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–¡Tiene quince años!–le grito–.

–Lo sé, Jazmin–me dice, luce contrito y se toca la media luna en su dedo. Un dedo que quiero cortar y dárselo a los lobos–.

Sé que nadie lo controla, y que no es su culpa. Pero soy su madre, y siempre será mi bebé. Es aún una bebita, es una niña, que no sabe nada de la vida. Y este es un hombre hecho y derecho, que le lleva doce años a mi hija. Y quiero asesinarlo. No realmente, porque es un buen chico, supongo.

Mamman–dice Sybil, moviendo sus rizos castaños de un hombro al otro–, no es como si fuera que voy a huir con él. No te estreses–resoplo, ella voltea los ojos–. En serio, soy demasiado joven. Tengo mis prioridades, y lo siento Liam, pero tú no eres una de ellas por ahora.

Harry, Imogen y Desmond se ríen con ganas, seguidos de los gemelos James y Cindy, que no entienden porque la mitad de su familia lo hace, pero ellos se ríen de todos modos. Yo no le encuentro la gracia, sin embargo. Es su profesor de piano. Es demasiado mayor para ella.

–No te preocupes–Harry, me dice más tarde, en nuestro cuarto–. Hiciste un buen trabajo educándola–sonríe, abrazándome–.


mine · styles auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora