Hotarubi No Mori E III "De la tumba por amor"

Cap. 11

-Espera... - dijo Kirihto reaccionando.
Hotaru se dio la vuelta después de haberse detenido y lo miro.
-Iré contigo- dice con la cabeza baja.
-Esta bien, puedes venir- decía Hotaru mientras volvía a tener el suave tono anterior en su voz.

Sin decir nada mas caminaron ambos el sendero hacia el festival... Las luciérnagas verdes alumbraban el bosque, dando sensación de tranquilidad... Hotaru sonrió mientras entraba al festival mientras Kirihto la seguía.

Hotaru se relajo y disfruto un poco del festival, mientras Kirihto observaba los alrededores... Al finalizar la fiesta Hotaru caminó tranquilamente por el sendero junto al lago con Kirihto y se detuvo frente a él, con la máscara de Gin puesta se dio la vuelta para mirar el lago lleno de luciérnagas verdes.

-¿Puedes verlo Kirihto?- decía Hotaru observando el lago.
-...Ver que?- decía Kirihto confundido. Hotaru señaló el punto donde se encontraban las luciérnagas. -Ahí está Gin- dijo Hotaru bajando su mano... Kirihto se sorprendió al verlo...

-Excelente trabajo, Hotaru- decía el Joven Dios parado a unos metros de ellos -Y Kirihto... Que sorpresa- añadió.
-No le pongas un dedo encima a Hotaru...- dijo poniendose frente a ella.
-¿De que hablas? Si yo no haré nada- decía con una sonrisa en joven Dios, era mas fácil de lo que imaginaba, solo tenía que empujar a Kirihto contra Hotaru con algo y esta desaparecería.

Entonces el Joven Dios saco una espada y les apuntó, Kirihto sonrió -¿Crees que todavía tienes oportunidad contra mi en esgrima?- dijo desenvainando la espada de su costado.

Hotaru corrió del peligro adentrándose en el lago, queriendo llegar a la agrupación de luciérnagas en donde apostaba todo por que Gin se encontrará allí.

Kirihto y el Joven Dios se batieron en espadas, tratando de bloquearse y darse paso el uno al otro. -¿Por qué siempre fuiste asi? ¡Si eras el más afortunado de los tres!- le reclamaba, no entendía por qué había hecho tal cosa...-¡Eso, no te incumbe Kirihto!- decía el joven Dios haciendo retroceder al chico, el cual no pensaba bajo ningún motivo cederle paso a el joven Dios.