Noche romántica {relato 1, parte 4}

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AV: ¿Benja? ¿Eres tú, verdad?
Otto se puso nervioso, pero era obvio que tenía que decirle que era él, ni que Benja estuviera entre ellos dos. Así que se detuvo, se paró en frente de ella y le dio un beso en los labios, suave, tierno, como sólo él sabía... Angélica al principio se exaltó y quedó asustada, pero después Otto la siguió besando y ahí ella se dio cuenta que era su esposo porque el olor del perfume en el cuello de Otto no se perdía para nada..

AV: (Aún con los ojos vendados) no entiendo, donde está Benjamín?
Otto: -La besa- mm, todo estaba bien planeado, señora Vale, no debería darle detalles.
AV: mmm... Bueno, ven, dame otro beso que no te veo...
Otto se acercó y le beso apasionadamente los labios, sus bocas pedían a gritos no separarse nunca, sus lenguas jugaban entre ellas, los ojos los cerraron y.. Se quedaron sin aire así que después de muchos segundos se separaron...
Otto: Qué rico besa, señora Vale. Pero... ¿Qué le parece si comenzamos esta noche como se debe?
AV: ¿Ah sí? ¿Y cómo sugiere que la comencemos, señor Otto?
Otto: Primero deme su mano y yo la dirijo al lugar en donde comenzará nuestra noche... Sí, NUESTRA noche -le tomó la mano y comenzó a guiarla para que no se cayera o algo por el estilo, así se dirigieron al lugar...

Un camino de rosas, acompañado de muchas velas en las orillas del camino... Él los dirigía a un lugar el cual era una cabaña, una cabaña muy bonita que Otto había prestado a un amigo suyo para pasar la noche con su amada esposa. Habían llegado al tan anhelado lugar, estaban justo en la puerta...

Otto: Bueno, llegó el momento señora Vale, quítese esta venda que tanto le perjudica.
AV: Siiiii, si, ya quiero ver.
Otto: Pero antes le voy a robar un beso -le dio un beso y se dirigió detrás de ella para quitarle la venda... En cuanto ya no la tenía miró el lugar, ¡estaba hermoso! Una decoración maravillosa, velas iluminando, una alfombra roja que dirigía hacia la habitación, pétalos de rosas encima de aquella alfombra, la luz de la luna atravesaba la ventana y lograba ayudar a las velas a iluminar aquel lugar precioso...
Angélica estaba encantada, le brotaron lágrimas de los ojos, no podía creer eso tan bonito que estaba viendo, estaba pensando que tenía al mejor esposo del mundo, estaba muy agradecida por tenerlo, era el mejor amigo, la entendía muy bien y le no le prohibía absolutamente nada, además era demasiado detallista, ¿qué más puede pedirse?

AV: No tengo palabras -Se tapaba la boca y los ojos, pues estaba muy sorprendida y llorando pero de felicidad.
Otto: ¿Tú crees que te mereces menos? Yo opino que te mereces mucho más -Le acarició la mejilla y le miraba esos ojos intensos cafés que tenía, con un poco de lagrimas pero eso no le quitaba el brillo que tenía en ellos.
AV: No me arrepentiré nunca de haberme casado contigo y de conocerte, no sabes lo feliz que me haces Otto. -Dijo sonriendo, aunque a la vez llorando.
Otto le dirigió una sonrisa y le dio un beso, un beso que necesitaban, que sus bocas y corazones pedían, necesitaban sentirse; necesitaban ser uno solo.
Otto: ¿Ves? La noche debe de comenzar así - sonrió.
Tomó su mano y recorrieron esa alfombra llena de pétalos de rosa que les dirigía a un lugar, en donde cerrarían con broche de oro esa noche mágica que era de ellos.

Llegaron a la habitación, estaba también iluminada de muchas velas solamente, para hacer la noche más romántica, en la cama estaba formado un corazón con pétalos de rosas rojas, eso a Angélica también le pareció muy romántico, bonito y excitante...

Cerraron la puerta y se pararon frente a frente junto a ella...
Otto comenzó a besarle el cuello, arrimándole los cabellos de él, pues traía el pelo suelto y éste perjudicaba. Angélica sentía esos besos como un baño de placer,  se sentía amada, protegida y con una excitación que ya prácticamente no podía controlar...

«Relatos Padrón Vale»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora