Capítulo 2

95 10 37
                                    


''Los hombres son de Marte, las mujeres de Venus''

Resulta que cuando uno despierta en las mañanas desea hacerlo por los rayos del sol que entran por tu ventana o por el sonido de los pájaros ya sabes como una película de buen presupuesto, en la vida real lo que te despierta es el sonido incesante del maldito despertador, pero hay algo mucho peor que ese sonido... y es el no escucharlo. Así que cuando abro los ojos extrañada de que no haya sonado mi alarma y miro mi celular que reposa en mi mesita de noche, lo único que exclamo es un gran '¡Mierda!' y salto de mi cama más rápido que un rayo para luego irme al baño, cepillarme los dientes, lavarme la cara y cambiarme, todo eso en menos de cinco minutos y es que cuando te das cuenta que solo dispones de diez minutos para alistarte e irte a la maldita universidad, tu modo Flash se activa; Agarro mi mochila, mis llaves, mi celular y salgo corriendo a la calle rogando que por obra y gracia de algún ente espacial mi piernas sean más veloces que las de Usain Bolt.

En medio de la calle, muchas personas me quedan mirando, joder sabía que no me había sacado bien la baba, debí haberme mirado al espejo antes de salir.

—Guapo —dice una rubia al pasar junto a mí.

Okey, ponerme un polo holgado sabiendo lo plana que soy definitivamente no me favorece, me acaban de confundir con un hombre. Decido acelerar el paso hasta finalmente correr de tal manera que apuesto que muchos están pensando que un asesino en serie me está persiguiendo.

Una vez en el Everglades High School las miradas no hacen más que aumentar, vale me he frotado la cara y no había rastro de baba, así que puedo descartar esa teoría, lo más raro es que las que me lanzan miraditas son chicas, no sé si sentirme halagada porque me consideran un chico guapa...digo guapo o insultada por el hecho de que en primer lugar me consideren hombre, ¡Mis pechos no son tan pequeños, por dios!

Decido ir a mi casillero para sacar mis libros y dirigirme a mi clase, cuando de repente Brenda y Tracy me interceptan en el camino.

— ¡Hola! —la voz chillona de Brenda me hace pensar que tal vez se tragó un pito.

—Hola...—respondo extrañada, generalmente ellas nunca me hablan, porque al parecer no soy digna y pertenezco a la 'plebe'.

—Nosotras somos Brenda y Tracy ¿Tu cómo te llamas? —me dice enrollándose un mechón de su cabello rubio.

¿Es en serio? Comprendo que no soy de las personas que resaltan mucho en clases, mi círculo de amigos es reducido y no acudo mucho a fiestas pero soy su compañera desde primero, no puede ser posible que no sepan mi nombre, seguro es una broma, si eso es.

El timbre suena y decido que no permitiré que una estúpida broma me haga llegar tarde a clases y mucho menos cuando he corrido, así que paso por su lado dispuesta a ignorarlas.

—Hey bonito ¿Qué pasa? —dice Tracy cogiéndome del brazo.

¿Por qué diablos me está agarrando el brazo? Esperen... ¿dijo bonito?

— ¿Bonito? —pregunto aún más extrañada que la primera vez.

— Si, o esperas que te llame ¿guapo?

— Aunque creo que Dios griego le va mejor Tray — dice Brenda con una voz melosa.

— Dime, ¿eres nuevo? —pregunta Tracy.

— ¿Tienes novia?

Ok, esto se está volviendo raro.

Decido que ya fue suficiente de esas locas y me alejo lo más rápido de ahí, estoy tan confundida que tengo que ir al baño para mojarme la cara y relajarme un poco, de todos modos ya llegue tarde.

Man for thirty daysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora