El viento susurraba a mi oído, los arboles emitían una briza cálida, las luces parpadean a media noche, ya no tenía idea donde conciliar el sueño, mis pies estaban destrozados luego de caminar toda la noche descalza, deambulando sin rumbo por horas, sintiendo el dolor y la sangre que brotaba de mi cuerpo, creí que caería, porque no sentía más que frio en mi piel, intente sostenerme de alguna forma, pero me desvanecí en el intento.
Quede frente a esas luces parpadeantes del mar que se encontraba en mi cabeza, era hermoso, pero parecía como si nadie las notase, trate de alcanzarlas con mi mano, pero estaban tan lejanas a mí, fue imposible verlas con claridad, porque mis ojos ya no tenían fuerza para permanecer abiertos, comenzaron a cerrarse lentamente, creí que moriría, que absurdo, pero lo pensé.
Mis pupilas se dilataron, no veía más que manchas grises, solo escuchaba un pequeño zumbido en mis oídos, y la pequeña luz que alcanzaba a ver desapareció en un instante, luche con mi cuerpo, intentando que reaccionara, pero no fue posible, mi cuerpo estaba más pesado, y note que el color gris de mi piel desaparecía.
Me alegro de haberme equivocado, de seguir de pie, porque no quería irme, pero la razón no era saber quién era yo, si no saber quién era el.
Me atormente con aquel pensamiento, con las ganas de buscarlo nuevamente, pero no sabía por dónde comenzar, tenía la gran duda, si lo encontraba otra vez ¿Qué le diría? Sin importar cuanto lo pensara, él no estaba a mi alcance.
Amanecí bajo un árbol, el cual aun en esta estación su color permanecía igual, sus hojas aún no se desteñían, se movían con el viento pero ninguna en la misma dirección.
Cerré por unos segundos mis ojos, al abrirlos te vi, no sé cómo, pero te vi, otra vez los cerré y al abrirlos no estabas, no creí que mi imaginación fuese tan extensa como para creer que estabas frente a mi mirada, frente a mi cuerpo, delante de mi corazón. Reí por tal fantasía, por la locura y la desesperación de tenerle a mi lado.
Mire hacia el frente, intentando orientarme, pero no recordé, mis sentidos estaban aún aturdidos por la mínima fuerza que tenía y allí permanecí por algunas horas.
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The last sigh
Teen FictionEl mayor miedo, es el caer en la mínima oscuridad del pensamiento, abandonar la realidad y entrar en el mundo del sueño y la fantasía, trasladando aquellos sentimientos al mas lejano rincón que los separa.. Adentrándose al amor en otros aspectos, d...