Capítulo 2

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Al acabar de comer, mis padres me dijeron que tenía que estar preparada en una hora. Estaba muy nerviosa, ya que no sabía que me esperaría en el internado.

Aquella última hora pasó muy rápida; y entonces bajé mi maleta al piso de abajo donde me esperaban mis padres para llevarme al aeropuerto. Mientras bajaba las escaleras veía a mi padre que me sonreía desde abajo. Yo, en cambio no le quería sonreír, pero no quería decepcionarle y le eché una pequeña sonrisa.

Salimos y me subí al asiento trasero del coche. Me puse los auriculares y los enchufé al móvil. Estuve  escuchando música hasta llegar donde cogería el avión. Bajé la ventanilla y me asomé para ver cuánto faltaba; el aeropuerto estaba justo a mi derecha. Mi corazón se aceleraba cada vez que nos íbamos acercando.

El coche se paró, habíamos llegado; apagué el móvil y me quité los auriculares. Me desabroché el cinturón de mi asiento y bajé. Mi padre me cogió la maleta y nos dirigimos hacia la entrada. Miramos los paneles donde ponía cuándo salía cada avión.

-Voy a llegar tarde- dije nada más ver a qué hora salía el vuelo con destino Manchester, salía dentro de media hora.

Corrimos a facturar la maleta. Llevábamos el tiempo justo y cuando fui a pasar por el detector de metales  me empezó a pitar. No me lo podía creer, iba a llegar tarde. Me tuve que quitar el cinturón, ya que por él había sonado la alarma. 

Acabé y me tuve que despedir de mis padres, ya que solo les iba a ver algunos fines de semana. Les di un beso y me fui corriendo a coger el avión, me subí y me senté. Era muy grande; con dos pasillos y tres filas de asientos. Intenté visualizar mi asiento desde la entrada. Pero no conseguía encontrarlo.

-¿Emily Jones?- una voz me llamó. Provenía de mi derecha. Era una azafata de vuelo.

-Si, soy yo- dije sin saber por qué me llamaba.

-Su asiento está en la fila derecha al fondo. Que tenga buen vuelo.- me contestó con una voz muy amable.

-Muchas gracias- le eché una sonrisa.

Cuando llegué donde me tenía que sentar, vi que había un señor mayor. Me puse a su lado y él me saludo. ¿Es que me conocía? No se, el caso es que yo también le saludé. El hombre me preguntó cómo me llamaba. Me estaba sintiendo un poco incómoda ya que no sabía quién era.

-Me llamo Emily, Emily Jones ¿y usted?- le dije con voz cariñosa.

-Yo soy Steve-me contestó- ¿No eres muy joven para viajar sola?

-Mis padres me han mandado a un internado- le dije con voz de pena.

El hombre se calló y al rato se durmió. Me puse a mirar por la ventanilla del avión, era todo precioso. Atravesábamos las nubes. Estuve observando el cielo durante casi todo el camino, y a lo lejos pude ver una ciudad. Steve se despertó, me cogió del hombro y me dijo:

-Hemos llegado, ¿qué tal el viaje?

-Muy bien, pero ahora estoy un poco nerviosa- casi no podía hablar.

El avión empezó a descender. Se abrió la parte de abajo del avión y las ruedas salieron, dio un golpe contra el suelo y se paró. Cogí mi equipaje de mano y me despedí de aquel señor. Bajé por las escaleras y fui dentro del aeropuerto a por mi otra maleta.











Pista a pista, beso a besoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora