Prólogo

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Hace mucho tiempo, en un mundo donde abundaban la magia, los héroes, los grandes reyes y reinas, príncipes y princesas, un mundo lleno tanto de paz y luz, mal y oscuridad. Vivía una pequeña niña, una niña especial, una niña que no era normal y corriente, una niña llamada Astárial, cuyo poder y talento sobrepasaban la imaginación, un poder y talento de los cuales ella no era consciente, no todavía.
Esta niña tenía un sueño, un sueño intenso y marcado a fuego en su mente, el sueño de ser una heroína, una heroína capaz de proteger todo aquello que le importaba de verdad, todo aquello que amaba con todo su corazón, y conseguiría ese sueño pase lo que pase.
Astárial quería unirse a una Hermandad de Héroes, una de las muchas que existían en su reino, y en ese mundo, pero la hermandad a la que quería pertenecer era especial, no era una Hermandad cualquiera, era una muy especial, una llamada "Guardianes de la Arena"
Esta hermandad era una de las más famosas que existía, tan famosa que era a la que solía recurrir el mismísimo Rey Franz III para resolver la mayoría de sus problemas, a esta hermandad pertenecían grandes héroes como Aithar Colmillo silencioso, que era capaz de transformarse en bestias temibles, aparte de ser un experto en el sigilo. También estaba Numina, una maga capaz de generar y controlar por completo la electricidad, era temida por sus enemigos y adorada por todo el reino, todos grandes guerreros y héroes idolatrados por todos y temidos por sus enemigos.
Pero Astárial sabía que no sería fácil lograr entrar a esa hermandad, y menos conseguir ser uno de ellos, ella era capaz de usar la espada con gran fluidez para su edad, tan sólo tenía 13 años y ya luchaba con un nivel alto, aunque su espada no era muy buena, era una simple espada de cobre que ella misma fabricó, una espada pequeña, con magulladuras y algo mal hecha, pero ella se sentía muy orgullosa del trabajo que había hecho fabricándola.
Aparte de su espada que le ayudaba a defenderse, tenía a su lado a su inseparable compañero Ardar, un cuervo albino que le acompañaba a todas partes y la protegía cuando era necesario, siempre habían estado juntos y se tenían alta estima el uno al otro. Juntos pelearían por avanzar hasta conseguir su deseo, por ese mismo motivo emprendió un viaje largo y lleno de peligros, peligros que debía afrontar si quería sobrevivir y conseguir ser todo lo que siempre soñó, ser una heroína capaz de defender a todos, para que nunca volviera a perder a los que realmente eran importantes para ella, no permitiría que eso le volviera a pasar, no otra vez.

Etërial: Danza De AlmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora