Avipas y Corazones

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Empezó un día de esos normales, en los que todo parece ir con la rutina de siempre y estas comiendo un sándwich de atún con una lata de soda, una buena coca-cola o cualquier otra soda la verdad importaba bien poco.

A algunas mesas de él, aquel moreno comía y conversaba con sus dos ñoños amigos, que la verdad podía ignorarse en esta historia.

Para Tom eso era normal, almorzar mirar a Star siendo tan social y estridente como siempre, Marco y sus amigos, los otros extras en la escuela que desconocía, pues sus vidas no afectaban la del demonio.

Pero allí no recaía el problema, no es como si que Marco se acercase a su mesa no fuese normal, el muchacho estaba a cargo de él y estaba obligado a vigilarle, el problema fue que las cosas cambian y a veces no te das cuenta.

Todo parecía tan normal, tan corriente hasta que Marco se acercó y Tom se dio cuenta que le amaba, a pesar de que el día anterior Marco podía tirarse de un puente y a Tom le importaría un bledo, pero justo en ese instante y sin que Marco hiciese nada diferente de lo común. Tom se había enamorado.

Su corazón se había acelerado en su pecho y su estómago se lleno de sanguinarias avispas rabiosas, porque dulces mariposas definitivamente no eran.

Marco no había hecho nada anormal y con solamente acercarse a su lado con esa inocencia propia del muchacho, con esos grandes ojos y incluso esa expresión de fastidio que puso pues no gustaba de acercarse a el.

- ¿Hiciste la tarea de hoy? -preguntó para asegurarse de que Tom la había hecho, el demonio era su responsabilidad, debía encargarse de que cumpliera con su labor escolar.

Tom asintió sin decir palabra alguna, como si estas se atorasen en el intrincado nudo ciego de su garganta. Bien, se había enamorado de Marco Diaz, ¿qué tenía eso de malo?

Nada y por eso debía decírselo, pero no se lo dijo.

Ni ese día ni muchos después de ese.

Marco con dieciséis años había crecido bastante, era más alto, sus rasgos redondeados se habían afinado un poco y sus ojos grandes e inocentes seguían allí tan presentes como hacia dos años.

Tom trago seco cuando bajando por la escalera Marco resbaló y cayó en sus brazos, allí estaban de nuevo esas avispas furiosas.

- ¿Tom? -Pero como siempre desde hace dos años, el otro no respondió, miró a Marco con una intensidad que hizo que un fuerte rubor tomara lugar en las mejillas del moreno, la mano de Tom en su cintura tomó más confianza atrayendo su delgado cuerpo al del demonio.

Dios mío, cuando fue que Tom trabajó en su abdomen, podía sentir sus músculos contra su plano y fofo estómago.

- ¿Te encuentras bien, Diaz? -Marco asintió aturdido y ruborizado, ¿por qué su corazón saltaba en su pecho de esa forma?-. Que bien -susurró Tom sonriendole, era en Harry Potter donde otorgaban premio a la sonrisa más encantadora, santo cielo Tom sería el campeón. ¿Cuándo la voz de Tom se había hecho tan erótica y profunda?

Tom le dejó en el suelo y Marco sintió un vacío al ser soltado por esos brazos.

¿Qué era ese sentimiento?

Star era una joven inquieta, pero no precisamente ciega, claro que había notado como Tom parecía un imbécil frente a Marco, aunque no había dicho nada, Tom era de quienes cuando querían algo lo conseguían, por eso le sorprendió que el demonio no fuese por Marco en dos años.

Quizá la caída de Marco no fue una coincidencia totalmente, a ella sólo se le había resbalado la varita, nada más.

Por eso cuando Marco quedó aturdido tras ser soltado por Tom ella sonrió con emoción y pegó varios saltitos que la llevaron a rodar accidentalmente por las escaleras, tampoco estaba tan mal, al menos había emparejado por fin a Marco.

Y ella seguiría tratando de llamar la atención de Oskar.

Lo de siempre:

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