capítulo 5

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_______ estacionó su escarabajo rojo cereza a un costado de la casa y, antes de apagar el motor y poner un pie fuera, echó un vistazo al reloj. Había llegado cuarenta minutos más
tarde de lo habitual después de haber trabajado todo el día en Sunrise Press, una de las editoriales más prestigiosas de California. Trabajaba allí desde hacía casi tres años y nunca
dejaría de agradecerle a Jennifer Shelton haberle dado la oportunidad de sumarse a su equipo. Jennie era su jefa y, además, una amiga que no había dudado ni un segundo en
emplearla cuando se presentó en su oficina temerosa y casi segura de recibir un «no» como respuesta.
_______ había sido sincera con ella desde el principio; le contó lo que le había sucedido un año antes: su secuestro y su posterior amnesia. Jennifer decidió darle la oportunidad, sin
importarle su pasado ni el hecho de no haber podido terminar la carrera y graduarse en la universidad. Las palabras de su jefa le quedaron grabadas en la mente desde aquél día. «No
necesitas un diploma; sé lo que vales y lo que puedes hacer.»
Aquella entrevista había sido la primera cosa buena desde el día de su reaparición tras su cautiverio de tres meses. Había entrado en la editorial y se había ganado el respeto y la
confianza de todos. Dos años más tarde, y con el apoyo de Jennifer, de Leslie y de su hermano Kevin, había podido completar lo que le quedaba de la carrera de Diseño Gráfico hasta
finalmente graduarse, incluso con honores. Había sido una época difícil, trabajaba durante el día y estudiaba por las noches en su casa para presentarse, una vez por mes, a hacer los
exámenes. Podría haber asistido a la universidad y haber ido a clases nocturnas, pero prefirió no hacerlo. Regresar de noche al mismo sitio en donde había sido secuestrada era una
situación que solo la habría traumatizado aun más.
Dejó escapar un suspiro, cogió su bolso de corderoy color borgoña y la enorme carpeta de cartón en donde guardaba sus diseños, y se bajó del automóvil. Subió los tres escalones
que daban a la cocina y se detuvo antes de entrar. Observó la cesta de mimbre a un lado de la puerta. Estaba habituada a que Otelo estuviera allí cada vez que ella regresaba a casa,
pero estaba vacía y, su juguete preferido, un aro de plumas multicolor, continuaba allí desde el día anterior. Seguramente, estaría dentro de la casa, durmiendo sobre su sillón favorito
y correría hacia ella apenas la viera para restregarse contra sus piernas y recibir una caricia afectuosa en la cabeza.
La cocina estaba vacía cuando entró; dejó el bolso y la carpeta sobre una mesita junto a la puerta.
-¡Leslie! ¿Estás en casa? -Se sirvió un vaso de agua fría.
Su amiga bajó los escalones corriendo.
-¡Ya has llegado! -exclamó y entró en la cocina.
_______ apoyó el vaso en la mesa.
-¿Sucede algo? -Había una expresión extraña en el rostro de su amiga que no le gustaba nada.
Leslie no respondió y lanzó una mirada al vaso que segundos antes. _______ había dejado en la mesa.
-Leslie, te conozco y sé que quieres decirme algo; desde esta mañana, he notado que estás un poco nerviosa. -Frunció el ceño-. ¿Acaso ha regresado el policía nuevamente?
Leslie negó con la cabeza.
-¿Entonces, qué es? -La actitud de su amiga comenzaba a asustarle.
-Se trata de Otelo. -Sus palabras salieron de sus labios rápidamente como si así la noticia causara menos impacto.
-¿Qué sucede con él? -_______ sintió pánico.
-Esta mañana, cuando vino el detective guapo, salió disparado y no ha vuelto desde entonces.
_______ pasó por su lado sin siquiera mirarla. Buscó a su gato, de manera frenética, por todos los rincones de la casa, en sus lugares favoritos, pero no había señales de él. Leslie se
unió a su búsqueda, aunque sabía que sería inútil; ella misma lo había buscado varias veces durante el día sin obtener resultados. Bajaron al sótano y después salieron al patio. Uno de
sus vecinos les dijo que lo había visto por la parte trasera de la vivienda esa mañana temprano, pero cuando había vuelto a mirar, el gato ya no estaba allí.
Le dieron las gracias y volvieron a la casa. _______, exhausta y abatida, se dejó caer en el sofá de la sala.
-Tal vez haya una gata en celo en el vecindario -comentó y se cruzo de brazos. No era la primera vez que Otelo desaparecía, solo que la vez anterior se había subido a la copa de
un árbol y, por miedo a bajarse, se había quedado allí arriba todo el día hasta que Kevin pudo finalmente bajarlo-. ¡El árbol!
-Ni siquiera te molestes, _______. Yo ya he estado ahí y no está. Además, no creo que sea tan tonto para subir allí de nuevo, después de todo el escándalo que causó la otra vez
-dijo y esbozó una sonrisa para quitarle un poco de drama al asunto.
-Estaba asustado de verdad. -_______ sonrió al recordar sus enormes ojos verdes y lo rápido que latía su corazón cuando lo acurrucó contra su pecho.
-Aparecerá, _______. -Se sentó a su lado-. Seguramente está haciéndose el donjuán con alguna gata del vecindario mientras tú estás aquí afligida por él.
_______ asintió con un leve movimiento de cabeza. Deseaba, con todo su corazón, que así fuera. Otelo era, para ella, más que una mascota; adoraba a esa bola de pelos color
fuego que había llegado a su vida dentro de una caja de cartón, prolijamente envuelta y adornada con un enorme lazo de color rojo en forma de rosetón. Lo adoraba, porque había
sabido conquistarla de inmediato con sus maullidos y ronroneos; pero, sobre todo, porque había sido un regalo de su hermano Kevin que había aparecido una tarde con la caja y con
un aire misterioso. Habían pasado seis meses desde su reaparición, y Otelo fue como una chispa de alegría en medio de tanta tristeza.
Leslie le dio unas palmaditas en la mano.
-No te preocupes, cuando le duela la barriga de hambre, regresara.
-Sí -respondió apenas. Levantó las piernas y se las rodeó con ambos brazos, apoyó el mentón sobre las rodillas y cerró los ojos. No quería llorar, y apretó los parpados con fuerza.
-Distraigámonos un poco. -Leslie tomó el mando a distancia y encendió la televisión. Estaba sintonizado en el canal de las noticias cuando, de pronto, escuchó una voz masculina
hablar. _______ abrió los ojos de inmediato.
-¡Mira, es el detective Styles! -exclamó Leslie y se acomodó mejor en el sofá.
_______ continuaba con la mirada fija en la pantalla del televisor.
La voz grave del hombre que había estado esa misma mañana hablando con ella se mezclaba, en ese momento, con la de los insistentes reporteros.
-Es mucho más guapo en persona, ¿no crees? -preguntó Leslie.
_______ la miró.
-Es en lo que menos me fijé mientras estuvo aquí -contestó con seriedad. Anhelaba que su amiga quedara satisfecha con su respuesta. Una de las cámaras hizo un primer plano a
su rostro, e _______ experimentó un leve estremecimiento al recordar la forma en que aquellos ojos, intensamente color miel, la habían mirado esa mañana.
-Di lo que quieras, pero a mí me parece guapísimo. Además, tiene una voz muy seductora.
-Cállate, no me dejas escuchar -dijo tajante antes de que su amiga siguiera enumerando las virtudes de aquel hombre.
-Detective, ¿tiene alguna pista de quien cometió los crímenes? -preguntó una mujer.
-¿Cree usted que el Asesino de las Flores atacará de nuevo? -quiso saber otro reportero.
-Hay preguntas que no puedo responder para no entorpecer nuestra investigación. -La expresión de fastidio desapareció de su rostro-. Esperamos que el asesino no vuelva a
atacar, estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo para atraparlo. -Hizo una pausa que duró unos cuantos segundos y, entonces, miró directamente a la cámara-. Toda la ayuda
que podamos recibir será bienvenida. Debemos desterrar a este criminal de las calles de Fresno lo antes posible, no podemos permitir que se cobre la vida de otra víctima inocente.
_______ tragó saliva y se movió en su asiento presa de la inquietud. Presentía que cada palabra que Harry Styles pronunciaba estaba dirigida especialmente hacia ella.

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⏰ Última actualización: Jan 15, 2016 ⏰

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