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No era la primera vez que se oía un grito de la quinta casa de la calle 23. Los vecinos no podían calmar aquel grito, siempre creían que eran peleas comunes entre los propietarios, pero no era así.

-¡Prefiero morir a tener que vivir con ese demonio!- dijo Claudia señalando a Daniela.

-No te preocupes te haré él favor, me voy.- dijo daniela encogiéndo los hombros y subiendo tranquilamente a su recamara.

-¡Claudia, hija, ella es tu hermana!.-Dijo la señora Fausta, con una voz un poco ronca y apagada.

-Como dije, no quiero que viva aquí, no viviré con un monstruo.-dijo dándose media vuelta y sentándose en él mini bar de la cocina.- Los del circo acogen gente como ella. ¿Porque no nos hace él favor, y se va de una vez?.- dijo por fin tomando un sorbo de su te.

-Tu hermana es tu hermana. No es ningún monstruo, es solo un ser humano común y corriente, ahora vete a la escuela.- dijo sin mas la madre, Justina.

La rubia dio un quejido y se fue sin decir mas, su hermana bajo pero solo se sentó al lado de su madre. Esta le sonrio y empezó a acariciarle la cabeza, sabia que su hija no era normal, pero era su hija después de todo.

-Madre, ¿cuando aceptaras que no soy una simple humana?.- dijo Daniela con una voz un poco deprimida.

-Cuando dejes de ser mi hija.- dijo depositando le un beso en la cabeza de aquella pelirroja.- Ahora ve.

La pelirroja se paro, se despidió de todos y fue a la escuela, en el trayecto lo pensó un poco mas, ella no era normal y menos una humana ordinaria. Pero por mas que quisiera decirlo, todos la despojarían de todo, hasta de su madre.

La señora Justina aun tenia que mantenerlo en secreto, si se enterasen de que su hermosa niña es una vampira, se enterarían también de que tuvo un romance con él noble Galio. Tomo sus pastillas y recordó que Daniela no había tomado su dosis de sangre, y eso era lo peor que pudo haber olvidado de hacer, sin mas ella ya se encontraba corriendo a todo pulmón junto a una bolsa para entregarsela.

La condesa Gloria tendría una visita a la escuela medieval, esta tenia las sospechas aclaradas, tenia un plan. Aquella condesa buscaba a los suyos, los que desaparecieron después de nacer, y este era él ultimo lugar donde tenia que buscar.

-¿Me permiteis hacer un cambio en él menú del almuerzo?- dijo Gloria sonriendo descaradamente al director.

-Claro lo que la nobleza deseé.- dijo dejando pasar a la condesa hacia la cafetería.

La condesa dejo caer gotas de sangre en toda la sopa ya lista, la sirvió y la paso en todos los chicos, muchos mostraban la cara de disgusto, asco y rechazo. A excepción de tres niños que comían despreocupadamente, una niña, y dos niños, lo supuso y hay estaba su respuesta. Eran de la nobleza y debían ser llevados de inmediato con él príncipe Galio.

Justina llego justo en él momento en él que Daniela estaba siendo interrogada en un aula, pero no pudo pasar, ya todos sabían la verdad.
Sin mas tardanza, la condesa salio con los tres chicos de trece años, los metió al coche y solo sonrió para dar su veredicto.

-¡Los tres nobles han aparecido!- dijo gritando y alzando su gran puño.

Los de la escuela se sentían miedo por la noticia, de que los bebes aparecieran quería decir de que los nobles creerían que fueron ellos quienes los robaron. Pero no hubo respuesta hacia sus preguntas y se fueron.
La hermana la miraba con odio desde la ventana de la gran sala, su madre sollozaba mientras la miraba alejarse. Nadie la ayudaba, pero no se sentía sola, los otros chicos sostenían sus manos en forma de consuelo.

-¿Son vampiros?- dijo la pelirroja un poco sonrojada.

-Lo somos, ¿tu también?.- dijeron al mismo tiempo los gemelos.

-También.

Los niños sonrieron entre si y dirigieron su mirada hacia la condesa que los miraba enternecida. Esta los llamo a su lado y ellos obedecieron de inmediato.

-Me llamo Gloria, condesa de Parca.- dijo dejando un enorme suspiro.

-¿Nos matareis?.- dijo uno de los gemelos.

-Son los bebes nobles desaparecidos, todos en la nobleza somos como ustedes, no tengan miedo,- dijo Gloria sonriendo un poco.

-¿Bebes de quienes?.- dijo la pelirroja mirandola fijamente.

-Tu debes ser Daniela, hija de Galio nuestro príncipe.-dijo mirándola enternecida.- ustedes son Fernando y Gabriel, hijos de Géminis nuestra noble hermana de Galio.- dijo dirigiéndose a los gemelos.

Llegaron a una mansión, donde afuera esperaban dos guapas personas, quienes sonrieron al verlos.

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⏰ Última actualización: Jan 15, 2016 ⏰

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