La Visita

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Las olas del mar, el sol radiante, la brisa marina corriendo por mi cabello, una familia estable y una casa frente al océano, no hay nada más que hubiese querido que todo esto. Todas las tardes me paraba en el balcón de mi cuarto para ver como se ocultaba el sol y llegaba la fresca noche.

- Vann! La cena esta servida -era mi madre llamandome para comer.
- Ya voy mamá- le respondí mientras bajaba las escaleras.
Me alegre al ver un plato de arroz con coco y un rico filete de pescado como solo mi mamá sabía hacer. Me sente en la mesa y llegó mi padre a casa.
- Mmm Huele delicioso- soltó papá su típico comentario al llegar del trabajo.
- Así es como les gusta a mis dos hombres de la casa- dijo mi madre.
- De lo que se pierde Karina por estar de viaje.- dije a mis padres.

Karina es mi hermana mayor, le encantaba la ciudad y justo ahora se encontraba allá. Ya tenía 18 años por lo que ya debía encontrar una universidad donde estudiar su carrera de veterinaria.

- Espero que tu tambien estés así dentro de tres años cuando te gradúes.- me dijo mi madre sentandose en la mesa para empezar a comer.

Aún tengo 15 años, pronto cumpliría 16 y podré navegar en el yate con mi padre. Curso 3er año de preparatoria, en una semana era la fiesta de graduación de premedia y a final de mes sería la ceremonía. Estaba muy contento de empezar el bachillerato el próximo año, iba a coger turismo con énfasis en lenguas para cumplir mi sueño de ser el capitán de un crucero que navegara alrededor del mundo.

- Por cierto, mañana vendran tu tía Clarisse con su marido. Y por su puesto tus primos estarán aqui tambien- dijo mi padre con tono de casi se me olvida.
- Que bueno! Este fin de semana no será taan aburrido entonces.- dije con sarcasmo para molestar a mi padre.

Casi todos los fines de semana me llevaba a pescar en el yate del abuelo o competíamos para ver quien nadaba más rápido por el mar, por supuesto quedabamos empatados, me sorprende como alguien de su edad puede tener esa condición física tan buena.

Al terminar de comer me ofrecí para lavar los platos para que mi madre se acostara a dormir temprano y recibiera a los invitados. Por la ventana frente al lavaplatos se podía ver el mar tambien y me vino una sensación totalmente diferente a la de siempre. Noté como si el agua me estuviera llamando, como si quisiera arrastrarme a lo más profundo y no volver a la superficie. Pero fue solo fue eso... una sensación, asi que proseguí a lavar los trastes y subir a mi cuarto.
Eran las 8:00pm, y como todo jóven no podía dormir asique me dedique a leer un capitulo de mi libro favorito y luego dormir.

A la mañana siguiente...
- Buenos dias Vann!- me sorprendió ver a mis primos mientras yo aun seguía tumbado en la cama
- Pero que escadalosos son! Dejen dormir!- les dije riendo mientras me metia entre las sabanas.
- Vale primo, te esperamos en la playa para jugar.

Luego de un rato me levanté y bajé a desayunar. Estaban mi tía y mi madre hablando de mí, Fray y Tristán, así se llamaban mis primos. Agarré el plato y salí afuera a comermelo mientras veía como jugaban en la playa junto a una cantidad de gente que venían por estos lugares los fines de semana a relajarse y divertirse.
- Hey Vann! Por qué no vienes y juegas un rato?- me preguntó Fray.
- Claro, ya mismo voy- le respondí luego de dar los últimos bocados al desayuno.

- Deberían tener cuidado,- advirtió Nail, me parece que así se llamaba el marido de mi tía- escuché que hoy habran fuertes oleajes.
- Emm gracias por la advertencía la tendremos en cuenta.

Dejé el plato en la cocina, y salí corriendo a la playa. Tenía un raro presentimiento, el ambiente no era el mismo de otras veces y el tío actuaba de forma extraña, de cualquier forma me dispuse a jugar con mis primos...

NeptuneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora