Capítulo. 3

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Me giré para mirar a mi alrededor, al principio todo el mundo permanecía callado, pero al cavo de una segundos, la gente empezó a gritar; en la heladería cundió el pánico, la gente gritaba – ¡Es un VIO, es un VIO!– en pocos minutos ya se escuchaban las sirenas de los vigilantes y el local ya se había vaciado por completo exceptuando mi "madre" y un hombre que se encontraba de pie al final de la heladería. Llegaron unos camiones enormes llenos de vigilantes, que iban saliendo rápidamente; el local se encontró rodeado de vigilantes a las 12:32 de la mañana, estaban entrando mientras nos decían que levantáramos las manos y nos quedáramos quietos, tenían sus armas apuntándonos. Quando uno de ellos me intentó agarrarme mi "madre" le dió un puñetazo en la barriga, salió disparado hacia la fachada rompiendo así la ventana que todo el mundo observaba des de la lejanía; se escuchó un único disparo en seco después de los sucedido, ese disparo alcanzó a mi madre, matándola; de repente el hombre que se encontraba en el final de la heladería corrió hacia mí y me tocó el hombro.
Hubo un único segundo de oscuridad, pero en cuando ese segundo acabó aparecimos en un gran valle verde, los arboles eran grandes y frondosos al igual de que el suelo estava cubierto de hierva i matojos.
— ¿Donde estamos? — Pregunté.
— Eso ahora no importa, lo importante ahora es que estamos a salvo. — Me dijo el hombre. Ahora que me fijaba y lo podía ver de cerca vi que tenía una quemadura en el cuello, pero mantenía el pelo castaño. Con una cara cuadrada y ojos grandes el hombre miraba el horizonte de el valle, llevaba unos pantalones negros y una camisa azul, rondaba los 20 años y poco más.
— ¿¡Donde estamos!? — Le grité enfurecido.
— ¡No lo sé! — Gritó el hombre preocupado — Todavía no controlo muy bien esto de el tele transporte.
—¿¡Como que no lo sabes!?— Me sentía impotente en ese momento. — ¿Y como volvemos?
— Pues tenemos que volvernos a teletransportar a ver si esta vez vamos a algún lugar normal. — Dijo el hombre agobiado.
No me dio tiempo a responder y ya estábamos otra vez en ese pequeño segundo de oscuridad; aparecimos en un almacén destruido de algún lugar, tenía las ventanas rotas y las paredes, que algún día fueron verdes, agrietadas y con algunos agujeros. Salimos por la puerta donde los camiones entraban antes y observamos las vistas a una gran ciudad. Dijo que nos encontrábamos en Sidney, y apoyaba eso diciendo que reconocía los rascacielos.
Avanzamos por lo que parecía una carretera eterna de cimiento, en una media hora ya se escuchaba el ruido de loa coches de la ciudad y las casas empezaban a abundar mas.

Ya que estábamos en alerta de busca íbamos cabizbajos por la calle intentando no levantar sospecha. Los vigilantes no eran muy abundantes por Sidney ya que era una ciudad donde no habían muchos problemas con los VIOS, así que la gente no estaba nada acostumbrada. En cuanto entramos en una de las calles principales de Sidney vimos un cartel de unos 2 metros colgado en el que aparecía una foto mia con una señal de precaucion.

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⏰ Última actualización: May 20, 2016 ⏰

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