Capítulo 1: Los comienzos

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Agh. Miro el movil, entrecerrando mis ojos por la potente luz que alumbra ahora a toda la oscura habitación, la una del mediodía. Hoy hace justo una semana que no salgo de esta habitación y mi rutina se resume en dormir y comer los asados que mi madre me sube. Me desperezo un poco y noto que el borde de mi sabana esta humedo, seguramemte este así por todas mis lágrimas derramadas la noche anterior. Enciendo una pequeña lámpara de mi mesita y veo que así es, mi cama esta humeda, cambiare las sábanas más tarde.

Me veo realmente fea, tengo los ojos inchados, unas ojeras y unas bolsas enormes, un pelo que creo que es mejor raparlo que peinarlo y una nariz llena de heridas por tanto sonarme los mocos.
Unos golpes detrás de la puerta me sobresaltan. Desde el otro lado escucho la dulce voz de mi madre.
-Jaqueline, ¿estás despierta cielo?
-Sí, mamá. Acabo de levantarme, pasa si quieres.
Tras un pequeño silencio pasa y cierra la puerta tras de ella.
- ¿Qué tal estás?- dice poniendome su mano en la frente para ver mi temperatura.- No parece que tengas fiebre, pero sigues teniendo mala cara.
- Lo sé.- La respondo, seca.
- Tienes visita.
- ¿Quién?- Me sorprendo, pero, seguramente será mi abuela.
- Amber.
Oh, de veras me sorprendí.
-Dila que suba. Creo que me encuentro suficientemente bien hoy como para recibir visitas.
-Bueno, vale.- sonaba preocupada mientras se dirigia a la puerta.- Solo avisame por cualquier cosa, estaré en el piso de abajo.- Y despúes de eso se marchó.
Oh mierda. Tengo un aspecto horrible, una habitación horrible y tan solo unos segundos hasta que mi mejor amiga suba. Me recojo el cabello en una coleta alta, tiro a la pequeña basura de mi cuarto todo los pañuelos de papel que hay por el suelo y estiro un poco la sábana en mi cama. Y justo en ese momento se escuchan unos toques en la puerta que me anuncian la entrada de Amber.
Nos sentamos en la cama.
- Tienes un aspecto jodidamente espantoso. - me dice con una mueca de asco y burla en su cara.
- Anda calla.- Espeto dandole un puñetazo en el hombro y dejandome caer hacia atrás en la cama.
- ¿Ya le has contado la verdad a mama canguro?- Mamá canguro era como llamabamos a mi madre desde pequeñas, ya que, yo practicaba gimnasia rítmica y me pasaba el dia dando saltos y haciendo piruetas, entonces, la llamamos asi por aquello. Y la madre de Kate era mamá koala. Amber realmente ama dormir.
- No, sigue creyendo que estoy enferma. Aún no sabe que pille a Connor en ... en fin.- terminé casi sin fuerzas la oración.
- Bueno, al menos habrás salido de esta habitacion, si se puede seguir llamando así.- Me pregunta mirando a nuestro al rededor.
-No.- La contesto, desviando la mirada, preparandome para lo que viene ahora.
-¡¿QUÉ?! Osea, de ninguna manera.- dice, poniendo mucho énfasis en cada sílaba que pronunciaa.- Necesitas salir, es nuestra última semana de vacaciones.- ahh, así era mi mejor amiga, más como una madre. Tan protectora como siempre. Creía que ya se me había olvidado como era en 7 días.- Jack- tras una pausa dijó- No puedes estar así porque un gilipollas te halla engañado con otra.
- Un gilipollas que me lleno de mentiras 2 años seguidos y me ha engañado con mi "enemiga".- Corregí.
-Vale, Jack. No te puedes estar lamentando por esto toda tu vida. Salgamos esta noche como lo haciamos antes. He oído que dos manzanas mas allá van a hacer una fiesta.
-Nose Amber. Mirame, tengo un aspecto horrible.
-Por eso he venido ahora. Porque estaba segura que necesitarias ayuda y tenemos hasta las 10.
-Pero, ni siquiera sabemos quien da esa fiesta.
-Pf, claro que lo sabemos.
- ah,¿ si?- pregunté, confundida.
-Pues claro; es la fiesta que da la chica en la calle Rowden Stone, número 153.- Rode mis ojos, esta chica iba a poder conmigo, en serio.
- Oh, venga. Ni siquiera sabras como se llama la chica que da la fiesta.- Sonó una notificación en su teléfono y lo miró al rato me lo enseño y añadió.
- Lucy Stevenson.

