Confesión

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Thomas despertó asustado, saliendo de una pesadilla. CRUEL los había encontrado y llevado a todos a sus instalaciones nuevamente. Para su suerte, solo fue un mal sueño. Era increíble saber que el día anterior escaparon de Janson y sus secuaces.

El sol salía tan radiante como nunca podría recordar, el aire era cálido pero también un poco fresco. Thomas se sentía en calma otra vez, sabía que iba a ser el inicio de algo grande y hermoso que construirían todos juntos. Sabía que nunca olvidaría a sus amigos; en realidad nadie olvidaría a los suyos, ya que para escapar del Área otra vez habían perdido alrededor de trescientas personas, y no podían ser olvidados, no después de todo lo que sufrieron y lucharon para llegar hasta ahí, aunque no lo hayan logrado.

Las cenizas de la fogata que hicieron la noche anterior aún liberaban algo de calor. Puso sus manos cerca para calentarlas, luego se levantó y miró a su alrededor. Brenda estaba durmiendo a su lado, sobre la cama de hojas que improvisaron juntos. Minho se encontraba a unos metros; podría jurar que sus ronquidos se escuchaban incluso estando a 100 metros de distancia. No veía a Jorge por ningún lado.

Thomas se movió entre los cuerpos dormidos y se dirigió al acantilado donde vio la puesta del sol el día anterior. Jorge estaba sentado allí. Se acercaba despacio, pero el piloto lo oyó romper algunas ramitas con sus pies y se dio la vuelta.

-Hey, Tommy -dijo en voz baja.

Thomas sintió que se le encogía el corazón. Cerró los ojos, bajó la cabeza y frunció los labios, la volvió a subir y miró fijamente a Jorge. Sólo Newt lo llamaba así; no dejaría que nadie mas lo haga.

-No lo repitas -le respondió-. Nunca.

-Oh, yo... no creí que... lo sien...

-Sólo... no lo digas más. Por favor -se dió la vuelta y volvió al bosque.

Todos se habían ya levantado y empezaban a repartirse las tareas para construir las cabañas. Ava Paige y algunos de sus seguidores les dejaron algunas otras, pero claro, no eran suficientes. Fuera de la que incendió Brenda habían muchas herramientas útiles, que también les dejaron ellos.

El día transcurrió muy rápido, a pesar del arduo trabajo que le tocó a Thomas: talar los árboles. En su sector lo acompañaron Minho, Sartén y algunos Habitantes más. Consiguieron armar siete cabañas con la madera recolectada de los otros cinco sectores. Una de esas fue destinada a Thomas y Brenda.

Abrió la puerta de la cabaña y ella estaba dentro, ordenando los precarios muebles que junto a otras personas construyeron para hacer mas hogareño todo, y darle algo de felicidad a sus compañeros.

-Hola, cariño -lo saludó Brenda, arrodillada en el suelo acomodando quién sabe qué. Se limpió la frente con el antebrazo y luego rió-. Es tan extraño decirte así; creo que volveré a llamarte Thomas.

-Puedes llamarme como quieras. Ambos me gustan- sonrió levemente y la ayudó a levantarse del suelo.

-Entonces ya inventaré alguno mas cursi. -Brenda apoyó una mano en el pecho de Thomas y la otra alrededor de su cintura, mientras él la abrazaba fuerte por los hombros.

No supo qué responder; o no quiso hacerlo, no sabía con exactitud. Tenía la mirada perdida. Sus pensamientos volvían siempre a lo mismo: Newt. No estaba seguro de cuánto tiempo se quedaron abrazados, pero cuando los recuerdos de su amigo comenzaron a nublarle la vista, se alejó de Brenda y salió fuera de su nuevo hogar. Ella le dirigió algunas palabras mas, pero Thomas simplemente las ignoró.

Regresó media hora después, luego de ayudar a sus compañeros a juntar agua para la mañana siguiente. Su novia estaba dormida sobre una extraña cama. Se cambió la ropa y se puso el pijama, acto seguido se acostó al lado de Brenda.

