Capítulo 1

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Coloqué por enésima vez la chaqueta sobre mis hombros y nuevamente me la volvía a quitar.

"¿Con o sin?"pensé. Llevaba así casi unos 15 min. , pero es que quería que todo fuese perfecto. Quizás estaba demasiado arreglado..., "¿Debería cambiarme?" Miré hacia mi armario el cual tenía la mayoría de la ropa que solía guardar dentro, esparcida por la cama y el suelo, deseché esa idea. Se puede decir que llevaba toda la tarde probándome ropa y si había conseguido, después de muchos descartes, llegar a esta, no lo iba a tirar todo por la borda.

Me miré al espejo una vez más y volvía a colocarme la chaqueta "Si yo no la necesito, quizás ella sí"

Asentí, y no sin antes coger mi billetera, mi móvil y mis llaves, salí.

"Esta iba a ser una GRAN noche"

[...]

Aparqué justo en la puerta de su casa, pensé en avisarla de que ya había llegado con un mensaje o tocando el claxon, pero en ese momento me pareció demasiado vulgar, así que bajé del coche y caminé con paso decidido hasta la puerta. Allí fue cuando llegaron los nervios " ¿Y si están sus padres y me hacen uno de esos interrogatorios? o ¿Y si al final cambió de idea? ". Mi cara reflejaba esas dudas cuando la puerta se abrió. Un hombre de unos cuarenta y muchos me miraba con una sonrisa torcida en al cara.

-Vi la luz de un coche, pero me sorprendió que aún no hubieras timbrado- rió, yo sonreí a su vez algo sorprendido.

-Es que....-balbuceé.

-Anda, pasa- dijo empujándome suavemente hacia el interior de la casa y cerrando la puerta tras de si. Siéntate, ella estará a punto de bajar..., ya sabes como son la mujeres -sonrió.

Sonreí, forzadamente recordando las horas que me había llevado a mí vestirme. Rasqué mi rubia caballera nervioso.

Avancé hasta una sala grande, con un sofá cerca de una pequeña y hogareña chimenea. Unas cuantas fotos adornaban las paredes del salón. Tomé asiento en el gran y ahora también cómodo sofá, junto con su padre.

-¡Joseph! ¿Acaso no les ofrecido nada?-preguntó la mujer que acababa de entrar en el salón. Tenía un gesto de sorpresa y un fingido enfado. Sonreí.

-Emm....sí, claro! Ahora mismo iba a hacerlo- dijo el hombre levantándose, torpemente.

-¿Agua, Coca-Cola,...cerveza?-se dirigió a mí. Su mujer soltó una ruidosa carcajada.

-Anda, tráele un refresco, Joseph-se sentó a mi lado mientras su marido salía hacía lo que creí la cocina.- Bueeeeno...

Antes de que pudiera decir o insinuar algo más, unos pasos de tacón se escucharon contra los primeros escalones de las escaleras. Ambos nos giramos esperando verla aparecer, y así hizo.

Los últimos volantes de un corto vestido blanco aparecieron por la puerta, adornando el cuerpo de mi pareja, esa noche. Me levanté sin tan siquiera darme cuenta y ella sonrió.

-¡Estas preciosa, cariño!-dijo su madre, y yo no pude hacer nada más que asentir como un idiota.

-Bueno,... ¿nos vamos ya?-dijo Lena, tomando un abrigo y despidiéndose de sus padres.

-Eh! sí! Claro, buenas noches Señor y Señora Packter. -Ambos salimos dejando atrás las voces de sus padres...

Ninguno dijo nada durante el trayecto en coche, y por primera vez agradecí, que el Instituto no se encontrara tan lejos de nuestras casas.

[...]

La música sonaba alta, incluso antes de entrar en el gimnasio de la escuela. Una banda tocaba unos temas, ya pasados un poco de moda en un improvisado escenario. La gente bailaba en el centro aunque pocos lo hacían con ganas. Las paredes estaban llenas de globos y decoraciones de última hora y a un lado unas cuantas mesas con aperitivos.

