Capítulo 1

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-Es tú turno -el gerente me lanza una mirada lasciva. Aguantando las ganas de vomitar me encamino por el largo pasillo que lleva hacia el escenario. Mi trabajo no es unos de los mejores, pero lo único en lo que soy jodidamente bueno.

Inhalo profundamente antes de salir al escenario. Llevo un mes y medio en éste trabajo. Claro, desde hace años me he acostado con hombres pero esto es diferente. Aquí no es sólo durante la noche. Cuatro o cinco veces a la semana tengo que desnudarme frente a todo el público que viene buscando "diversión" a este local.

Comienzo a caminar tranquilamente por la pasarela mientras escucho murmullos de aprobación de los malditos viejos que tienen un montón de billetes. Al llegar al centro de la pasarela, donde todo está listo para mi "gran presentación", comienzo a balancear mis caderas suavemente al compás de la lenta y provocativa música. Casi puedo oler como a algunos viejos se les comienza a parar. Riendo para mis adentros comienzo a revelar partes de mi cuerpo, subiendo mi pleyera para mostrar mi tonificado abdomen.

No soy feo....bah, soy hermoso. Mido 1.83, algunos encuentran que soy muy alto para ser el pasivo pero creo que a otros les excita más escuchar los gemidos, aunque sean falsos, de alguien más alto; tengo 25 años, tez blanca y ojos color avellana, cabello rubio un poco corto, un muy buen físico y, además de todo eso, un culo que muchos desearían follar sin descanso.

Cuando la canción comienza gradualmente a cambiar su ritmo lento, comienzo a sacarme la ropa de una manera en que muchos encontrarían " sexy", pero a mí me re caga. Cuando al fin termino de sacarme los pantalones, mi polla -que preparé antes de subir al escenario- queda libre. Comienzo a masajear suavemente, mientras me paseo para mostrarle a todos mi jodido culo y mi pene.

Comienzo a pasear mi vista entre los asistentes para ver cuál de ellos es el con más billetes en el bolsillo. Una silueta recortada por la débil luz del local capta mi atención. No se ve como los demás asistentes. Mierda, tiempo en el escenario se acaba. Rompiendo el contacto visual doy una última vuelta, y cuando presentan a otro chico, sé que es mi momento de pirarme del escenario.

-Lo hiciste muy bien -el gerente sonríe mientras me tiene mi bolso con mis pertenencias. De verdad, ¿ni siquiera me pasa una jodida toalla para ponerme? Camino completamente desnudo por el pasillo, captando las miradas de algunos de mis compañeros de trabajo.

Tsk.

Al llegar al vestidor cierro rápidamente la puerta con llave y me reclino contra la fría cerámica de la pared.

-¿Necesitas ayuda? -Eric, un compañero de trabajo, sale de no-sé-donde y con paso seguro se dirige hacia mí. Tiene una cara bastante normal, ojos oscuros, pelo negro y tez blanca; pero su cuerpo está bastante bien. Más que "bastante".

-No lo creo -le digo mientras bajo mi mirada hacia mi polla. Está un poco dura pero nada que no pueda manejar. Eric cierra la distancia que nos separa y comienza a dejar un camino de besos por mi cuello. Bueno, ¿qué más da? Le gano por unos centímetros de porte, por lo que doblo mis rodillas para que él tenga fácil acceso a mi boca y cuello, y él no desaprovecha eso. Se supone que el contacto físico de ésta manera entre nosotros, los "chicos del gerente", está prohibido pero en este momento me importa una mierda.

Quiero que alguien me folle, y que sea rápido.

-Date la vuelta -susurra contra mi pecho, como si pudiera escuchar la cadena de mis pensamientos. Obedeciendo me doy vuelta y observo la blanca cerámica de la pared. Pongo mis manos sobre ésta y me inclino para que pueda tener un mejor acceso a mi culo. Comienza a prepararme, siento su lenga chupar y masajear mi ano. Sin poder evitarlo algunos gemidos de placer se escapan de mi boca.

Luego de unos minutos, dejo de sentir la calidez del cuerpo de Eric y lo oigo pasearse por el vestidor, escucho su bolso abrirse y vuelve hacia donde me encuentro.

