Capítulo 1

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-¡Aveline, vete a la cama que ya es muy tarde, además mañana tienes colegio!


-Esta bien mamá- dije sin ánimo.


Mi madre era demasiado puntual, recién eran las 9:45 de la noche y según ella tengo que estar dormida a las 10:00 de la noche. Pero lo que no sabe es que me quedo jugando en el teléfono hasta como las 12:00.


Fui hacia mi cuarto y me puse mi ropa de dormir. Me arrope y me acoste, luego llegó mi madre a desearme buenas noches.


-Hija mañana iremos al oftalmólogo para que te vean esos ojos... y veremos una hora para que te operen.


-Pero...- Respire ondo y me intente calmar- Esta bien. Buenas noches mamá.


-Que duermas bien Aveline- Y cerró la puerta.


¿Operarme? Que problema tienen con mis ojos. En realidad por un lado era bueno ya que mis compañeros no se burlarían de mi. Pero por el otro, nunca me había operado.


Me levante de mi cama y sigilosamente caminé hacia el espejo que estaba en la pared. Mire detenidamente mi rostro, tenía unos labios pequeños, pero eran un poco carnosos, una nariz perfilada y algo pequeña, unas cejas delgadas y largas, y mi cabello era largo y negro, que contrastaba perfectamente con mi piel clara, mi madre me decía que yo era muy bella, pero yo siempre le decía "Si no fuera por estos ojos tal vez sería bonita". Me mire directamente a los ojos, eran grandes y cafés, con una pequeña línea al centro. Lo se, la gente normalmente tiene una pupila redonda en el centro de sus ojos, pero en mi caso no. Mis compañeros de curso me decían "ojos de gato" o "animal" sólo por mis ojos, pero algún día me la van a pagar.


Mire la hora, eran las 10:15 de la noche. No tenía ánimos de jugar en el teléfono. Volví a mi cama y me intente dormir. No podía, tenia miedo, no paraba de pensar en si me iban a operar, y si valdría la pena. Y poco a poco mis ojos se empezaron a cerrar y a dormirme en un sueño profundo.



-Aveline, despierta...


-¿Quien eres?


-Pronto lo sabrás...


Estaba en una habitación oscura, sentada en una silla, llevaba un vestido largo y delgado color negro y tenía un collar con un sol, y dentro de ese sol había un ojo, un ojo con una línea negra al centro. Y de la nada se abrió una puerta, iluminando una parte de la habitación. Una mujer de piel blanca como la nieve estaba en la puerta. Tenía un cabello rubio muy claro y unos ojos azul claro, con una línea negra al centro. Llevaba un vestido blanco muy simple, parecido al mío, y un collar con una luna, también con un ojo y una línea negra al medio.


-No confíes en nadie, no le hagas caso a nadie, sigue tu camino...- Me dijo aquella mujer.


Y poco a poco se fue apagando la luz de aquella puerta.


-¡Espera, no te vayas!


De repente mi vista se tornó borrosa, y sentía un calor en mis ojos, hasta el nivel de quemarme. Cerré los ojos y para cuando los volví a abrir estaba corriendo, mejor dicho galopando. Era un caballo color negro y llevaba el mismo collar de antes. A mi lado izquierdo iba un caballo color blanco y tenía un collar con una luna y el mismo ojo que mi collar, y a mi lado derecho había un caballo color café, y también tenía un collar, pero con el planeta tierra, y también con un ojo. Pero después me di cuenta de los ojos de cada uno. El caballo blanco de mi lado izquierdo tenía unos ojos azules, con una línea negra al centro y el caballo café de mi derecha también, sólo que tenía ojos verdes. Y nuevamente mi vista se tornó borrosa. Cerré los ojos. Para cuando los volví a abrir llevaba una espada en mi mano, y una armadura. Estaba en llamas. Levante mi vista y vi un gran dragón a punto de lanzarme fuego. Y sentí un gran dolor en mi espalda. Miré hacia atrás y vi un tigre, enterrandome sus garras. Y me desmayé.

La batalla de los tres mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora