El descubrimiento

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Al salir el sol y los anillos de luces me desperté, tenía que salir rápido a ayudar a el señor Kasiri en su granja de animales, porque el anillo del cielo estaba de color rojo y esa era la hora en la que tenia que ir. Me vestí y salí corriendo. Llegue a la granja a tiempo, el señor kasiri la acababa de abrir. Hoy tenía que dar de comer a los animales, y plantar semillas de Kibi por todo el prado que el tenia, ¡Y era gigante! menos mal que tenia la tabla voladora que con ella podía ir mas rápido por el campo y sin cansarme. Empezé a plantar y plantar tirando las semillas, al final era un trabajo un poco aburrido, pero el señor Kasiri me pagaba muy bien, me daba 30 Sones, que estaba ahorrando para hacerme un campo como el y poder comprarme un Winder de humo, que era un cuenco volador de humo, siempre he querido tener uno. 

El cuenco volador es como un cuenco de madera grande pero echo con un material llamado ferus, que es tan lijero y a la vez tan resistente que puede elevarse con el viento, y en medio del cuenco hay un pequeño agujero donde hay un propulsor de tornados que crea pequeños tornados que hacen que el cuenco se eleve. Siempre he querido tener uno de esos, pero son muy caros para mi. Siempre iva a ver los torneos de hakusi, que era el deporte de los Winders. Hacían trucos y carreras, era increible me gustaba demasiado. Ya tenia 100 Sones y el winder que yo quería costaba 1300. Siempre fue mi sueño tener uno, algún día tendré todo el dinero y lo conseguiré. El anillo del cielo estaba de color verde y aun había mucha luz, asi que fui a buscar a mi amigo Hankw.

Estaba en su pradera con su caballo Wiren. Le salude y le dije que esperara, que iba a por mi caballo y echaríamos unas carreras, así que fui a por el , ya que vivíamos al lado. Llegue a mi casa y fui a la cuadra donde le tenía, se puso muy feliz al verme, me subí en el y bajando por la pradera deprisa sentía como el aire me rozaba el cuerpo entero era una sensación increíble que siempre me ha gustado. Llegue donde mi amigo y... empezamos 3...2...1...Salimos rapidísimo , el salió más rápido, pero mi caballo Spir, empezó a correr rapidísimo. Me lo estaba pasando genial, corriendo por todo el prado echando una carrera, desde ayer por la noche veía los paisajes mas bonitos y me fijaba mas en ellos. Llegamos al final del circuito y gano mi amigo, chocamos nuestros windpais, que eran unos amuletos del viento que llevábamos siempre y nos despedimos. Ya estaba anocheciendo y los anillos del cielo estaban empezando a desaparecer de nuevo, y las luces del cielo a aparecer. 

Volviendo a casa me volví a fijar en la casa que ví la otra vez, y estaba ahí de nuevo. me daba intriga saber que había hay , así que en vez de volver a casa, galopé hasta la pradera villey. Los candelabros ya estaban puestos así que cogí uno,el que estaba en el final de el pueblo, para poder ver en la oscuridad. Cada vez estaba mas cerca de la luz de esa casa, ya casi no veía el pueblo, intente ir sigiloso, porque no sabia quien podía vivir ahí y podía ser peligroso. No veía a nadie desde fuera, rodee la casa y detrás había una pradera inmensisima muy bonita con muchísimos arboles altos y montañas alrededor, aunque se veía oscurísimo seguía siendo precioso, ya me imaginaba como sería de día. Me atreví y seguí un poco mas adelante, y a lo lejos, entre los arboles veía una gran luz azul saliendo. Era una luz celeste muy bonita, me acerque más haber que era y había un lago que desprendía una bonita luz porque había piedras brillantes y mágicas con energía al rededor. El lago estaba rodeado de una montaña y arboles, era increíble.

Regresé hacía el pueblo para dormir y ir al día siguiente, ya que tenia todo el día libre, ya que el señor Kasiri no necesitaba nada más. Mi caballo ya tenía frío asi que intente volver lo mas rápido posible con el, y poniéndole una mantita por su cuello que daba calor. Ya llegábamos y mientras subíamos podía ver la casa de nuevo a lo lejos y el bonito paisaje. Abrí la puerta y entre y Spir ya sabía donde tenía que ir, así que se fue a la cuadra. Yo podía cerrar la cuadra desde mi habitación con un mecanismo de viento, bajaba una palanca de madera y el viento que recogía el molino que tenía , soplaba una parte de la puerta con mucha fuerza por un conducto de madera para que se cierre, y ya cerrada me puse a dormir, estaba impaciente por las aventuras que me depararían mañana.







El mundo de el vientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora