Soneto VI

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En la peripecia de mi vida, 
se encuentra solitaria el alma mía,
buscando cobijo inexistente,
de amor vuelto melancolía.

Sintiendo próximo su expirar,
entre idílicas memorias se arrastra,
con incesante súplica:
¡Una mano amiga!
convierte en su mantra.

Se elevan nubes, ¡Nubes de humo!,
representantes de un pasado vivido.
Lamentos se escuchan en ascendentes murmullos;
mi alma está aún buscando su abrigo.
¡Ay! ¡Que no se vive en pasado continuo!

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