Adiós.

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-¡Jade, baja!

-¡Ya voy, ya voy!

Dí un último vistazo a lo qué de ahora en adelante sería mí antigua habitación. Paredes lila, cama blanca, todas mis fotos tomadas por mí Polaroid pegadas en la pared, las luces que se encontraban encima de mí cama que se encontraban apagadas, todo lo que se encontraba ahí estaba organizado. Apague las luces y cerré la puerta susurrando un "adiós".

Me encontraba en la segunda planta de la casa, a punto de bajar las escaleras, traté de mirar todo para poder recordar como era, bajé las escaleras, encontrándome con mí tía Alayah al final de estas. Me sonrió pero no como siempre suele hacerlo, sino con lástima reflejada en sus ojos. Ahí está. Lo odio, odio que todos sientan lástima por mí, que todos crean qué soy alguien de cristal que de un momento a otro se romperá, entiendo por una parte, acabo de perder a mí madre con sólo 16 años pero la lástima de los otros es lo último que necesito.

-Todo estará bien.

-Lo sé.

-Vamos, perderás el vuelo.

Y así, despedí a mí antigua casa, en la que crecí, jugué, lloré, aprendí, conocí a mis amigos. Ahí dejaba todo.

Mi madre era la gerente de la sucursal que se encontraba en el país de unos de las cadenas de hospitales más importantes "St George Hospital". Murió hace poco, se encontraba de camino a casa y su auto perdió los frenos. Fueron los peores meses para mí, fue perder a mí madre y mejor amiga, ella siempre estaba ahí para mí y me entendía mejor que nadie, pero ya no está. Los primeros dos meses fueron terribles, apenas salía de mí habitación, no hablaba con nadie, ni siquiera sabía que iba a hacer con mí vida hasta qué alguien qué no pensé ver nunca apareció, mí padre. Tocaron mi puerta y pensé qué sólo era mi tía tratando de qué intentará comer pero no, estaba equivocada, vi una cabeza asomarse con una tímida sonrisa y lo reconocí, me senté en mí cama asombrada y lo estudie.

Seguía igual: Alto, cabello castaño, ojos azules como los míos. Seguí viéndolo hasta qué una voz me saco de mis pensamientos.

-¿No piensas levantarte de ahí y saludar a tú padre?

Inmediatamente me levante y lo abracé con lágrimas en los ojos, lo había extrañado.

-Hola papá.

Mi padre vivía con mi hermano gemelo en Londres mientras yo vivía con mí madre en Argentina. Mis padres se divorciaron cuando nosotros eramos solo unos pequeños de 5 años. Mi madre se quedo acá dirigiendo el hospital conmigo y mi padre se fue a Londres con mi hermano a dirigir la sede del hospital que estaba allá. Todos los veranos mí hermano venía a Argentina y para las festividades navideñas yo iba a Londres pero esa costumbre se perdió cuando cumplimos 11 años. Mi hermano no volvió a Argentina y yo tampoco volví a Londres. La cadenas de hospitales se iban extendiendo y mis padres cada vez estaban más ocupados, a mí madre la veía en las noches y los fines de semanas pero perdía más comunicación con mí padre hasta llegar al punto que muy rara vez hablaba con él, así se perdió todo.

-Te extrañe pequeña.

-Yo también papá. ¿Qué haces acá?

-Vengo a hablar contigo sobre algo.

-Escucho.

-Cómo tú madre murió eso me hace tú tutor legal por eso tienes que venir conmigo a Londres, vivirás allá.

-Entonces, tengo que dejar todo lo qué tengo acá.

-Es una situación difícil pequeña pero será lo mejor, estudiarás allá junto con Zabdiel, él está enterado de la situación y está muy emocionado por volverte a ver.

-Papá no lo entiendes.

-No, no te mentiré y te diré que lo hago, pero es lo mejor, no busco que olvides a tú madre, solo que aprendas a vivir con la perdida, sé qué es duro pero allá tendrás un nuevo estilo de vida, tendrás nuevos amigos, podrás estar en un nuevo país, nueva cultura.

-No creo que diciendo que todo será nuevo para mí ayudará.

-Lo hará pequeña, lo hará.

-Está bien, ¿Cuándo me voy?

-En una semana, yo me iré mañana pues tengo asuntos pendientes, ya todo está listo.

-Está bien papá, te quiero.

-Yo igual pequeña.

Así fue cómo todo paso.

Observo a mí tía Alayah y la abrazo, la voy a extrañar.

-Te cuidas Jade.

-Siempre tía, te llamo cuando aterrice.

La abracé una ultima vez y caminé hacia la sala que me correspondía. Dos horas después me encontraba subiendo al avión, cuando este despegó, desde las alturas pude apreciar mí linda Argentina.

No quería irme pero tampoco quería quedarme.

Aquarelle Moi. (Una chica, un lienzo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora