Familia Mikaelson.

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—No se por donde empezar... —mientras mis dedos jugaban con el lazo de mi muñeca derecha, mis pies golpean una y otra vez el suelo de madera.

—Si quieres puedes empezar por el final...—murmuró sarcásticamente el Salvatore sexy, mejor conocido como Damon. Dejé de mover mis miembros para mirarlo de la peor forma posible, a lo que el respondió con una sonrisa, la cual se borro inmediatamente.

—Disculpa a mi hermano, ser idiota se le da de maravilla.—de no ser por que están al punto de descubrir lo que realmente soy, estaría riendo por el comentario de Stefan. Al parecer sabe como usar el sarcasmo. Impresionante.

—Bien yo... —sacudí mi cabeza y mi vista se posó al frente. Ya tenía mi mentira— Yo soy una bruja. —deberían darme un premio Nobel a la peor mentira no del mundo, si no del universo entero. Si bien como ángel tenía algunos dones que ellos podrían considerar "mágicos", mi mentira no duraría mucho. Tarde o temprano se darán cuenta de quien soy en realidad.

—¿Bruja? ¿Enserio? ¿Lo de ábrete sésamo y jocus pocus es tu estilo? —exclamó Damon con el ceño fruncido. Pese a que parecía un niño de primaria con problemas de indigestión con su rostro de ese modo, seguía siendo Mr. Perfección.

—Si Damon, y en un abracadabra podría hacerte volar contra la pared y ahogarte en tu propia sangre. —necesito el título de badass de siglo, señoras y señores. Mientras Stefan carcajeaba por mi comentario y Damon maldecía en silencio, yo en un intento, obviamente fallido, de salir de la mansión tropecé con las escaleras.

Si ser distraída y desatenta fuese un trabajo, ya sería dueña hasta de Plutón.

—Al parecer tus poderes de bruja no detectan la presencia de escaleras, ¿o me equivoco, Sophie? —que gracioso nos saliste Damon, que hilarante. Mi mirada fulminante era inverosímil. Creo que Stefan se asustó que incluso me ayudó a levantar mis 67 kilos del piso. Caballerosidad es sinónimo de Stefan.

—Gracias, Stefan. —le sonreí al castaño, mientras seguía teniendo pensamientos sádicos hacia su hermano. Supongo que su parte agradable tenia fecha de caducidad y ésta expiró ahora.

Ya cuando estaba parada, recibí miradas de ambos hermanos. Tal vez no me creían al cien por cien, pero eso ya no era mi total problema, ya que si no preguntan nada que no pueda responder, todos vivimos felices para siempre. Fin.

Salí de la mansión, necesitaba conseguir alojamiento en esa ciudad, algo me decía que quedarme aquí seria una buena alternativa para huir de los neandertales a quienes llamo familia.

Mire a ambos lados de la calle, lo cual era extraño ya que sabía que ningún auto paseaba por estos lares. Seguí mi camino, las calles seguían tan desiertas como cuando las observe por primera vez. Me pregunto cuanto será el numero de habitantes, no creo que superen los 500, máximo 700.
Suspiré al llegar a una especie de bar, Mystic Grill. Que original.

Apenas al entrar mis ojos vagaron hacia la barra, donde se encontraba nada mas y nada menos que Niklaus Mikaelson, el híbrido original. Si los Salvatore son casi una celebridad entre el chismorreo de ángeles y demonios, la familia Original eran como los Beatles.

Lo pensé varias veces antes de tomar asiento en el único lugar disponible de la barra: a su lado. Sin embargo lo hice, no creo que sea conocida por aquella familia, es más, diría que hasta son ignorantes respecto al tema de demonios y ángeles.

Pido una botella de Jack Daniels y obtengo así la mirada del híbrido. Increíblemente no siento temor ni se me erizan los vellos de la nuca como pensé que ocurriría si me topaba alguna vez con ese hombre. Es más, hasta diría que me sentía segura.

Angeles Y Demonios |Damon Salvatore|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora