Soneto I

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 Aunque del sol los rayos
dejen luz de irradiar,
y sombras sólo queden,
y augurios de soledad.
Aunque yazcan en el suelo,
sin intrínseco brillo especial,
las estrellas que en el cielo
nos extasiaban el mirar.
Aunque el tiempo envidioso,
en su veloz carrera,
llegase a tenernos prontos a expirar
¡Amor mío! yo quisiera
que presente usted tuviera
que para usted yo voy a estar.




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