*****

Apenas bajamos y mi madre nos puso uno de sus asados para comer, mientras comiamos con ella le mencionamos la fiesta a lo que costo que diera su asentimiento por mi supuesta "enfermedad" pero despues de todo, accedio. Subimos a mi cuarto y Amber me preparó un baño relajante mientras ella fue a coger algo de ropa. Aun no se como he podido aceptar a ir a esa estupida fiesta. En fin, salgo del baño envuelta en mi toalla blanca con una J grabada en color burdeos. Amber no esta, supongo que habra bajado a por algo. Asi que me pongo algo basico y comodo de ropa interior, mi pantalon corto y alto negro, y un top gris de tirantes anchos. Creo que voy bien, pero muy basica, asi que, decido ponerme un kimono negro con plumas verdes y pájaros rosas pintados en el y un collar color rosa con toques verdes. Ahora si.
Recojo el cuarto de baño y cuando vuelvo al dormitorio ya ha vuelto Amber.
-Wow.- Me dice.
-Wow.- La digo
-Estas preciosa, y...¿desde cuando tienes un piercing en el ombligo? -Me dice extrañada, me lo hice hace semanas cuando ella se fue de viaje pero olvide decirselo. Me rió.
-Si no fuera tu mejor amiga ahora mismo te follaría.- Ahora reímos las dos.
-Anda, vamos a ver que podemos hacer con ese pelo y esa carita.- Dice señalando el rizador y el maquillaje.
Mi pelo es un caso perdido. SiEMPRE. Da igual lo que haga. Es liso con pequeñas ondas. No es ni rizado ni tampoco liso del todo.
Me siento en un taburete en frente del espejo. Esperando a que Amber empiece a hacer su mágia en mi cabello. Siempre he pensado que sería una fantastica peluquera. Ella ha optado por hacerse unos rizos caido y recoger su flequillo con una diadema dorada con motivos de hojas de árbol. Se ve muy guapa. Que digo, es muy guapa, rubia con esos ojos azules que siempre destacan en ella y su gran sonrisa blanca perlada.
-Voila.- Masculla soltando las planchas
-Oh.- Es una artista. Acaba de hacer maravillas con mi pelo. Me lo ha alisado y luego me ha hecho pequeños tirabuzones en mi flequillo con forma de cortina.- ¿ eres una especie de maga del pelo y aun no me lo has dicho?
Se rie, aunque yo estoy sería.
-En serio.- Digo
- A lo mejor seré maga del pelo pero no del tiempo. Será mejor que nos demos prisa o llegaremos tarde.- Dice cogiendo la paleta de pinturas.
No sé exactamente que ha hecho pero parezco estar más viva que nunca.
- En fin- dice.- Gracias, bla, bla, bla, denada y tal, pero llegamos un pelin tarde.
Miro el reloj y me doy cuenta de que son las 23.00.
- Bueno no pasa nada, es una fiesta ¿no? ¿ qué más da?- ella rueda sus ojos. Esta claro que va a decir algo obvio en lo que yo no he caido.
- Ay, Jack, Jack, mi ilusa Jack. Cuanto más tarde llegues menos buenorros habra libres con lo que olvidar al estupido ese.- Tras acabar de decir eso, me coge de la muñeca arrastrandome hacia la salida. Esta mujer es un caso perdido, pienso.

Once Upon a TimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora