Capítulo 1.

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El sonido del despertador obligó a mis ojos a que se abieran. Hoy era el primer día de clases. Después de haber estado unos meses en paz, tendré que aguantar a los imbéciles del instituto.
Como no tenía ganas de pararme, literalmente, me arrastré hasta el baño. Me bañé en unos 10 minutos aproximadamente. Salí y fui de vuelta a mi habitación para vestirme. Elegí unos jeans negros tiro alto ajustados, junto con una remera negra de Green Day que me llegaba unos dedos debajo de la cintura. Y mis vans negras.
Me cepillé el cabello dejándolo suelto, y me puse mis anteojos negros. Los odio porque hacen que mis ojos azules resalten.
De algo me olvido... Ah, ¡cierto, la presentación! Jiji (?)
Me llamo Maddison Jhonnson, tengo 17 años. No soy muy alta, mido 1.64. Mi cabello es rubio, tengo, como dije, ojos azules. Eso es todo, creo.
Puse dentro de mi mochila las cosas que necesitaría para el primer día de clases y bajé al comedor, donde se encontraba mi hermano Rick, el típico playboy del instituto. Es muy alto, mide 1.80. Es un año mayor que yo. Es rubio, tiene ojos azules/verdes iguales a los míos y tiene un cuerpo muy trabajado. Es muy guapo, pero eso no le quita lo infantil.
-Hola, enana.- dice dándose la vuelta ya que estaba haciendo el desayuno, y me abraza.
-Hola simio.- le sonrío. Él es la única persona que me queda. Nuestros padres murieron, cuando yo tenía apenas 10 años, en un accidente de auto. Mi madre no tenía hermanas o hermanos, pero mi padre sí. Mi tía Dylan Jhonnson. Ya ni recuerdo cómo era, desde pequeños no la vemos. Pero igual la queremos. Ella siempre estuvo cuando la nesitábamos. Espero volver a verla.
-Cuánto amor... ¿Lista para volver al infierno que se hace llamar escuela?
-No.
-Ay, qué seria.- dice sonriendo a lo que yo también sonrío.
-Es que en serio no quiero, Rick.- digo mientras como mi desayuno: galletas oreo con jugo de naranja exprimido.
-Sabes que cualquier cosa que necesites puedes decirme.
-Lo sé, lo sé. Es que, ¡ag! No sé.
-Bueno. Ahora vámonos, llegaremos tarde... Wow, nunca creí decir eso.-reímos.
-Rick...- dije antes de salir de casa.
-¿Sip?- se dio la vuelta para quedar de frente.
-¿Piensas ir al instituto con el pijama de Bob Esponja? No sé, sólo digo...- él tiene una pequeña (grande) obsesión por Bob Esponja.
-Oh, no me había dado cuenta...- dicho esto, fue tan rápido a su habitación que pensé que tenía un cohete en el culo.
Una vez que él terminó de cambiarse, salimos. El camino al instituto esta vez se nos hizo un poco largo porque a Rick se le ocurrió ir a una heladería a las 8 de la mañana. ¿A quién carajos se le ocurre ir a una heladería a esa hora? Exacto, a Rick. Pero las cosas no le salieron como él quería una vez estando ahí... Así que ya estábamos yendo al instituto.

-Flashback-
-Dale Maddi, quiero helado. -nos encontrábamos discutiendo sobre ir o no ir a la heladería.
-Ya dije que no, y punto. Tenemos que ir al instituto.- hizo puchero, pero lo cambió a una sonrisa que era igual a la del gato de Alicia en el país de las Maravillas.
-Te compro dos helados si vamos.
-Tres.
-Dos.
-Cuatro.
-Uno.
-Seis.
-Está bien, está bien. Te compro dos y te doy 20 dólares.
-¿¡Alguien dijo helado!?-grité levantando ambos brazos.
-¡Yo!
-¡A la heladería se ha dicho!

***
Estábamos comiendo nuestro helados en una de las mesas que estaban dentro del local, en silencio, hasta que Rick habla.
-¿Ves a la chica de allá?- busqué a la chica y asentí- Conseguiré su número. Ya vuelvo.
Terminó de decir eso y fue donde la chica. Cuando ya estaba con ella, la chica frunció su ceño, me miró, y explotó el cono de helado que tenía, en la cabeza de mi hermano.
No aguanté y me empecé a reír como una foca retrasada con asma pariendo. Al parecer mi risa duró bastante ya que no me había dado cuenta de que estábamos en el auto.
-¡Deja de reírte!-dijo Rick enojado.
-E-es que n-no p-puedo.- la risa me habrá durado todo el camino.
Fuimos de vuelta a casa para que la nena se cambie.
-Fin del Flashback-
Pasó no sé cuánto tiempo hasta que llegamos al instituto. Rick aparcó el coche en "su" lugar y nos bajamos, cada uno por su camino. Pero antes de empezar a caminar, me grita.
-¡Hoy no estaré en casa Maddi!-a lo que yo sólo respondí con un simple "ok", pero agregué un "¡Usa protección, no quiero ser tía a tan temprana edad!" Rick me sacó su hermoso dedo del medio mientras caminaba de espaldas, pero el muy idiota tendría que haber visto por dónde iba, porque se chocó un auto y se cayó de culo.
Fui hasta mi casillero riéndome. Ya llegaba unos 10 minutos tarde, así que me apuré, fui corriendo al aula porque quedaba lejos. Suerte que el boxeo me dio y da buena forma.
Al ir sumida en mis pensamientos, choqué con algo, o más bien, alguien.
-¿¡Qué te pasa, imbécil!? -grité enojado mientras juntaba mis cosas para salir de ahí.
-Oye, oye. Tranquila nena.
-Tranquila las chanclas. Y no me digas "nena".-dije mientras recogía mis cosas y caminaba directo a la segunda clase, ya que la primera estaba por terminar, y escuché que el chico que me chocó me gritó.
-¡Cómo digas, hermosa!

Pasaron las horas y al fin estoy camino a mi casa.
Cuando llego, veo que hay un hermoso camaro amarillo (es mi auto favorito) estacionado en la puerta de mi casa. Lo ignoro y entro. Tiro la mochila en un lugar cualquiera, que caiga donde caiga, y voy a mi habitación para ponerme mi pijama, que consiste en una short demasiado corto para mi gusto, se me ve un poco el cachete del culo, pero ñe. Una remera con la que se me ve el tatuaje que me hice en la panza en honor a mis padres, es un ave con las alas abiertas. Y mis pantuflas de garras.
Bajé a la sala para ver un poco de televisión, pero me encuentro con algo que nunca me habría imaginado...
-Hola hermosa.

Holaaa, esta es mi primer novela. Dejen sus opiniones. Gracias <3
Maddison en multimedia.

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