Old Brown Shoe

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1974. Dos semanas antes de Navidad
En algun lugar de Londres, Inglaterra.

Llevaba días pensando en como podría sorprender a John, pero no se me hacía algo fácil; él no se dejaba sorprender por prácticamente nada. Aunque las situaciones le pudieran parecieran raras, poco comunes, salidas totalmente de contexto, John se esforzaba por verlas de la manera más normal posible. Ni hablar de que nunca lo he visto poner aquella cara de sorpresa, y él al contrario siempre me ha logrado sorprender.

Estaba en mi departamento en Londres, con múltiples hojas con canciones para el nuevo álbum de Wings. Ya estaban prácticamente todas escritas pero aún quería inspirarme un poco más, con algún retoque o algún detalle que se me hubiese escapado.

Me quedé observando la ventana que estaba justo arriba de mi escritorio. Llovía copiosamente, pero no hacía demasiado frío. Los autos pasaban y pasaban por las transitadas calles de aquel barrio, salpicando agua a las veredas, mojando inevitablemente a aquel que estuviese caminando por allí. Incluso vi a más de uno gritándole improperios a los automovilistas.

Sonreí.

Me reía ante aquellas situaciones tan básicas, con lo que descubrí que inevitablemente mi vida se estaba tornando monótona. Y sentí algo de tristeza por mí. Estaba viviendo mi sueño, pero nunca pensé que llegaría hasta este punto.

Ya era hora de almorzar aunque no había quién preparase algo. Linda no estaba, Denny Laine no estaba, John no estaba...

Tomé mi abrigo y decidí ir a dar una vuelta por la ciudad. Esperaba que fuera un paseo tranquilo. Para calmarme de mi soledad que comenzaba a colmar mi día a día.

El ascensor estaba siendo arreglado por lo que tuve que bajar por las escaleras. Me despedí del conserje y salí hacia las calles de la capital inglesa.

Caminé y caminé, no me detuve hasta llegar al río Támesis. De ahí observé el caudaloso afluente y miré hacia el horizonte pudiendo observar gran parte de la ciudad y su incomparable "belleza". Lamentablemente en lo único que pensaba era cuanto extrañaba a Lennon. Recordé todas las tardes en Liverpool en que íbamos al puerto y observábamos como zarpaban los buques y los barcos.

Eran aquellos momentos en los que no se necesitaba decir nada, porque el no decir nada decía mucho. Podíamos pasar horas viendo a los navegantes, y de vez en cuando emitir alguna palabra. Recuerdo incluso como aveces nos reíamos de la gente que se iba, como movían sus pañuelos en señal de despedida, y las lágrimas que trataban de ocultar con dificultad.

La brisa fresca de invierno me sacudió el rostro y fue así como si casi estuviese en Liverpool hace veinte años atrás.

Divagaba entre pensamiento y pensamiento, cuando de pronto se me ocurrió una de mis locas ideas, que finalmente no llegaban a ser tan locas. Solo se salían un poco de mi imagen habitual que seguía conservando de mi infancia. Muy al contrario de John, yo era más recatado, pensaba un montón cada movimiento que hacía, incluso las palabras que diría.

Fue aquel el momento en que supe cómo podría sorprenderlo. Debía ir hasta Nueva York y conocer su departamento. Pero el único problema era que inevitablemente, Yoko estaría ahí también. No es decir que quería algo más que pasara con John. Solo quería pasar un momento como el de años atrás. Únicamente nosotros dos.

A Hard Day's Night (McLennon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora