Capítulo 4

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Tomó la maleta que había echo anoche y salío de su habitación. Sacó sus garras y comenzó a rasgar la puerta. Le quitó la mayoría de la pintura que la adornaba dejando la casi echa pedazos. Bajó las escaleras rápidamente, sin importarle que la maleta que traía se golpeara en cada escalón.
Llegó a la primera planta de la casa donde la esperaba Anna con un pañuelo el la mano.

-¿Anna? - la llamó el ver que estaba llorando.
-Estoy bien- respondió fingido una sonrisa.

Dejó a un lado la maleta y se acercó a ella con la intención de abrazarla. Ella no aguanto por mucho y cayó en llanto.

-Volveré- le prometío -, no es un adiós.
-lo sé- contestó limpiando las marcas de las lágrimas en su delicado rostro-, y hasta entonces, promete que te cuidaras.
-claro que lo haré- dijo la rubia.
-Mérida y Rapunzel te esperan en el río -.

Elsa la volvío a abrazar con gran fuerza. Sinceramente no quería irmse, bueno al menos quería que su hermana se fuera con ella.
Era mala idea irse sola a un lugar que ninguna de ellas conoce. El mundo humano podría ser más peligroso de lo que creían.

Elsa salió con sigilo por la parte trasera de su casa y fue al lugar dicho por su hermana donde la esperaban la pelirroja y la rubia.
Al llegar las vio sentadas a lado del agua platicando a gusto. Mostró un pequeña sonrisa que no pudo evitar formar, pues todas solían ir ahí después de un largo y cansado día. Solían jugar en el agua por horas.

-¡Por fin apareces, Elsa!- expresó Mérida con alivio- pensé que no vendrías o que te habías arrepentido o te habían atrapado...-
-tranquila Mer - la interrumpió - ya estoy aquí.
-Ten, aquí está el mapa- dijo Punzie entregandole en la mano un pergamino enrollado.
-Gracias- les agradeció tomando el pergamino - ¿Me cubrirán?-.
-¡Puff! Claro- dijo Mérida con una sonrisa -¿Por quién nos tomás?
-bueno es que... Estoy nerviosa - admitió la chica con temor- nunca lo había echo antes.
-no te preocupes, es tu vida y tú decides que hacer con ella- la tranquilozo Punzie tomándola de los hombros.
-sólo cuídate ¿sí? - dijo Mérida con algunas lágrimas apuntó de salí de sus ojos.
-lo haré- prometió.

Las chicas le ayudaron a la platinada a cruzar el río y se decidieron por última vez antes que se fueran por camino distinto.
Elsa no conocía esa parte del bosque, tenía árboles, arbustos, rocas, pasto pero no se sentía igual de segura como se sentía antes en el bosque del pueblo.
Por primera vez tenía miedo a avanzar, no sabía lo que estaba por venir. Tal vez se arrepienta antes de llegar a Berk. «¿Qué sería de mi? » pensó. Es pregunta que andaba en su cabeza de aquí para allá.

...

Paso poco tiempo para que entrara en suelo humano y viera por primera vez señales de vida no sobrenatural. Una pisca de asombro entró en su cabeza y decidió ir con cautela al lugar extraño. Nunca había visto a un humano aunque fueran parecidos a ella: no olían, vivían y convivan igual a ella.
Una parte de Elsa quería salir corriendo y regresar a aceptar su cruel destino, por así decirlo. Pero, la otra parte quería acercarse y averiguar más de cerca. Se quedó congelada detrás de un árbol viendo la casa humana de donde salío una pequeña niña.

Tenia cabello rubio con algunos rayos cafés que apenas se le notaban. Salió con una pelota en la mano y salto cada escalón asta llegar abajo. Se dirigió con calma al bosque y camino en lo profundo. La seguío escondiendose entre las rocas y arbustos en el camino. La niña llegó a un punto donde se detuvo y se inclino enfrente de un puñado de ramas colocadas verticalmente en una roca y las tomo.
Saco un pequeño listón rojo de sus bolsillos y amarro de un extremo una rama y con otra atravesó su pelota. Formó una especie de arma, con dos ramas y una pelota.

Comenzó a lanzará a cualquier lugar que se le ocurriera. Se veía realmente feliz jugado. A Elsa por un un momento se le fue el rencor y odio que le tenía a ese lugar y decidió perderse en los bellos instantes de diversión que veían sus ojos. La niña seguía jugando y riéndose de lo que hacia, mientras que Elsa la veía desde un lugar apartado. Los moviemtos de la chica se detuvieron al sonar una voz que llama a alguien.

-¡Riley!- llamó alguien masculino- ¿¡Riley estás aquí!?- volvió a sonar la voz.

A la platinada le parecía atractiva la voz, ni siquiera un hombre lobo de su edad tenía ese tono de voz.
De la nada apareció un chico castaño y de ojos versos.

-ah Riley ¿Donde te habías metido? -preguntó el chico acercándose a la niña que escondió su artefacto detrás de ella misma.
-sólo salí a jugar, ¿Te molesta? - dijo Riley mirando al chico con sonrisa.
-no para nada, bueno- rasco su cabeza-, sí sales al bosque sola y sin permiso, claro que sí me molesta un poco - rió el chico
-entonces supongo que debo regresar- dijo Riley.
-no- interrumpió su marcha - ahora estoy yo aquí, así que puedes seguir jugado.
-genial- festejo la niña -¿Te puedo mostrar algo? - le preguntó.
- claro- respondió el castaño.

Volvieron las manos de Riley al frente dejando ver al castaño la casa que habia echo una momentos atrás.

-¡wow! ¿lo hiciste tú sola? -le preguntó el ojiverde tomando con ambas manos el objeto.
-sí- dijo la niña- ¿Quieres vez como funciona?
- sí adelante-.

Riley tomo impulso y lanzó con fuerza la pelota. Fue tanta la fuerza de está que la rama no fue suficiente para detenerla y se escapó de su agarré.
Elsa no se dio cuenta de lo había ocurrido ni menos de que la pelota de Riley se dirigía a ella con mucha rapidez. Tanto fue el impactó que dejó a Elsa consiente en el suelo.

Continuará...

"Hermosa Criatura" HiccelsaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora