilla en sus largos y delgados dedos cruzados portando una mirada que pretendía ser seductora. Rodó los ojos.


—Lo que has escuchado, no te encuentro en el menú. —Respondió sin inmutarse—. ¿Puedo ordenar un especial?



Lo mataba. Y encima su traje tan... tan...Ugh.



—No. —Espetó escueto antes de darse vuelta, sin saber muy bien si reírse o enojarse.



Anduvo hasta la caja con paso rápido, con la intención de decirle a su compañero de turno que allí había un idiota queriendo hacerse el listo y que hoy no estaba de humor para eso.



—Estúpido. —Escupió antes de lanzar su libreta a un lado.



Tao salió por la puerta trasera del local para refrescarse, un leve sonrojo decorando sus mejillas y un ligero temblor en sus manos. Era la cuarta vez en lo que iba de la semana y empezaba a cansarse. Se limpió el sudor de la frente y extrayendo un pequeño espejo de bolsillo se retocó el delineado de los ojos.



No es que le molestara, en absoluto. Simplemente empezaba a cansarse de tipos caros, rubios y plásticos. Suspiró pensando que tal vez ya habría alguien que vistiera ropa de mercado y que encima, fuera tan amable de invitarle a salir.



—Esto es para ti. —Su compañero salió del local acercándose a él—. Lo dejaron en tu sector.



Tao abrió el pequeño sobre azul, encontrándose con horror un pequeño vale por cinco mil dólares en una tienda de marca Gucci. Exhaló en derrota. Definitivamente iba a ser una larga semana. Se levantó cansino del suelo dispuesto a seguir trabajando, no sin antes atarse los cordones de sus despampanantes botas de piel de leopardo Prada.






AZULEJOS (colección de  DRABBLES)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora