En todo el año nunca me siento más sola que en este día. Hace años este día era especial, supongo que antes no me importaba tanto quienes estaban conmigo ese momento, era la etapa donde todo marchaba bien, la etapa en la que no pensaba tanto. A medida que fui creciendo fui dándome cuenta de más cosas y poco a poco me percataba más de la soledad, que sin darme cuenta, se juntaba este día.
Desde el momento en el que abro mis ojos por la mañana siento el cambio de los años en mi pecho y el latir lento de mi corazón que se prepara para el combo de emociones que siguen al paso de las horas. Generalmente al despertar ya tengo algunos mensajes de gente que recordó el día de hoy, pero sólo dicen alguna formalidad y son, cuando mucho, de una o dos líneas de largo, nada más. Ninguna llamada, ni un gran abrazo me espera en el día, los pocos abrazos que llego a recibir son por la formalidad. Formalidad es la palabra clave de hoy.
Los mensajes siguen llegando con el paso de las horas, ninguno especial o particular como a muchas personas les llegan en una fecha así, puedo admitir que cada año espero algún mensaje especial, que por mucho, jamás llega. Igualmente puedo admitir que cada año espero un abrazo sincero que tampoco llega.
Los regalos son pocos pero los cambiaría por hacer este día realmente especial, me importaría poco no recibir ningún presente siempre y cuando pueda decir que este día me sentí especial. La realidad es que ningún regalo llena el vacío que sientes en el pecho cuando esperas cosas que nunca llegan.
Al apagar la tan famosa vela del pastel mi deseo desde hace tres años es sentirme menos sola, menos olvidada, menos mierda. Pero parece ser que cada año todo se acrecienta más lo que siento, vaya día.
Al llegar la noche termino en una esquina de mi cuarto, sentada con la mirada fija en el piso, con lágrimas en los ojos, con el maquillaje arruinado, la ropa especial para el día arrugada y el celular en mis manos haciendo el recuento de los daños: Menos de veinte publicaciones en redes sociales. Cinco mensajes. Cero llamadas. Dos abrazos. Dos regalos. La cuenta perdida de personas que no quieren recordarme. Y dieciocho jodidos años de soledad.
Entrada la noche mi gran final se compone de miles de lágrimasacumuladas durante el día, miles de pensamientos sin sentido en la cabeza, unporra por parte de mis demonios y un susurro que se escapa de mis labiosdiciendo "Feliz cumpleaños a mí".
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infinitas gracias por leer :)
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Pensamientos al aire
Short StoryA veces, cuando estoy recostada en mi cama en medio de largas noches de insomnio mi habitación se ilumina por grandes pensamientos que salen de mi mente. Hay pensamientos tan grandes que se instalan en mi cabeza por días hasta que ya no puedo con el...