Centro Comercial.

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-¡Zabdiel, apúrate!

-¡Ya voy enana, ya voy!

Ugh, cuanto tarda este niño, tarda mucho más que una chica. Espero a Zabdiel para poder ir al centro comercial, papá le encargo que me llevara de compras.

Londres hasta ahora iba bien. Ya tengo una semana acá, mi habitación tiene lo necesario, cama, escritorio, entre otras cosas. Faltan algunos muebles qué iré a comprar al centro comercial, junto con un nuevo celular, lo necesario para el colegio y ropa ya que mí padre me dijo que solo trajera lo necesario para los primeros días.

¡Vaya! Este iba a ser un día largo y mucho más con Zabdiel y Johann, por lo menos Valerie vendrá con nosotros.

-Listo.

-¡Wow, pero sí casi no tardaste!

-Calla enana, vamonos.

-Vale.

Cerré la casa y salí junto con Zabdiel, íbamos de camino camino a casa de Johann para buscarlo a él y a Valerie ya que ella es su vecina y además prima. Llegamos a la casa de Johann y nos encontramos a los dos mencionados anteriormente, charlando.

-¡Hey, enana!

¡Hey, gritón!

-Hola Jay

-Hola Val. ¿Cómo va todo?

-Todo bien gracias a Dios.

-¡OYE! ¿Por qué a mí no me preguntas cómo estoy?

-Es obvio que estas molestoso como siempre.

Escuche las risas de los chicos y lo próximo que oí fue el gruñido de mí querido amigo.

-Ugh, eres un caso perdido.

Luego de un divertido trayecto al centro comercial, habíamos llegado. Todos salimos del auto y nos dirigimos a la entrada hasta que oímos un grito.

-¡Joder!

Esa definitivamente era la voz de Zabdiel, todos detuvimos el paso y miramos hacia atrás. Zab se había resbalado con un charco de agua en el estacionamiento. No nos tardamos mucho en empezar a reírnos de él, Johann estaba en el piso pero de la risa. Tratando de calmar su respiración, se levantó y ayudo a Zab a levantarse qué miró a Johann con una cara de indignado pero acepto la mano que le ofrecía. Luego de ese suceso, ya sí nos dirigíamos a la entrada del centro comercial, el cual no tenía idea de cómo se llamaba, entramos y era gigantesco, estaba muy iluminado y tenía tiendas, restaurantes, un gimnasio, Zabdiel me dijo que también había un cine en la última planta, etc.

Ya me dolían los pues de tanto caminar, hasta ahora había encontrado todo lo que necesitaba, comprábamos algunas cosas dependiendo de nuestros gustos acompañado de las típicas bromas entre Zab y Johann, hasta que en un momento no los vi y pensé que se trataba de otra broma pero no, simplemente no estaban por ahí. Desesperada empecé a buscarlos, por más que buscaba por los alrededores no aparecían.

-Pareces pérdida. - Dijo la voz del desconocido.

Volteé a ver de quién se trataba, era un chico alto, flaco, de cabellos negros y sus ojos eran igual de negros y con una sonrisa que podía cegar a cualquiera.

-Al parecer sí lo estoy.- Le respondí. Me preguntaba a mí misma que hago hablando con un extraño pero la situación lo amerita.

-¿A quién buscas?

-A mí hermano, lo perdí de vista y pensé que era una broma de su parte pero no lo veo.

-¿Por qué no lo llamas?

Aquarelle Moi. (Una chica, un lienzo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora