Chapter 2 - Hasta las tres

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La multitud me ahogaba. Humo y humedad por todas partes. Trataba de abrirme paso entre la gente con mis codos, intentando no perder de vista a Venus que caminaba por delante mío. Toda esa gente junta me asqueaba. ¿Es que acaso el aire no es vital para ellos? Eso y las manos escurridizas que tocaban partes que no debían al pasar. Bufé. No me pregunten como Venus consiguió arrastrarme hasta aquí. Tal vez el saber que mi madre saldría, y que Venus tenía razón, y que me llamó "gusano de biblioteca" para probarme, tuvieron algo que ver. Ah, y para que conste, Venus no eligió mi atuendo. No lucía como el resto de las chicas aquí, las cuales parecían muy cómodas con sus cuerpos mayoritariamente descubiertos, pero tampoco quería resaltar entre la multitud como ¨ella no es de aquí¨.

Estaba tratando de dejar de pensar, si perdía a Venus de vista, estaba totalmente perdida, literal y metafóricamente.

De un ligero tirón fui apartada hacia un lado, fuera de la multitud. Una mano firmemente sosteniendo la mía. Otro pervertido, pensé.

-¿Sabe mami que no estás en casa? ¿Pusiste almohadones bajo tus sábanas? -. Un susurro cosquilleo en mi oído estremeciéndome. Me volteé y una arrogante y perfecta sonrisa apareció frente a mi. ¿Podía alguien ser tan lindo y tan arrogante al mismo tiempo?

Antes que pudiera abrir la boca para contestarle otra voz me interrumpió:

-¡Oye tú, rubio! ¿Sabes dónde está Nathan? - Oh, si, Venus, mi salvadora. Me miró -. ¡Bran! ¡Gracias al cielo! Pensé que te había perdido. ¡Te dije que no te despegaras de mi! - me reprochó.

-Oh, ¿ella es tu madre? Pensé que eran amigas - se mofó el rubio. Venus lanzó una mirada hacia él, a mí, y de nuevo a él, y una lenta sonrisa tiró de sus labios.

-Bueno eh... iré a buscar a Nathan - dijo Venus y me preparé para ir tras ella. Quise girarme pero unas manos se aferraron alrededor de mi cintura -. Te la dejo para que la cuides, rubio.

¿¡Qué!? ¿Es broma, verdad?

-¿Qué? Pero... - Quise replicar, pero su voz grave pudo con la mía.

-¿Me viste cara de niñera? - dijo el rubio a mi lado.

-La quiero en la puerta a las tres - murmuró Venus antes de darse vuelta y desaparecer. No entiendo. Primero me regaña cual madre por "haberme separado" -me separaron- de su espalda, y ahora me tira a la jaula de los leones. Gracias, Venus.

-No creas que serás mi mascota el resto de la noche gatita, tengo planes - dijo el rubio en mi oído, y un escalofríos sacudió mi columna vertebral.

-Tambien yo. Irme de aquí. No quiero interrumpir tu apretada agenda - respondí zafándome de sus brazos.

-¿Adónde vas?

-Lejos -respondí secamente. Lo vi sonreír perezosamente antes de tomar mi mano y volver a acercarme a él.

-Creo que tu "agenda" es la apretada aquí cariño, ¿me equivoco? - sonrió cerca de mi rostro y capté el doble sentido de sus palabras.

-Ew, desagradable - murmuré mirando a sus ojos, y su sonrisa se extendió por su rostro.

-Vamos - dijo tirando de mi mano-

-¿Qué? Suéltame, no iré a ningún lado contigo - dije tratando de soltarme.

-Deja de chillar, tengo hasta las tres, tu amiga dijo hasta las tres y hasta las tres será - Aún tiraba de mi mano.

-¡Estás loco si piensas que voy a seguirte a donde quiera que vayas! - Tironeé aún tratando de zafar mi mano.

-De acuerdo, no hace falta que me sigas - Soltó mi mano y suspiré aliviada antes de que tomara mis piernas y me pusiera sobre su hombro. Se tambaleó antes de comenzar a andar. Grité y pataleé en vano, ganándome un golpe en el trasero que me dejó con la boca abierta, hasta que me bajó, estrellandome contra un taburete alto.

Rusty ArmourDonde viven las historias. Descúbrelo ahora