Lena sonrió al localizar a su grupo de amigas, haciéndonos gestos para que nos acercáramos hasta ellas. Ella tomó mi mano y me arrastró hacia allí.

[...]

Llegó un punto en lo que lo único que podía entender de su larga y aburrida, sobre todo, aburrida conversación, era que no tenía ningún interés en ella, y ya me había cansado de la chirriante forma de hablar que tenía una de ellas.

-Em...Lena, voy a ir a tomar el aire-le dije, pero seguramente ni me escuchó y la verdad es que tardaría en darse cuenta de que no estaba, si es que lo hacía...

Abrí la puerta principal del Instituto como si de una salida de la cárcel se tratara. Sentía que me estaba ahogando ahí dentro. Cerré los ojos, y respiré hondo. De pronto escuché una sonora carcajada. Abrí los ojos. Unos escalones más abajo, un chico poco mayor que yo, alto, pelo oscuro, corto y con smoking me miraba sonriendo.

-Parece que te estuvieron torturando -comentó y se llevó a la boca un cigarrillo en el que no me había fijado antes. Y después soltó el humo.

"Si tu supieras..." Bajé lentamente un par de escalones, acercándome a él. Ya había oscurecido bastante desde que llegamos. Volvió a darle otra calada al cigarrillo y pude ver perfectamente, por el frío que hacía, como expulsaba lentamente el humo a continuación.

-Te tiemblan las manos -Ni siquiera me había dado cuenta.-Anda, ven aquí...-dijo tomando una última calada y tirando el cigarrillo al suelo.

Subió los pocos escalones que nos diferenciaban y desde una escasa distancia, envolvió mis manos con las suyas. Mis ojos se abrieron de par en par al notar sus calientes manos sobre las mías. Me entraron nervios, y no pude evitar mirar hacia los lados para comprobar que nadie nos estaba observando.

"Cómo puede tener las manos tan calientes, mientras yo parezco salido de un congelador"

Inconscientemente suspiré de alivio al volver a sentir que mis manos formaban parte de mí, hasta que el frío volvió a recorrerlas. Las metí en los bolsillos del pantalón rápidamente.

-Tengo que volver a dentro, seguro que alguien me echa de menos- rió, ya avanzado hacia la puerta. Cuando abrió esta, un escalofrío recorrió mi espalda.

-¡Oye, espera! -grité. ¿Cómo te llamas?-se giró sobre sí mismo y esbozó una sonrisa tentadora, como si ya se esperaba que lo fuese a detener.

-Jake Foster... y?-siguió ahí, mirándome, esperando...

-¡Ah, sí! Perdona, Christian Bolton- sonreí patosamente.

-Nos volveremos a ver...- dijo como parte de una sencilla canción, entrando por la puerta y dejando que esta se cerrara sola.

"Jake Foster..."ya había escuchado ese nombre antes. Estaba un curso superior al mío, sin embargo, no era como sus compañeros de clase, solía ser mucho más tranquilo y al parecer buen estudiante "no como yo...por mucho que lo intente". Pero nunca lo había visto, y menos tan cerca.

El resto de la noche transcurrió menos asombroso de lo que había imaginado. Volví con Lena minutos después y ella seguía con su conversación y, como supuse, ni se había dado cuenta de que me había ido. Al final del baile, la lleve a casa.

Me dejé caer en mi cama nada más entrar en mi cuarto. "Creía que esta iba a ser una gran noche... Que engañado estaba". Decepcionado pero cansado, me dejé llevar por el peso de mis párpados y dormí profundamente.


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¡He vuelto! Quien lo diría... LO SIENTO MUCHÍSIMO por este "hiatus"... Pero me han vuelto a entrar ganas de publicar por completo esta historia que escribí hace tiempo. Perdonad otra vez, y muchas gracias a los lectores que tuve en un primer momento. 

Esta vez, he hecho revisión de los capítulos y he cambiado algunas cosas a mi gusto. Aún así espero que la disfrutéis de igual forma.

¡Un saludo!

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