Escucho como abre la botella de lubricante y luego de unos segundos siento como un dedo de Eric entra en mí. Gimo y arqueo mi espalda ante la conocida pero excitante sensación. Cuando el segundo y tercer dedo entran en mí ya es imposible evitar los gemidos que escapan de mis labios entreabiertos. Cuando retira sus dedos de mi interior doy vuelta la cabeza lo suficiente para observar el sobre plateado en su mano.

Espero con expectación a que esté listo y de improviso siento un dolor punzante en mi ano. Suelto un gemido de dolor y mis piernas pierden las fuerzas.

-Shh -susurra Eric. Como si pudiera mantener mi jodida boca cerrada cuando me follan el culo, idiota. Comienza a moverse lentamente y unos gemidos entre placer y dolor, se entremezclan con los gruñidos de Eric.

Llevo una de mis manos hacia mi pene y comienzo a mover a un ritmo frenético. Mientras la mano de Eric, que ahora está en mi pecho, me mantiene en pie. Gradualmente comienza a aumentar el ritmo, a uno desesperado, a uno salvaje, a un frenético.

-Joder...Eric... -logro decir entre pesadas respiraciones. Siento como mis bolas se hinchan. Haciendo un esfuerzo aguanto con las pocas fuerzas que me quedan, pero es imposible aguantar mucho más. Con un pesado gemido me vengo sobre si propia mano.

Mis músculos, contraídos ante la fuerza de aguantar se relajan, siento que la fuerza de mis piernas y brazos me abandona completamente, pero no de una forma molesta.

-Solo un poco más -escucho a Eric, quien respira pesadamente y embiste a un ritmo frenético. Casi sin fuerzas espero a que finalice. Después de unas duras embestidas llega con un fuerte gruñido. Ambos respiramos de forma pesada, cubiertos de sudor.
Siento a Eric salir de mi interior y comenzar a pasearse por el vestidor, dejándome allí, sin fuerzas y más que agotado. Como mis piernas no me sostienen caigo de rodillas contra las baldosas, aún con mi respiración acelerada.

-Eso estivo muy bueno -Eric me lanza una sonrisa que tenía como objetivo ser sexy, pero yo la tomo por una mueca que hace ver su rostro más horrible de lo que es. Me paro y me visto en silencio; ya me ducharé cuando llegue a mi apartamento. Unos golpes en la puerta me sacan de mis cavilaciones interiores. Eric, que es el que está más cerca de la puerta abre y entra la figura del gerente dando saltitos nerviosos.

-¡Ah, Ian! Menos mal que aún estás aquí. Alguien quiere verte.

Mierda.

Si es uno de los clientes estoy realmente jodido. Estoy sudado, sin fuerzas y sin ningún ánimo de que un viejo me folle.

Con un suspiro de resignación, después de todo es mi trabajo, asiento y sigo al gerente hasta su despacho. Cuando llegamos él me abre la puerta y entro a el despacho más extraño que he visto en mi vida, y he visto muchos. Un pequeño escritorio de caoba estaba ubicado en la esquina de la habitación, una ¿cama? estaba en la esquina opuesta -no quiero imaginarme todas las cosas que ha hecho allí-, y un largo sillón negro de cuero ocupa más de la mitad de la habitación, con una pequeña mesa de centro a unos metros. La escasa iluminación le daba un ambiente tétrico a.... Dirijo mi mirada nuevamente hacia el sillón ¿Bromeas verdad? Un tipo (sí, joder; es un tío de unos treinta, no un viejo de cientoymuchos) está sentado cómodamente en al sillón.

-Es un gran placer conocerlo, sr. Evans.

¿Señor? ¿Qué mierda le pasaba a éste tipo? Le dirijo una mirada entre molestia y exasperación. Sí, puede que pierda a un cliente pero ahora es lo que menos me preocupa. Su sonrisa creció aún más. Tsk.

-¡Ah, Ian! -cada vez que el gerente quiere hablar o alguna mierda por el estilo usa el "ah", lo que le da el jodido aspecto que estar en un constante estado de excitación. Riendo ante la mierda de pensamientos que me cruzan la mente, vuelvo a centrar mi vista en el tipo que está con una media sonrisa burlona-. Éste es el señor Cooper. Tu próximo cliente.

¿Así que follaré con algún tipo rico mimado y sin una pizca de gracia? Uff, no sabe cuanto lo espero, señor gerente.

Guiados por la pasión [ Gay ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora