Capitulo 5.- Infierno

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                                                                                                19/11/14

Ayer cuando llegue a casa pasó lo mismo de siempre, sólo que la insinuaciones de Estaban crecieron, habíamos terminado se comer, el había entrado a su cuarto para ya no salir, Esteban me siguió hasta la cocina, me encontraba de espaldas y sentí sus manos en mis caderas, mi piel se puso de gallina por el miedo y su respiración en mi cuello.

-- te ayudo...-- susurro en mi oído, sus manos bajaron a mis pantalones 

-- ¡No me toques!-- lo empuje y salí corriendo hacia la habitación, el venía tras de mi pero logre escapar y me encerré en mi cuarto.

Tenía miedo, sabía lo que el quería de mi y lo peor es que tengo que vivir con el, no se cuánto tiempo pueda escapar de el.

No pudo dormir ayer, hoy era sábado, escuche la puerta de la entrada cerrarse y salí, supe que los dos no estaban ya que no escuche los gritos y no me habían toqueteado.

Ya más tranquila comí algo y empece a hacer mis labores.

Eran cerca de medio día, estaba limpiando la sala cuando escucho un ruido, no le di mucha importancia, lo cual fue un error,  sentí una mirada sobre mi, voltee y vi a Esteban, me veía de manera extraña y maliciosa.

Sabía que no estaba a salvo, se acercaba a paso lento, empece a retroceder y sin darme cuenta corría hacia la puerta pero el me atrapo y llevo asu cuarto.

Me tomo de las manos y subió encima de mi, besaba mu cuelloy con su mano libre aranco mu blusa y se quitó la suya, grite aún sabiendo que nadie me ayudaría, me despojo de mi pantalón, el se quitó el resto de su ropa y con desenfreno quitó mi sujetador para estrujar mis pechos, dolía, las lágrimas salieron de mis ojos por todo ese dolor, me quito la prenda que quedaba y comenzó con sus ataques bestiales.

Paro y empezó a besarme y lamer mis pechos, todo mi cuerpo dolía, seguía llorando, si mi vida era horrenda ahora es todo un infierno.

-- Eres toda mía, sólo mía-- no decía nada, no era capaz-- desde que vine quise hacerlo pero por fin lo eh logrado, descuida pronto te visitare y más te vale que no tenga seguro tu puerta-- beso mi cuello y me dio una cajita rosa-- tómatelas con las instrucciones de la caja no se vaya a olvidar por que no queremos un accidente, ¿me entiendes?-- no respondí-- ¿me entiendes?

Asentí.

-- Esta apunto de regresar-- se vistió y dijo-- vístete antes de que llegue, no querrás que re encuentre así-- se fue.

Volví a llorar, al parecer la vida se empeña en hacer me sufrir cada vez más, en matar toda esperanza, en destruirme por completo hasta que no quede nada de mi, mis intimidades dolían, no podía moverme sin sentir un inmenso dolor pero tuve que hacerlo.

Llego la noche, ya me había tomado la pastilla, puse seguro a mi puerta y trate de dormir pero me era imposible,cada vez que cerraba mis ojos las escenas se volvían a reproducir como sí fueran reales. Me sentía sucia, ultrajada.

                                                                                                   20/11/14

Desperté y me duche, ellos salieron otra vez, tenía que salir de ese lugar. Ya no podía más. Salí de casa y fui al parque que estaba abandonado desde hace cinco años, se encontraba a ocho cuadras de mi infierno, me senté en el pasto el cual estaba alto por al el abandono, sí me sentaba el pasto me cubría por completo.

Me senté en el viejo y oxidado columpio, no se escuchaba nada más que el ruido de las aves y las ramas de los árboles moverse con el viento frío del otoño.

Eso me tranquilizo pero lo que en verdad necesitaba era a alguien, una persona con la que pudiera llorar, alguien que me comprendiera y me eacuchara.

Escuche un ruido limpie mis lagrimas, se acercaba a mi quien quiera que fuera se acercaba aun mas, trate de esconderme tras un arbol, hasta que vi que se trataba de Scott.

-- Quien anda hay...--

 Necesitaba a alguien, decidi salir, me miro con ternura y al notar que estaba llorando se acercó la iba a decir algo pero antes de que lo pudiera hacer, me abrazo, su abrazo era fuerte pero sin lastimarme, sus brazos eran fuertes más de lo que aparentaba, su brazos me dieron la calidez y esa sensación de cariño que no había sentido desde hace mucho tiempo.

-- ¿Por qué lloras?-- dijo con su cabeza apoyada en mi hombro.

No podía decirle lo que me había hecho Estaban, en realidad no podía decir nada sólo llore entre sus brazos, ya no dijo nada más sólo continuo abrazándome, nos sentamos en el pasto, me acaricio el cabello dándome tranquilidad, me controle un poco y me separe, me seguía viendo con esa ternura y cariño que nunca creí ver en los ojos de una persona así, el es alguien bueno y por esa razón no lo puedo dejar entrar a mi mundo de porquería.

-- Gracias-- dije casi en un susurro

-- No me agradezcas, puedo saber, ¿que te ha pasado?  -- no sabía que inventar baje mi rostro tratando de pensar en una búa a excusa pero nada se me ocurría, ¿que podía decirle que hiciera que se preocupara menos por mi?

-- Sólo no preguntes por favor... Me alegró que estés aquí -- dijo con una casi visible sonrisa-- encerró necesitaba a alguien con quien desahogarme.

-- Me agrada que ese haya sido yo... Te gustaría, no se ,venir conmigo a que te anime con un helado...--

-- No lo se...-- tal ves podría ir pero y si no llegaba a tiempo-- ¿sólo un helado?--

-- Si, sólo uno ¿y qué dices?--

-- No creo que sea bueno de ir, no tengo ánimos de nada... No te sientas mal--

-- Descuida te entiendo, se ve que no estás bien para salir pero ¿te gustaría ir luego?-- 

-- Eres muy insistente, ¿ cierto?--

-- Si, un poco...-- dijo rascando su nuca.

-- si me encantaría ir luego..-- 

No se qué tenía el pero era el único que me ayudaba a olvidar mi vida, mis problemas, me ayuda olvidar todo.

El podría ser el único que me ayude a sobrellevar todo este dolor.







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