Los pensamientos sobre Newt le inundaban la mente, y por más que trataba, no podía dejar de pensar en él. Se lamentaba por lo que le hizo, por lo que le dijo, y aún más, por todo lo que nunca le dijo. Sus ojos se llenaron de lágrimas, que no tardaron en caer por sus mejillas. Rodó sobre sí y se puso de costado, dándole la espalda a Brenda. Lloró sin parar por quién sabe cuánto tiempo. Cerró los ojos fuertemente, esperando conciliar el sueño, pero este nunca llegó. En su lugar oyó ruidos fuera de la casa. Parecía como si alguien estuviese rascando la puerta con algo; el sonido era persistente.

Thomas se levantó de la cama y se dirigió a la única entrada de su cabaña, abrió la puerta y asomó la cabeza para ver quién o qué era lo que hacía aquel ruido. No vio nada.

-¿Hay alguien por ahí? -preguntó en voz baja, pero lo suficientemente fuerte para que su voz se oiga. No recibió ninguna respuesta.

Fue hacia donde estaban las botellitas cargadas con agua y tomó una. Empezó a beberla mientras se daba la vuelta y volvía caminando a su cabaña. Era extraño, pero se sentía muy sediento. Unos metros antes de llegar, alejó la botella de sus labios y suspiró hondo. De un lado de la construcción salió una figura, que no pudo distinguir por un momento. Cuando su visión enfocó y vió a la persona que estaba parado frente a él, la botella cayó al suelo, derramando el resto de agua que le quedaba dentro y mojando los pies de Thomas.

Era Newt.

Él estaba allí, de pie y casi sumergido en las sombras; la luna apenas iluminaba parte de su cara. No tenía voz, no podía decir nada. Respiró hondo y trató de hablar nuevamente:

-Tu... cómo... -No sabía que decir, por dónde empezar-. ¿Cómo es siquiera eso posible? -La voz le salió algo mas alterada de lo que le hubiese gustado.

-Hola, Tommy- dijo Newt, y luego sonrió de costado. No era una sonrisa de locura, de alguien que estaba completamente controlado por la Llamarada. Su sonrisa transmitía paz y felicidad, aunque Thomas podría estar confundido por los sentimientos que lo inundaban en esos momentos.

Nuevamente quiso llorar, pero estas eran lágrimas de alegría por tener de nuevo a su amigo. Solo atinó a acercarse y abrazó fuertemente a Newt. Fue correspondido con un abrazo igual de cariñoso. Se alejó un poco, pero las manos de su compañero siguieron posadas en sus hombros.

-¿Cómo puede ser? Yo lo hice. Yo... te disparé. No se puede sobrevivir a eso.

-Es una larga historia. Quizá no tengas tan buena puntería como quisieras. -Newt rió por lo bajo y luego se quedó mirando los ojos de Thomas.

-Newt... yo... lo siento. Nunca quise... -su voz se quebró y no pudo decir más.

Su amigo lo abrazó nuevamente y Thomas lloró en su hombro.

-Te amo... Perdón por nunca habértelo dicho... Perdón. Te amo -le dijo mientras seguía llorando.

-Shh... no llores más. Yo también... te amo.

Thomas cogió las manos de su amigo y las llevó a su pecho como muestra de cariño, pero algo lo detuvo, su cuerpo se paralizó completamente al sentirlo. El rubio estaba acercándose a sus labios. O eso creyó él. Newt apoyó su frente en la de Thomas y susurró:

-Gracias, Tommy.

-¿Qué? ¿"Gracias"? ¿Por qué?

-Por sacarme del infierno en que estaba viviendo -y le dedicó una amplia sonrisa.

Entonces Thomas despertó del sueño. Había sido tan real. Posó las manos en su cara y se echó a llorar. Nunca le pudo confesar su amor a su mejor amigo.

Confesión-Maze Runner (Newtmas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora