tres

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-pinceles-

La luz comenzó a interrumpir mi profundo sueño. Hice fuerza para no abrir los ojos y poder ,así, continuar mi sueño. Fue un intento inútil, acabe abriéndolos a medida que me desperezaba. Estuve unos minutos acostada mirando el techo.
Blanco, sencillo, vacío, necesitaba algo más de color.
Comencé a sentir un dolor punzante en mi cabeza, solté un gemido de dolor mientras apretaba mis sienes con los dedos. Me levanté lentamente y me dirigí hacia el baño, vi mi rostro despeinado y con el maquillaje corrido en el espejo, suspiré cansada, el dolor de cabeza me estaba matando. Abrí la ducha mientras me desvestía intentando no hacer ningún movimiento brusco, me quedé quieta dejando que la lluvia artificial me moje por completo. Después de seguir mi baño como de costumbre, volví a mi habitación a ponerme ropa limpia. Mi celular sonó mostrando el nombre de Chloe en la pantalla, estiré mi brazo agarrándolo.

"Hacemos algo esta noche?"

Suspiré mientras escribía la respuesta.

"Ni siquiera se me ha ido la resaca de ayer"

Guardé el celular en el bolsillo y salí de mi habitación. En el living sólo estaba Nate sentado en el sillón, seguí mi camino hacia la cocina.

-Buenas tardes.- Saludó mi hermano.

-Buenas tardes pequeño.- Hablé mientras buscaba agua en el refrigerador.

-¿Pequeño?- Abrí la puerta del armario y busqué con la mirada la caja de aspirinas. -En unos meses tendré 16.- Rodeé los ojos y sonreí llevándome la pastilla blanca a mi boca.

-Aún faltan 7 meses para eso, hasta  entonces, sigues siendo un pequeño.- Le guiñé el ojo y tragué la pastilla. Nate me mostró el dedo del medio y siguió con su vídeo juego. Saqué mi celular para ver la hora, en la pantalla volvía a aparecer el nombre de Chloe.

"No seas una aguafiestas, te iba invitar a un bar."

Saqué un par de porciones de pizza que sobró de la cena de ayer del refrigerador y caminé nuevamente hacia mi habitación. Dejé la pizza sobre mi escritorio y saqué mi celular para responderle a Chloe.

"Depende a que bar iremos"

Miré por unos segundos una de mis paredes, la que estaba menos pintada y pensé en dibujarle algo allí pero ¿Qué?

Hace casi un año había empezado a intervenir mi habitación, colgaba cosas que me encontraba o hacía, reutilizaba chatarra de la calle o que compraba en alguna feria, pero lo que más me gustaba hacer era dibujar en las paredes. Comencé a pintar mi habitación como una forma de liberarme, decir lo que no podía  a través de un poco de pintura, la sensación del pincel en mis manos era relajante, como el trazo iba siguiéndome hasta terminar formando una figura, en muchos casos, simple pero llena de significado. Se volvía mejor cuando era la hora del color, de darle vida a aquello que representaba mis sentimientos, ver como un color parecía totalmente diferente al otro, opuestos, se fundían volviéndose uno, convirtiéndose en algo mejor, aún más bello. Una vez terminado, aquella figura quedaba plasmada en mi pared y la vería cada día al levantarme y al acostarme, para que de alguna forma, nunca me olvide de donde vengo, de como fui en aquel momento. Cada pintura, por más pequeña que sea, estaba cargada de gran significado, ninguna estaba por que si, todas tenía una razón, un motivo por el cual estar ahí.

' fucking mess ' ‹ girlxgirl ›Donde viven las historias. Descúbrelo ahora