Prólogo.
La gente me ha dicho que el hubiera no existe.
Ellos dicen que para que alguien pueda ser feliz, tiene que soltar el pasado. Ya nada se puede remediar, aprendes a no tropezar con la misma piedra. Pero la gente dice muchas cosas.
Entonces, ¿Qué pasa si, al caminar, tu mirada está fija en una hermosa miríada de mariposas; tan atractiva que simplemente no puedes ver por dónde caminas?
La cosa está en que, quizá a mí me gustaba caer. Levantarme. Y volver a caer. Y volver a levantarme. Y volver a caer...
No lo sé.
Quise imaginar que podía tomar todos mis pensamientos y poderlos meter en una caja donde no me hicieran perder el control de mis emociones.
Lo intenté.
Y me fue imposible.
Tan imposible, como tratar de meter a esa miríada en una caja, sin lastimar a una sola. Para tener el control de ellas. Para pensar con claridad.
Para no dejar que mis pensamientos irracionales tomaran el control de mis acciones.
~*~
«pequeños abanicos portando lienzos de arte, revoloteando en el aire...»
Hyuk Jae observó cómo los pies descalzos de Yeori retozaban sobre el césped húmedo y fresco. Cómo levantaba los brazos queriéndose llenar de toda la luz solar que era capaz de recibir en ese instante.
Ella lo miró sorprendida al notar cómo las mariposas se acercaban en multitud, pasando sobre ella. Obligándola a levantar la mirada y seguir su camino que se perdía en el cielo.
― ¿Las has visto? ―preguntó a distancia. Maravillada.
Hyuk Jae le afirmó con una sonrisa encantadora, aun de pie a unos metros alejado. Deseó en ese momento poder atrapar todos y cada uno de sus movimientos, sus gestos, sus palabras y su felicidad y enfrascarlos para que así pudiera tenerlos consigo hasta que sus ojos fueran capaces de ver la última luz.
Por detrás de sus gafas, observó a Yeori acercarse hasta él. Su mirada le incomodó y le preocupó bastante.
― ¿Estas bien? ―preguntó él tomándole el rostro con delicadeza.
Ella asintió con una sonrisa, posando una de sus manos sobre la de Hyuk Jae.
Él no dudó en besar su frente y bajar a sus labios. Su tremenda adicción.
Pronto sintió las manos de Yeori aferrarse fuertemente a su camisola, para después perder la fuerza en sus manos, en sus piernas, en sus labios.
Hyuk Jae la tomó en brazos. Horrorizado por la palidez en su rostro, la falta de una respuesta a sus llamados.
Dejó entonces, que sus lágrimas fueran a descansar a las mejillas suaves de aquella mujer. Pidiendo ayuda. Sintiendo que alguien le desgarraba el cuerpo dejándolo completamente sin vida.
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NABIYA.
Fanfiction'Una vez, en un sueño...' ¡Hola! Bienvenidas a esta nueva historia con Hyuk Jae ^^ Ansío poder encontrar sus comentarios a lo largo de la historia. ¡Gracias! *NO copiar/adaptar SIN PERMISO*