Capitulo 01: "Bienvenido."

10.4K 714 231
                                    

Capitulo 01

-Su atención por favor. El vuelo 2037 proveniente de la ciudad de Tokio, Japón acaba de arribar al aeropuerto internacional Icheon. Los pasajeros harán su ingreso a las instalaciones por puerta C7. Muchas gracias.

La gente que caminaba delante de él salía por aquel enorme pasillo casi corriendo a abrazarse con sus amigos, familiares y conocidos pero su suerte determinaba que ese día, luego de diez años viviendo lejos de su país natal, debería pasar junto a los empresarios estirados que iban o volvían de un viaje de negocios. Con valija en mano, le entregó el pasaporte a la agente de migraciones que lo esperaba amablemente para chequear que todo estaba en orden y agradeció que no tardara tanto en su trabajo ya que, él odiaba a los aeropuertos. La mujer le sonrió y le dio la bienvenida a su país, con una pequeña venia le devolvió su amabilidad y siguió camino hasta su próximo transporte: un taxi.
No es que fuera un huérfano o alguien sin familia, tenía una; bueno en realidad tenía dos familias. Sus padres se habían separado cuando el cumplía los doce años y su hermano menor seis. Su madre, quien no tardó en hacer una nueva vida con otro hombre, se quedó con el menor y su padre se lo llevo a vivir a Japón donde harían una nueva etapa. Desde el principio supo quién de los dos había amado y quien no, pues su padre se había mantenido soltero solo el día en el que Jeonghan se había graduado de la Universidad. Allí, no tan solo supo que su padre tenía una relación, lo cual le hizo feliz, sino que también le comunicó que volvería a Corea para hacerse cargo del pequeño negocio familiar.

-Joven... ¿a dónde quiere ir?- la voz del taxista lo sacó del mar de sus pensamientos.

-¿Eh? Disculpe, a la 34 Norte por favor. – frotó sus ojos disimulando tener un sueño abismal, pero dormir era lo que menos quería aquella mañana donde el verano se iba, para dejar al otoño pasar. Posó su mentón en la mano para observar por la ventanilla el paisaje.

-Parece que va a llover- pensó.


Lunes por la mañana, siempre sería lo mismo. Se levantaría a las siete de la mañana para colocar dos rodajas de pan en la tostadora y la máquina de café haría el resto ya que estaba programada. Mientras el desayuno casi se preparaba por sí mismo, él se metería a darse una ducha rápida, no sabía el por qué pero el agua en la mañana lo despertaba, luego de salir fresco y limpio; iría secándose el cabello hasta la silla de su habitación en donde tendría la ropa de trabajo cuidadosamente doblada para que no se arrugara. El espejo le revelaba una cara confiada mientras se peinaba cuidadosamente hacia atrás, pero no lucharía con el mechón rebelde que caería luego sobre su frente, ya lo había intentado y en algún momento del día volvería a rebotar en su lugar.
El sonido de la tostadora le avisaba que era el momento de sentarse en la mesa luego de que el encargado del edificio tocara su puerta avisando que el diario del día estaba reposando en el pasillo. Como no tenía televisión, había desarrollado el hábito leer en silencio los sucesos actuales en la compañía de una taza de americano y dos tostadas.
Miró la hora en el único recuerdo que tenia de su padre, marcaba las ocho de la mañana, el tiempo pasa rápido cuando te concentras en una nota a un chef chino que vino a la ciudad a mostrar sus recetas modernas así que lavó todo con cuidado y secó sus manos para tomar las llaves y su abrigo; seguro que su vecina, la señora Young, no tardaría en cruzarlo por los pasillos hasta el ascensor de camino a sus compras matutinas.

-¡Buenos días, señora Young!

-¡Buenos días, pequeño! – la señora de avanzada edad tomaba el ascensor junto a él esa mañana, con paso lento pero firme, la mujer le dedico una enorme sonrisa antes de que las puertas del gran caja de metal se cerraran detrás de ella. - ¿Vas a trabajar?

-Sí, señora Young.- asintió muchas veces con la cabeza como al niño que llevan al parque.

-Me alegro que trabajes con tanto entusiasmo...- posó sus manos con cuidado en el bastón de madera trabajaba que llevaba siempre con ella y luego golpeó con él, justo, en el estómago del joven.- ¿Cuántas veces te he dicho que no me digas Señora? ¿Acaso me ves vieja y no hermosa? Aun me queda fuerza de mis campeonatos de Judo.

You're SWEET [JiHan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora